El drama de los transg¨¦nero holandeses, forzados hasta 2014 a esterilizarse para poder cambiar de identidad
El Gobierno repara la violaci¨®n de derechos que supuso la ley vigente durante 29 a?os con una petici¨®n de disculpas y 5.000 euros
Willemijn van Kempen dijo a los 17 a?os que, aunque hubiera nacido con cuerpo de var¨®n, se identificaba con una chica. En aquella ¨¦poca, 1978, era usual que ante estos casos, en lugar de ayuda, se diagnosticara un trastorno psiqui¨¢trico, y lo que sigui¨® fueron dos a?os y medio de terapia. En 1988 busc¨® ayuda en ?msterdam para adecuar su cuerpo a su identidad. Pero la ley transg¨¦nero, que permit¨ªa dicho cambio desde 1985, impon¨ªa dolorosas condiciones. La joven deb¨ªa ser incluida de nuevo en una categor¨ªa psiqui¨¢trica y someterse a un tratamiento que inclu¨ªa diversas operaciones y la esterilizaci¨®n. Esta ¨²ltima, sin posibilidad de conservar material gen¨¦tico para tener hijos en el futuro. A?os despu¨¦s, y previa certificaci¨®n de todo el proceso, podr¨ªa acudir a los tribunales para adaptar la partida de nacimiento. La norma fue modificada en 2014 porque violaba los derechos humanos. El Gobierno holand¨¦s pidi¨® disculpas en diciembre pasado a todos los que se vieron obligados a elegir entre la mutilaci¨®n forzosa o no ser reconocidos legalmente. La cifra de personas transg¨¦nero afectadas ronda los 2.000, y recibir¨¢n una compensaci¨®n simb¨®lica de 5.000 euros, a la que tambi¨¦n podr¨¢n acogerse las personas intersexuales operadas (cuando hay una discrepancia entre el sexo gen¨¦tico, el de la g¨®nada y el de los genitales).
Que los Pa¨ªses Bajos, con su fama de tolerancia y progresismo, impusieran durante d¨¦cadas la esterilizaci¨®n de una parte de la ciudadan¨ªa puede producir sorpresa, pero Van Kempen asegura que ¡°hay mucho de fachada en esa reputaci¨®n nacional¡±. ¡°Me habr¨ªa gustado tener descendencia y he sufrido esa carencia durante mucho tiempo. Y no soy la ¨²nica. Es como si vali¨¦ramos menos para el Estado como seres humanos y por eso no debi¨¦ramos procrear¡±, asegura, en una conversaci¨®n virtual, a la que asiste tambi¨¦n Sem, un var¨®n transg¨¦nero de 29 a?os. Cuando empez¨® este trayecto, ¨¦l ignoraba que fuese necesario esterilizarse para tener derecho a adaptar su pasaporte, carn¨¦ de conducir o de transporte p¨²blico a su apariencia actual, y admite que ha sido muy duro.
¡°La de veces que el conductor del bus me ha dicho que yo no era el de la tarjeta de viaje, y he tenido que explicarle mi situaci¨®n mientras el resto de los pasajeros miraban. Y luego est¨¢ la correspondencia. Yo viv¨ªa en una casa de estudiantes con otros j¨®venes y nos llev¨¢bamos muy bien. Pero siempre tem¨ªa que vieran las cartas con mi nombre de chica y variaran de actitud¡±, recuerda. ¡°Quer¨ªa evitar todo eso de una vez y no tener problemas con mis estudios, diploma y trabajo posterior, y me oper¨¦ al entrar en la veintena. Claro que me habr¨ªa gustado la posibilidad de tener hijos, pero no estaba permitido. Y encima, a los dos meses se supo que la ley cambiar¨ªa y que ya no har¨ªa falta una intervenci¨®n como la m¨ªa, que comporta muchos riesgos. Entonces me deprim¨ª mucho¡±, relata Sem. ¡°Las disculpas son bienvenidas, y es un mensaje para otros pa¨ªses que no respetan a las personas transg¨¦nero¡±, afirma.
La petici¨®n oficial de perd¨®n, sin embargo, solo ha llegado despu¨¦s de que el colectivo transg¨¦nero neerland¨¦s tomara en 2019 la iniciativa legal de exigirla. Van Kempen, hoy en pareja con su mujer, inici¨® y condujo el proyecto. Antes, hubo varias llamadas de atenci¨®n a escala internacional. En 2011, Human Rights Watch public¨® un informe donde describ¨ªa el lastre de tener que someterse a una esterilizaci¨®n forzosa. Titulado Controlando los cuerpos, negando identidades, no solo llamaba a cambiar la norma. Recordaba que el pa¨ªs fue de los primeros de Europa en reconocer la identidad de g¨¦nero, ¡°aunque solo modificando el cuerpo con hormonas, terapia e infertilidad irreversible, todo ello violaciones del derecho a la autonom¨ªa personal, integridad f¨ªsica y la posibilidad de que las personas trans definan su propia identidad de g¨¦nero. Algo que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos califica de ¡®uno de los pilares de la autodeterminaci¨®n personal¡±. La organizaci¨®n denunciaba adem¨¢s que el trabajo para cumplir todos los requisitos legales de la transformaci¨®n ¡°se demora a?os, y entretanto hay que vivir con unos documentos que no les reflejan; y para las personas transg¨¦nero que no quieran operarse, los obst¨¢culos pueden durar toda la vida¡±.
Tristan Peters, abogado del despacho De Brauw Blackstone Westbroek, de ?msterdam, que junto con un amplio grupo de colegas ha apoyado al colectivo de forma gratuita en su petici¨®n de reconocimiento del da?o padecido, explica: ¡°En 1985, ya hubo fuertes voces de rechazo en el Parlamento por considerar la esterilizaci¨®n una quiebra ilegal de la autonom¨ªa personal. El Ejecutivo de la ¨¦poca pidi¨® consejo a juristas, expertos en ¨¦tica y m¨¦dicos, y al final se pens¨® en el futuro de los hijos de las personas transg¨¦nero; quisieron imposibilitar el nacimiento de ni?os de padres con una identidad legal de g¨¦nero distinta al sexo biol¨®gico¡±, apunta.
Para Brand Berghouwer, presidente de la Red de Transg¨¦nero de los Pa¨ªses Bajos (TNN, en sus siglas neerlandesas), involucrada asimismo en el caso, es muy importante que el Gobierno haya admitido la violaci¨®n de los derechos humanos. ¡°La disculpa oficial y la reparaci¨®n econ¨®mica incluye a las personas transg¨¦nero y a las personas intersexuales que tuvieron que someterse a la ley antes de que fuera modificada. 5.000 euros es muy poco [igual piensan Sem y Van Kempen], pero que haya un pago subraya la gravedad de lo ocurrido. Si tus documentos no se corresponden con tu aspecto, tu situaci¨®n es precaria y eres vulnerable a la violencia, el odio o la marginaci¨®n¡±, concluye.
¡°La gente no sab¨ªa que esterilizarse era obligado¡±
¡°La gente no sab¨ªa que se esterilizaba a sus compatriotas por obligaci¨®n, y ten¨ªamos la sensaci¨®n de que nadie nos entender¨ªa si nos quej¨¢bamos. Que si la ley permit¨ªa cambiar el g¨¦nero, deb¨ªas estar de acuerdo con las exigencias del proceso¡±, dice Willemijn van Kempen, una mujer transg¨¦nero que ha contribuido con su esfuerzo a que el Ejecutivo de los Pa¨ªses Bajos rinda cuentas del sufrimiento de esta comunidad.
La Ley de Transg¨¦nero holandesa (1985), de las primeras en Europa de su clase, se ha visto superada por otros pa¨ªses. ¡°Por ejemplo, Argentina, donde el reconocimiento legal de la propia identidad respeta los derechos humanos; o bien Alemania y Francia, que no exigen operarse para cambiar los documentos¡±, indica.
Su temor, y el de las organizaciones que les representan, es el eco que puedan tener pa¨ªses como Hungr¨ªa y Polonia, ¡°que no observan los Principios de Yogyakarta [elaborados en dicha ciudad indonesia y presentados en 2007 ante Naciones Unidas], sobre la aplicaci¨®n de la legislaci¨®n internacional con relaci¨®n a la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero¡±.
Tambi¨¦n le preocupa la sentencia dictada en diciembre pasado por el Tribunal Supremo brit¨¢nico, seg¨²n la cual los m¨¦dicos tendr¨¢n que pedir permiso a los jueces para administrar bloqueadores de la pubertad a los menores de 16 a?os. Van Kempen espera que los adolescentes tengan la oportunidad de explorar su identidad de g¨¦nero a su manera y con tranquilidad. ¡°Estos productos son seguros, as¨ª que vale la pena darle a quienes los piden ese espacio. Los derechos de las personas transg¨¦nero siguen estando en peligro¡±, advierte.
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