El virus aleja a Espa?a y Portugal
Ciudades fronterizas como Ayamonte (Huelva) sufren con preocupaci¨®n y estoicismo el nuevo cierre
Los 666 metros del moderno puente que salvan el Guadiana han sido un s¨ªmbolo de uni¨®n entre Espa?a y Portugal desde que se inaugur¨® en 1991. Pero este domingo ¡ªpor segunda vez desde que comenz¨® la pandemia¡ª su presencia esbelta en el horizonte era m¨¢s lejana y fronteriza que de costumbre. El cierre de 15 d¨ªas decretado por Portugal ante la alta incidencia de la covid ¡ªcercana a los 1.600 por cada 100.000 habitantes¡ª ha dejado a la Eurociudad del Guadiana, integrada por localidades entre las provincias de Faro y Huelva, ante la dura realidad de saberse de nuevo incomunicados.
Las calles de Ayamonte llevan d¨ªas m¨¢s tranquilas de lo que nadie desear¨ªa. Desde que hace m¨¢s de una semana la tasa de contagios superase los 500 por cada 100.000 habitantes, los m¨¢s de 21.000 habitantes de este pueblo onubense viven la peor cara del virus desde que comenz¨® la pandemia. Con todos los negocios no esenciales sin poder abrir y un cierre perimetral municipal y auton¨®mico vigente, poco m¨¢s que abastecerse y pasear es lo que se puede hacer. Lo segundo es lo que, ya ca¨ªdo el sol, se atrev¨ªa a hacer este domingo Juan Cort¨¦s: pasear al perro. ¡°El pueblo va a sufrir mucho el cierre de la frontera por su comercio, ya que depende mucho de ella. Pero lo entiendo porque Portugal est¨¢ muy mal¡±, razonaba este ayamontino.
De hecho, desde que Andaluc¨ªa decret¨® las medidas para frenar el avance de la tercera ola justo despu¨¦s de Navidad, solo eran algunos portugueses los que se atrev¨ªan a saltarse el confinamiento perimetral para ir Ayamonte, una de las tres localidades que integran la eurociudad, junto a las portuguesas Vila Real y Castro Marim y que, en total, engloban alrededor de 50.000 vecinos. ¡°Hasta que hoy [por este domingo] ha cerrado, los hemos visto venir a echar gasolina o a comprar bombonas de butano [ya que el precio en Espa?a es menor]¡±, explicaba Juan Jos¨¦ Santana, un ayamontino de 45 a?os, gerente de la cafeter¨ªa Alcarav¨¢n, cerrada hasta que baje la incidencia.
Pero el cierre fronterizo vigilado por agentes lusos y espa?oles este domingo ya no dio m¨¢s cancha a estas visitas de ahorro. Y ahora Jos¨¦ Manuel Carro, empleado de la gasolinera de Ayamonte, se pregunta hasta cu¨¢ndo resistir¨¢n la ca¨ªda de ventas que han empezado a sufrir: ¡°En marzo [cuando se decret¨® el anterior cierre de fronteras que se prorrog¨® hasta verano] ya estuvimos en ERTE y no s¨¦ ahora cu¨¢nto aguantar¨¢ el jefe¡±. Natalia Santos, alcaldesa de Ayamonte y responsable ahora de la eurociudad, se hace cargo de la preocupaci¨®n, pero apelaba a la responsabilidad: ¡°Solo se va a permitir el paso en situaciones muy excepcionales. Es imprescindible que colaboremos¡±.
El comienzo del cierre se ha repetido a lo largo de los 1.234 kil¨®metros de la frontera hispanolusa, en los que existen otras cinco eurociudades m¨¢s que han visto cercenadas de cuajo sus relaciones econ¨®micas y sociales, especialmente intensas en zonas como Galicia. Por ahora, el Ministerio del Interior mantendr¨¢ la medida rec¨ªproca del restablecimiento de restricciones fronterizas hasta el 10 de febrero. En ese tiempo, solo trabajadores fronterizos, personas con causa justificada o con domicilio en Espa?a, podr¨¢n atravesar unos puestos que tendr¨¢n tambi¨¦n horarios de apertura. Solo ocho ¡ªentre los que se encuentra el puente del Guadiana¡ª se mantendr¨¢n abiertos las 24 horas.
La reintroducci¨®n de los controles fronterizos decretada por el Ministerio del Interior ha estado coordinada, adem¨¢s de con Portugal, con el resto de Estados miembros de la UE. Se suma al refuerzo de controles fronterizos que Francia ya est¨¢ aplicando en todos sus pasos terrestres, entre los que se encuentran los de Espa?a. Tambi¨¦n a las restricciones que Gibraltar ¡ªya dependiente de un Reino Unido extracomunitario¡ª ha impuesto en su Verja con la provincia de C¨¢diz. Espa?a se queda de nuevo aislada por tierra. Pocos dudan de la efectividad de la medida, pero la fatiga ya hace mella en ciudadanos como Carlos Pereira, un portugu¨¦s de Vila Real que la tarde de este domingo se quejaba amargamente al otro lado del tel¨¦fono: ¡°Solo faltaba cerrar la frontera, no mueres de covid, pero la cura tambi¨¦n te mata¡±.
Gibraltar, un mes con la Verja ¡®congelada¡¯
Desde que Gibraltar orden¨® un nuevo confinamiento domiciliario el 2 de enero, la frontera con Espa?a se ha convertido en un espacio de movimientos limitados. El Pe?¨®n ha prohibido el desplazamiento en su lado de la frontera, salvo a trabajadores transfronterizos y por causas justificadas. Y, desde este lunes, Espa?a reforzar¨¢ tambi¨¦n sus medidas al permitir el paso de espa?oles, empleados y residentes en Gibraltar ¡°siempre que exista reciprocidad¡±. La medida busca equiparar lo que ya estaba realizando la Roca desde hace un mes. Tras llegar a los 1.317 casos activos en una poblaci¨®n de 33.718 habitantes el 8 de enero, la colonia ha experimentado un descenso paulatino de contagios; este domingo hab¨ªa 282 personas enfermas.
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