Mujeres polic¨ªas: v¨ªctimas invisibles de la violencia machista en Argentina
Con casi un millar de denuncias internas en 2020, las uniformadas padecen el machismo de la fuerza sin el amparo de los movimientos feministas
¡°Somos las m¨¢s fuertes. Las m¨¢s valientes. Las de un temple ¨²nico. Somos m¨¢s fuertes que el delito. Que el narcotr¨¢fico. Que el miedo¡¡±, dice una voz femenina en un v¨ªdeo del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, al declarar al 10 de enero como D¨ªa de la mujer polic¨ªa. ¡°Muchas eligen con vocaci¨®n ser parte del servicio p¨²blico policial y no dudan del honor de sus funciones, arriesgando su vida a la par del personal masculino¡±, contin¨²a. La figura elegida para la efem¨¦ride es Silvia Sgarzini, muerta a tiros en 1993 durante un asalto, la primera agente ca¨ªda cumpliendo el deber.
La polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires, la Bonaerense, la m¨¢s numerosa de Argentina, fue una de las primeras de Latinoam¨¦rica en admitir mujeres entre sus filas, hace 80 a?os. Hoy son el 43% del personal activo (39.077 de 90.994 miembros) y superan a los hombres en n¨²mero de inscripciones. Las cifras, sin embargo, ocultan un lastre. Pocas mujeres alcanzan jerarqu¨ªas altas (comisarias generales o inspectoras); solo tres conducen una superintendencia (de un total de 32 jefaturas); y la violencia que sufren, junto a jornadas extenuantes y mal pagas, lleva a muchas a ¡°colgar el uniforme¡±: cada vez son m¨¢s las que ocupan puestos administrativos o directamente piden la baja.
Una sargenta de 34 a?os, que pide mantener su nombre en reserva, cuenta su historia. A los 19, reci¨¦n egresada, le toc¨® un comando antidrogas en un suburbio lejos de su casa. Sal¨ªa de madrugada y esperaba el bus uniformada y sola. ¡°Me sent¨ªa regalada para que me maten¡±, dice. Un d¨ªa, un jefe que la llevaba en coche la meti¨® sorpresivamente en un hotel por horas, para tener sexo. Como se neg¨®, le asignaron rutinas de entrenamiento m¨¢s lejos a¨²n; viajaba tanto que no dorm¨ªa. Termin¨® con una licencia psiqui¨¢trica y cambi¨® el arma por tareas de oficina. ¡°Pero yo estudi¨¦ para ser polic¨ªa¡±, lamenta.
Una subcomisaria de 42 a?os que sufri¨® acoso sexual, presiones para ser amante de los jefes y discriminaci¨®n en todos sus destinos durante dos d¨¦cadas, dice: ¡°Llevo un arma y tengo la misma formaci¨®n que los hombres, pero nosotras siempre tenemos que demostrar m¨¢s¡±. A esto se sum¨® el calvario dom¨¦stico: su exesposo, tambi¨¦n polic¨ªa, la golpeaba y violaba. ¡°Nunca voy a olvidar mis l¨¢grimas cay¨¦ndome en la panza de embarazada, y el maltrato que sufr¨ª yo misma al denunciarlo en la comisar¨ªa de la Mujer¡±, agrega.
Las denuncias por lesiones, amenazas y homicidios de mujeres irrumpen en esas comisar¨ªas las 24 horas. La norma dice que las deben recibir profesionales sensibles y entrenados. Sin embargo, una de ellas, psic¨®loga con 20 a?os en la Bonaerense, dice que esto no siempre se cumple, y que estas unidades suelen ser un destino ¡°de castigo o descarte¡±. Muchas polic¨ªas, adem¨¢s, viven a ambos lados del mostrador: deben actuar en casos de violencia y a la vez son v¨ªctimas. ¡°Pero sus casos no salen en las redes sociales, como si no fueran mujeres¡±, dice la psic¨®loga.
Casi mil denuncias internas
La Bonaerense tiene 140 a?os. Hace 20, las aspirantes a¨²n deb¨ªan desfilar desnudas ante m¨¦dicos evaluadores, en un acoso silencioso. Hoy, la perspectiva de g¨¦nero ha bajado a escuelas y centros de entrenamiento, tanto para revisar l¨®gicas internas como para mejorar la respuesta hacia la enorme poblaci¨®n que deben proteger. El comisario general Jorge Figini, subjefe de la fuerza, dice: ¡°Estamos en un proceso de transformaci¨®n, acompa?ando un cambio social. No cambi¨¢s una instituci¨®n de la noche a la ma?ana. Peleamos contra usos y costumbres de organismos cerrados y con mucha disciplina, sobre todo con el personal de m¨¢s edad. Hay conductas que antes se dejaban pasar y ahora no¡±.
Hoy hay capacitaciones para el personal, actualizaron el protocolo de Asuntos Internos ¨Cque investiga al personal¨C y se visitan comisar¨ªas para controlar que todas -no solo las de la Mujer- reciben las denuncias, que se agudizaron con el confinamiento, ejemplifica Agustina Baudino, directora de Pol¨ªticas de G¨¦nero y Derechos Humanos del Ministerio de Seguridad.
La restricci¨®n total o parcial de armamento a los agresores y una licencia especial para las v¨ªctimas son otras dos herramientas para atajar la violencia interna. Ambas se aplican tambi¨¦n en el Ministerio de Seguridad de la Naci¨®n, a cargo de las fuerzas federales (Gendarmer¨ªa, Prefectura Naval, Polic¨ªa Federal y Polic¨ªa de Seguridad Aeroportuaria, que re¨²nen 90.000 agentes). Sabrina Calandr¨®n, subsecretaria de Derechos, Bienestar y G¨¦nero (y autora de G¨¦nero y sexualidad en la Polic¨ªa Bonaerense), explica que esa licencia ya exist¨ªa, pero restaba puntaje a la hora de ascender. Ahora no queda registrada en el legajo, lo que ¡°aliviana esa carga y reduce la estigmatizaci¨®n¡±.
El acompa?amiento a quienes se atreven a denunciar a personal federal es otra pol¨ªtica activa: en 2020 se abrieron 997 expedientes internos, entre casos de violencia intrafamiliar (80%) y violencia de g¨¦nero laboral en distintas oficinas. Pero el desaf¨ªo, dice Calandr¨®n, es m¨¢s profundo: ¡°Debemos ir un poco m¨¢s all¨¢ de defenderse del problema, y apuntar a transformaciones culturales; a que las mujeres puedan hacer todas las especialidades y cumplir sus responsabilidades, en un marco de mayor equidad¡±. Para ello crearon, entre otras medidas, un programa de ¡°masculinidades¡± (sensibilizaci¨®n a varones), sumaron lactarios en varios edificios e hicieron visible un tema tab¨²: la Polic¨ªa de Seguridad Aeroportuaria (fuerza federal con mayor porcentaje de mujeres) reparti¨® copas menstruales.
Las fuerzas buscan sintonizar con el esp¨ªritu de ¨¦poca. Pero hacia afuera, la cuesti¨®n de g¨¦nero choca con la imagen negativa de la polic¨ªa entre la poblaci¨®n. La violencia que sufren las uniformadas no forma parte del debate p¨²blico. ¡°?A cu¨¢ntas de nosotras nos matan por machismo o en enfrentamientos? Y no nos suman. No estamos¡±, dice la sargenta.
¡°Justicia por ?rsula¡±, grito masivo por el femicidio de una adolescente
La argentina ?rsula Bahillo, de 18 a?os, hab¨ªa denunciado por violencia de g¨¦nero a su expareja, el polic¨ªa Mat¨ªas Ezequiel Martinez. Tambi¨¦n les hab¨ªa confesado a sus amigas de que ten¨ªa miedo de que la matase. El lunes, Bahillo fue asesinada a pu?aladas. El principal sospechoso es Mart¨ªnez, de 25 a?os, quien intent¨® quitarse la vida con la presunta arma homicida y se encuentra detenido.
¡°Por siete meses la peg¨® y la amenaz¨®¡±, relat¨® a medios locales Patricia Nasutti, madre de la adolescente asesinada. Nasutti revel¨® que Mart¨ªnez ten¨ªa una perimetral que le imped¨ªa acercarse a su hija y la Justicia le hab¨ªa dicho que le entregar¨ªa un bot¨®n antip¨¢nico que nunca recibi¨®. Familiares, amigos y vecinos de la localidad bonaerense de Rojas salieron a manifestarse para exigir que se haga Justicia y fueron reprimidos por la polic¨ªa.
El asesinato de Bahillo ha despertado una enorme indignaci¨®n en la sociedad argentina, que desde la irrupci¨®n del movimiento Ni Una Menos en 2015 ha salido masivamente a las calles para exigir medidas contra la violencia machista. Seg¨²n datos extraoficiales, en lo que va de a?o se han registrado en Argentina 44 feminicidios, uno cada 22 horas. Por Mar Centenera
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