Brasil registra 1.910 muertos en un d¨ªa, la cifra m¨¢s alta desde el inicio de la pandemia
Bolsonaro insiste en que no piensa decretar un cierre total mientras gobernadores y alcaldes adoptan t¨ªmidas restricciones
Brasil contabiliz¨® este mi¨¦rcoles 1.910 muertos por coronavirus, la cifra m¨¢s alta desde que comenz¨® la pandemia. El r¨¦cord anterior lo bati¨® la v¨ªspera. Mientras el mundo va recobrando la normalidad, el pa¨ªs m¨¢s poblado de Latinoam¨¦rica sufre su peor ola. Las UCI de dos tercios de los Estados est¨¢n a las puertas del colapso, la ...
Brasil contabiliz¨® este mi¨¦rcoles 1.910 muertos por coronavirus, la cifra m¨¢s alta desde que comenz¨® la pandemia. El r¨¦cord anterior lo bati¨® la v¨ªspera. Mientras el mundo va recobrando la normalidad, el pa¨ªs m¨¢s poblado de Latinoam¨¦rica sufre su peor ola. Las UCI de dos tercios de los Estados est¨¢n a las puertas del colapso, la cepa amaz¨®nica causa estragos, algunos gobernadores han impuesto restricciones por unos d¨ªas mientas los secretarios estatales de Salud reclaman un toque de queda nacional y el presidente, Jair Bolsonaro, sigue encastillado: ¡°En lo que dependa de m¨ª, nunca vamos a tener un lockdown [un cierre total]¡±.
Los 1.910 fallecidos del mi¨¦rcoles cayeron como un mazazo tras los 1.641 del martes e impulsaron caceroladas en S?o Paulo contra el mandatario. Brasil lleva meses como el segundo pa¨ªs en muertes tras Estados Unidos y el tercero en contagios (suma 10,7 millones entre sus m¨¢s de 200 millones de habitantes). Pero, mientras la curva cae fuera de sus fronteras, aqu¨ª sube con fuerza. La media de muertos lleva m¨¢s de 40 d¨ªas por encima de los 1.000.
La gesti¨®n brasile?a de la pandemia ha estado marcada por la politizaci¨®n, el caos y el empe?o de Bolsonaro ¡ªen l¨ªnea con el expresidente de EE UU, Donald Trump¡ª de minimizar la gravedad del virus desde los primeros casos, detectados el a?o pasado justo despu¨¦s del Carnaval. Un estudio acad¨¦mico, publicado en primicia por este diario, acusa a Bolsonaro de liderar ¡°una estrategia institucional de propagaci¨®n del virus¡±. Brasil acumula 260.000 muertos y casi 11 millones de casos.
Cuando decenas de pacientes hospitalizados en Manaos murieron a mediados de enero por falta de ox¨ªgeno, los brasile?os pensaron que la situaci¨®n no pod¨ªa empeorar, pero el alza de contagios que hab¨ªa entonces en varias regiones se ha acentuado. Una veintena de los 26 Estados est¨¢n ahora al borde del colapso con las UCI por encima del 80% de ocupaci¨®n.
Investigaciones preliminares sugieren que la cepa de Manaos es mucho m¨¢s contagiosa que la original y es capaz de sortear el sistema inmunol¨®gico para atacar a personas que ya fueron infectadas por otras variantes de la covid-19. Esta variante brasile?a se ha hecho fuerte en el Estado de Amazonas, extendido a casi todo el pa¨ªs y viajado al extranjero.
La presi¨®n hospitalaria es m¨¢xima incluso en la ciudad de S?o Paulo, la m¨¢s rica del pa¨ªs, donde el tr¨¢fico y las aglomeraciones en el metro est¨¢n casi a niveles prepandemia. Con un ingreso hospitalario cada dos minutos, su potente red p¨²blica y privada est¨¢ muy sobrecargada, sobre todo en la periferia. El gobernador, Jo?o Doria, el gran antagonista de Bolsonaro en esta crisis sanitaria, ha atendido finalmente las demandas de sus asesores sanitarios y ha ordenado el cierre de todas las actividades salvo las esenciales, pero esta vez ha decidido mantener abiertas las escuelas, y las iglesias.
La ciudad de R¨ªo de Janeiro ha impuesto un toque de queda nocturno. Y algunas otras ciudades y estados con hospitales sobrecargados han anunciado restricciones para frenar los contagios. De todos modos, las medidas anunciadas tienen una duraci¨®n de entre una y dos semanas. Y son mucho m¨¢s t¨ªmidas que las reclamadas por los secretarios estatales de Salud al inicio de la semana.
Estos piden en una carta conjunta ¡°la adopci¨®n inmediata de medidas para evitar el inminente colapso de las redes p¨²blica y privada de salud¡±. Los firmantes, que incluyen aliados y opositores del presidente, reclaman un toque de queda en todo el territorio de ocho de la tarde a seis de la ma?ana incluidos los fines de semana, cierre de playas y bares, suspensi¨®n de espect¨¢culos, actividades religiosas y deportivas, etc¨¦tera.
Bolsonaro ha pedido a gobernadores y alcaldes que reconsideren las restricciones: ¡°?Hasta cu¨¢ndo se van a quedar en casa? Lamento las muertes, repito, pero debe haber una soluci¨®n. La gran mayor¨ªa tiene que trabajar. Actividad esencial es que la que necesita el cabeza de familia para llevar pan a casa¡±, ha dicho el presidente este jueves durante una inauguraci¨®n en S?o Sim?o (Goias).
El neurocient¨ªfico Miguel Nicolis, que coordin¨® hasta febrero el comit¨¦ asesor para la pandemia de los Estados del nordeste, asegura en una entrevista con este diario que a estas alturas abrir camas en UCI no basta, informa Felipe Betim. Nicolis sostiene que es imprescindible un confinamiento nacional de tres semanas. ¡°Todo el mundo sabe, y los pol¨ªticos tambi¨¦n, que la tasa de crecimiento del virus es exponencialmente m¨¢s r¨¢pida que la capacidad de crear camas de UCI, equiparlas y tener personal para atenderlas. No hay manera de combatir esto creando m¨¢s lechos hospitalarios. Es la t¨ªpica estrategia de maquillaje¡±, dice.
La vacunaci¨®n ha empezado, pero el Gobierno de Bolsonaro no ha logrado asegurar las suficientes dosis para que el proceso avance a la velocidad que la gravedad de la situaci¨®n requiere. Un 3,4% de los brasile?os ha recibido la primera dosis frente a un 15,8% de los estadounidenses. Durante el mandato de Trump, Brasil siempre pudo escudarse en que sus datos eran menos malos que los de la primera potencia del mundo. El Gobierno federal tiene dificultades para que las inyecciones compradas lleguen y para cerrar contratos que le garanticen todas las dosis que necesita para inmunizar a una poblaci¨®n de 210 millones.
Este mi¨¦rcoles han llegado a S?o Paulo desde China los insumos necesarios para fabricar en el Instituto Butantan 14 millones de dosis de la vacuna Coronavac, seg¨²n el gobernador Doria. Mientras, el Gobierno de Bolsonaro gestiona la compra de 100 millones de dosis a Pfizer y otros 38 millones a Janssen.
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