Teatro para combatir la violencia machista entre adolescentes
Una asociaci¨®n con psic¨®logos, pedagogos y actores busca ense?ar herramientas en las aulas para crear relaciones de pareja basadas en el respeto, la confianza y la igualdad
Dos adolescentes se preparan para una primera cita. Delante del espejo surgen las primeras dudas. ¡°?Si hoy me acuesto con ¨¦l, pensar¨¢ que lo hago con todos? Y si no, ?pensar¨¢ que soy una fr¨ªgida?¡±, se pregunta ella. En cambio, ¨¦l: ¡°Bueno, todav¨ªa no estoy seguro de si me apetecer¨¢ hacerlo, pero, ?qu¨¦ van a pensar de m¨ª si ella quiere y al final no ocurre nada?¡±. Los alumnos que presencian el di¨¢logo en una de las clases del instituto p¨²blico Juana de Castilla, en Madrid, estallan en carcajadas. La obra les atrapa porque se sienten identificados con esas inseguridades antes de un primer encuentro. Este m¨¦todo conjuga la interpretaci¨®n y la psicolog¨ªa para sensibilizar a los m¨¢s j¨®venes sobre la violencia machista y darles herramientas para construir relaciones de pareja sanas.
La obra contin¨²a y los personajes, Ali y Edu, interpretados por los actores Ana Viguera y Agust¨ªn Sasi¨¢n, comienzan una relaci¨®n y aparecen las primeras discusiones. Son integrantes de la asociaci¨®n Teatro que Cura, formada por psic¨®logos, pedagogos y actores, que llevan esta experiencia a las aulas desde 2017. Los chavales siguen la obra con expectaci¨®n, en una funci¨®n programada el pasado diciembre. Desde entonces, la respuesta ha sido tan positiva que han ampliado la tem¨¢tica de sus obras para tratar tambi¨¦n el acoso escolar por petici¨®n de los centros. Cerca de 5.000 estudiantes de institutos de Madrid han asistido ya a sus representaciones.
Todos en la sala intuyen que en alg¨²n momento surgir¨¢ la violencia f¨ªsica, pero la que cuesta m¨¢s ver es la que aparece antes, la psicol¨®gica, como el control derivado de los celos. Poco a poco las risas se apagan. ¡°El novio le ha hecho el l¨ªo para que haga lo que ¨¦l quiere. La est¨¢ manipulando para que vaya a la fiesta¡±, comenta uno de los chicos. La psic¨®loga, Susana Mart¨ªn Cuezva, interviene en la escena, atenta a la reacci¨®n. ¡°?Alguien se siente igual?¡±, pregunta. No emplea el verbo sentir al azar. ¡°A veces damos m¨¢s importancia a lo que pensamos que a lo que sentimos y por eso a los j¨®venes les cuesta mucho identificar sus emociones¡±.
La terapeuta elige entre las manos levantadas. ¡°?T¨² c¨®mo habr¨ªas actuado?¡± El personaje Edu intenta convencer a una alumna para que cancele sus planes como si se tratara de la coprotagonista, Ali. Al principio esta se mantiene firme, pero termina por ceder. ¡°Al inicio el grupo aparece como observador, pero luego se les coloca en el lugar de los protagonistas y se les ense?an formas de resolver el conflicto¡±, explica Mart¨ªn Cuezva. Y a?ade: ¡°La idea es que puedan reflexionar en conjunto, escuchen y compartan sus ideas. El objetivo es que aprendan a crear v¨ªnculos basados en el respeto, la confianza y en la igualdad, y no en el machismo o el sometimiento, as¨ª como a detectar comportamientos nocivos¡±.
Casi la mitad de los adolescentes (48%) nunca ha recibido en la escuela educaci¨®n afectivo sexual. Son datos del estudio La situaci¨®n de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en Espa?a, impulsado por la Delegaci¨®n del Gobierno contra la Violencia de G¨¦nero. En ¨¦l se indica que trabajar este tema desde una perspectiva igualitaria reduce el riesgo de ejercer violencia machista en los chicos y de sufrirla en las chicas. En 2019, los menores juzgados por este delito fueron 312, un 25% m¨¢s que el a?o anterior, seg¨²n datos del Observatorio contra la Violencia Dom¨¦stica y de G¨¦nero del Consejo General del Poder Judicial. Desde que se iniciaron las estad¨ªsticas en 2003, 1.083 mujeres han sido asesinadas en Espa?a por sus parejas o exparejas.
¡°Si no me ense?as el m¨®vil significa que algo tendr¨¢s que ocultar¡±, acusa Ali a Edu. La escena termina con el tel¨¦fono aplastado contra el suelo. Uno de los adolescentes de la segunda fila se endereza de golpe. Es el elegido para salir al escenario y expresar c¨®mo habr¨ªa actuado en esa situaci¨®n. ¡°No ense?arte mi m¨®vil no significa que te quiera menos. A m¨ª tambi¨¦n me da miedo que est¨¦s hablando con otras personas, pero para que funcione debemos confiar el uno en el otro¡±, dice el chico. Sincerarse con la otra persona para poner sobre la mesa las inseguridades de uno mismo es todo un acto de coraje. La psic¨®loga les muestra as¨ª que la comunicaci¨®n es una salida a los conflictos. Incluso las profesoras sentadas al fondo cuchichean sobre el tema. M¨¢s tarde admiten haber visto situaciones similares en su entorno o en ellas mismas hace no mucho.
Conforme la trama avanza, las tensiones de la pareja se van acumulando hasta que al final estallan. Ali decide ponerle fin a la relaci¨®n con Edu. ¡°Mis padres creen que esto no es normal. Me han aconsejado denunciar¡±, dice la protagonista. La psic¨®loga incide en lo ciego que est¨¢ alguien envuelto en la violencia de una relaci¨®n desigual, pero va m¨¢s all¨¢: ¡°No debemos quedarnos en el bueno o el malo. Mejor no hablar de culpables, sino de personas responsables de sus actos porque transmite capacidad para evolucionar. Tanto Ali como Edu necesitan ayuda porque no han aprendido otra forma de relacionarse en el amor¡±. Entre las lecciones que quieren transmitir est¨¢n aprender a valorarse a uno mismo, el respeto mutuo o el autocontrol. A¨²n hay espacio para una moraleja. Si no hay conciencia, se repetir¨¢ una y otra vez.
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