El acosador sexual y laboral que sigue siendo jefe de polic¨ªa
V¨ªctor Manuel Gonz¨¢lez ha sido condenado por acosar a dos subordinadas en la Polic¨ªa Local de Candeleda en 2008 y 2012. Los hechos eran conocidos por todos en ese pueblo abulense en el que nadie hizo nada y el agente ha mantenido su cargo
¡°Me gustan tus tetas, son peque?itas, como a m¨ª me gustan¡±, fue una de las frases con las que V¨ªctor Manuel Gonz¨¢lez empez¨® a acosar a Josefa. Fue en 2008, en Candeleda (?vila), cuando ella se incorpor¨® a trabajar como vigilante municipal, al servicio de la Polic¨ªa Local. Gonz¨¢lez, agente, era su compa?ero. Ella acab¨® pidiendo al entonces jefe que moviese los turnos para no coincidir. Lo hizo, pero en diciembre de 2011 Gonz¨¢lez fue ascendido y pas¨® a ser su superior. La situaci¨®n empeor¨®, y ante el rechazo de Josefa, el ya jefe mud¨® de tono: ¡°No vales para nada¡±, ¡°eres una ni?ata¡±, ¡°me tienes hasta los cojones¡±. En verano de 2012, le toc¨® a Isabel. Lleg¨® como agente en pr¨¢cticas y la situaci¨®n se repiti¨®: del ¡°vaya culo tienes¡± al ¡°no se entera de nada¡±, ¡°necesita un polvo¡±. Aquello provoc¨® que Isabel se fuera del pueblo y que Josefa tuviese que iniciar tratamiento psicol¨®gico y farmacol¨®gico. Denunciaron. El 4 de noviembre de 2016 se celebr¨® el juicio. No se dict¨® sentencia, condenatoria, hasta el 7 de julio de 2021. Gonz¨¢lez recurri¨® y el pasado enero se desestim¨® ese recurso. Est¨¢ condenado por acoso laboral y sexual, pero durante todo este tiempo ha seguido en su puesto. Este viernes, a¨²n sigue.
Josefa e Isabel no se llaman Josefa e Isabel, pero la sentencia recoge esos sobrenombres para proteger su identidad. Vivir en un pueblo es complicado a veces. ¡°Si vives en uno, lo sabes¡±, dice al tel¨¦fono la primera. ¡°Todos te conocen, todos hablan, te se?alan¡±. Juli¨¢n T. Mart¨ªn, su abogado, dice que esta ha sido una ¡°situaci¨®n aciaga¡± donde ¡°nadie quer¨ªa afrontar el problema de cara¡± y donde ambas ¡°han tenido que convivir con esto¡± durante a?os.
Ella, Josefa, solo quiere ¡°que todo eso quede atr¨¢s¡±, pero cree que si sirve para ¡°ayudar de alguna forma a otras mujeres, bienvenido sea que se sepa lo que pas¨®¡±.
Josefa
Ocurrieron muchas cosas. Tras la cena de Navidad de 2011, Gonz¨¢lez se ofreci¨® a llevarla a casa pero acab¨® aparcando en el parque del pueblo. Ella le pidi¨® que se marcharan de all¨ª y que la llevara a su casa. ¡°No queda probado que Primitivo [nombre que usa la sentencia para Gonz¨¢lez] efectuara concretos tocamientos a Josefa en sus partes ¨ªntimas. Al d¨ªa siguiente, por la tarde, le pregunt¨® a esta si ten¨ªa la regla. Josefa, sorprendida y conturbada por la pregunta, le contest¨® que s¨ª, a lo que Primitivo le dijo: ¡®Anoche te toqu¨¦ y me manch¨¦ las manos de sangre¡±, se lee en la sentencia.
Cuando ella dej¨® claro que no iba a pasar nada entre ellos, ¡°el acusado, aprovech¨¢ndose en todo momento de su condici¨®n de jefe de la Polic¨ªa Local y con el claro prop¨®sito de aislar a esta del resto de compa?eros y de crear un ambiente francamente hostil hacia ella, comenz¨® a proferirle de manera reiterada expresiones tales como ¡®no eres polic¨ªa as¨ª que no te dirijas a m¨ª', y con id¨¦ntico prop¨®sito, comenz¨® a realizar comentarios claramente ofensivos para Josefa a los dem¨¢s compa?eros, diciendo de ella que no val¨ªa para nada y similares¡±. Despu¨¦s se neg¨® a pagarle las horas extra, intentaba humillarla de forma continua: ¡°El acusado se comportaba con Josefa de manera particularmente autoritaria y violenta, delante de otras personas¡±.
Y ella, ¡°que se encontraba muy nerviosa y presionada, y que no hab¨ªa padecido con anterioridad patolog¨ªas o s¨ªntomas de necesitar asistencia psicol¨®gica o psiqui¨¢trica, desarroll¨® un cuadro de ansiedad y depresi¨®n¡±, finalizan los hechos probados para la vigilante. Por aquel entonces, Isabel, la agente en pr¨¢cticas, ya hab¨ªa llegado tambi¨¦n a Candeleda.
Isabel
Lo hizo en julio de 2012 y Gonz¨¢lez ¡°aprovechaba los turnos o servicios en que coincid¨ªa con Isabel para realizarle insinuaciones y comentarios que claramente denotaban su voluntad de mantener con ella relaciones sexuales¡±, relata la resoluci¨®n judicial. Ella estaba preocupada porque la adjudicaci¨®n de su plaza en la Polic¨ªa Local hab¨ªa sido impugnada, y el jefe, ¡°que la hostigaba de la manera anteriormente descrita, le dec¨ªa que no se preocupara, que ¨¦l ten¨ªa mucho poder al respecto y que todo se solucionar¨ªa¡±.
Una noche que coincidieron en un bar de copas, Gonz¨¢lez ¡°dijo a Isabel que ¡®le iba a echar un polvo que se le iban a caer las bragas¡±. Ella, ¡°muy molesta, le dijo que se estaba confundiendo¡± y que hablar¨ªan cuando la tratase ¡°como a una compa?era¡±. Entonces, como con Josefa, ¡°cambi¨® radicalmente su comportamiento y aprovech¨¢ndose en todo momento de su condici¨®n de jefe de la Polic¨ªa Local comenz¨® a menospreciarla. Particularmente dec¨ªa a otros compa?eros, y tambi¨¦n a personas ajenas a la Polic¨ªa Local, que Isabel estaba ¡®muy verde¡¯, era ¡®una calientapollas y una malfollada¡¯, que no se enteraba de nada¡±.
Y ¡°con claro prop¨®sito de humillarla, le encomendaba tareas como la vigilancia nocturna de una placa que deb¨ªa inaugurarse al d¨ªa siguiente. Esa misma noche, sobre las seis de la madrugada, el acusado llam¨® a Isabel para burlarse de ella, pregunt¨¢ndole si la placa ¡®segu¨ªa en el mismo sitio¡±. Gonz¨¢lez le cambiaba turnos, le denegaba d¨ªas de asuntos propios, la insultaba: ¡°A resultas de dicha conducta observada por el acusado, Isabel se sinti¨® humillada, menospreciada e, incluso, anulada como polic¨ªa, y con miedo a denunciar esta situaci¨®n por el hecho de que Primitivo ocupara la jefatura de la Polic¨ªa Local y al haberse impugnado la adjudicaci¨®n de su plaza¡±.
¡°Todo el mundo miraba hacia otro lado¡±
Candeleda no llega a los 5.000 habitantes y algunos de ellos dudan que hubiese alguien que no lo supiera. ¡°Ahora ya es distinto, pero durante a?os la gente habla de ti¡±, apunta Josefa. ¡°Todo el mundo miraba hacia otro lado¡±, incide su abogado, Mart¨ªn. Lo sab¨ªan polic¨ªas, guardias civiles, vecinos y vecinas. Y tambi¨¦n alcaldes, que son en los municipios los jefes superiores de ese cuerpo. Han pasado tres desde que Gonz¨¢lez comenz¨® el acoso. Miguel Hern¨¢ndez, del PSOE, estuvo de 2008 a 2011; Jos¨¦ Mar¨ªa Monforte, del PP, hasta 2015; Hern¨¢ndez repiti¨® legislatura despu¨¦s, hasta 2019; y ahora ocupa ese cargo, tambi¨¦n por el PSOE, Carlos Montesino.
El pasado jueves, tras varios intentos, Montesino se puso al tel¨¦fono. No quer¨ªa hablar, dijo que enviar¨ªan una nota desde el Ayuntamiento y que hab¨ªan sabido de la sentencia ¡°unas horas antes¡±, refiri¨¦ndose a la que desestim¨® el recurso del agente, del pasado enero. Ante la pregunta sobre la resoluci¨®n condenatoria del juicio en primera instancia, en julio del pasado a?o, contest¨® que ¡°como todav¨ªa no era seguro¡±, prefirieron ¡°esperar¡±.
Y la ¡°sentencia ya es firme¡±, recuerda Mart¨ªn, el letrado de ambas v¨ªctimas. Por acoso laboral contra Josefa, la condena es de cinco meses de prisi¨®n y 4.000 euros de indemnizaci¨®n; y por acoso sexual contra Isabel, tres meses y 15 d¨ªas de c¨¢rcel y 2.500 euros.
El comunicado del Consistorio lleg¨® horas despu¨¦s, esa noche, la del pasado jueves: ¡°Que la firmeza de las condenas adoptadas en sede judicial ha sido comunicada hace unas horas a este Ayuntamiento quien, desde ese momento, ha venido evaluando las posibles acciones a emprender a tenor de los hechos declarados probados judicialmente y siempre bajo los principios de proporcionalidad y de legalidad¡±.
Una situaci¨®n conocida desde hac¨ªa a?os
Reconoce tambi¨¦n en ese mismo texto que conoc¨ªan la situaci¨®n desde hac¨ªa a?os: ¡°Desde que el actual equipo de gobierno tom¨® posesi¨®n al frente de este Ayuntamiento, en 2015, y fue conocedor del proceso judicial del que dimana la resoluci¨®n declarada firme, y teniendo siempre presente el principio de presunci¨®n de inocencia, se adoptaron las medidas que se consideraron oportunas¡±.
Protocolos que fueron dirigidos ¨²nicamente a la movilizaci¨®n laboral de la presunta v¨ªctima y nunca a la del presunto acusado: ¡°Con la finalidad de asegurar un trato correcto y adecuado a la a¨²n entonces considerada presunta v¨ªctima que continu¨® trabajando en este Ayuntamiento en otra ubicaci¨®n y reservado la adopci¨®n de otras medidas hasta conocer la resoluci¨®n judicial firme¡±. Seg¨²n confirma Mart¨ªn, ¡°no hubo jam¨¢s ninguna medida de protecci¨®n para ellas como v¨ªctimas, o cautelares, nada. Se las movi¨® a ellas, como si ellas fueran las culpables¡±.
Contin¨²a ese correo electr¨®nico: ¡°Reprobamos los hechos sucedidos y lamentamos profundamente que los mismos se hayan resuelto en tan prolongado espacio de tiempo sin que, en su momento, se interviniese para erradicarlos dr¨¢sticamente. Que desde el Ayuntamiento de Candeleda se continuar¨¢ velando por el escrupuloso cumplimiento de las leyes, as¨ª como redoblando sus esfuerzos en la sensibilizaci¨®n para la erradicaci¨®n de todas las formas de acoso contra la mujer en nuestro municipio¡±.
Durante varios d¨ªas, este diario intent¨® volver a hablar con el alcalde para saber si hab¨ªan decidido o tomado ya las medidas que preve¨ªan. Silencio. Quien s¨ª devolvi¨® la llamada, desde el tel¨¦fono de la Polic¨ªa Local de Candeleda, fue V¨ªctor Manuel Gonz¨¢lez, el jefe de ese cuerpo, a¨²n en su puesto: ¡°Voy a seguir haciendo mi trabajo, porque si ha le¨ªdo la sentencia, sabr¨¢ que no se me inhabilita, y tirar para adelante. Ya ha salido suficiente en los medios de comunicaci¨®n, pido respeto¡±.
Mart¨ªn, el abogado, afirma que seg¨²n la ley vigente ¡ªla del R¨¦gimen disciplinario del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa a la que se remite la de Coordinaci¨®n de Polic¨ªas Locales de Castilla y Le¨®n¡ª, el Ayuntamiento ¡°deber¨ªa abrir, al menos, un expediente disciplinario¡±. Si no lo hace, a?ade, ¡°podr¨ªa incurrir en un delito de prevaricaci¨®n administrativa¡±. En cualquier caso, concluye, ¡°en el momento y en el marco actual con la violencia de g¨¦nero, lo que ha ocurrido aqu¨ª es una aberraci¨®n¡±.
Las dilaciones indebidas: cinco a?os esperando una sentencia
Josefa, la vigilante municipal que denunció al jefe de la Policía Local de Candeleda, recuerda varias veces al teléfono que "esto ya se alarga mucho”. Tanto como 14 años: desde que comenzó el acoso hasta la sentencia. “La presente causa ha visto dilatada su tramitación procesal de forma indebida e injustificada”, recoge esa resolución.
Josefa pregunta retóricamente qué ocurre cuando se dan esos retrasos: “Que a quien beneficia es a él”. Las dilaciones indebidas suponen un atenuante para los acusados por el perjuicio que se ocasiona a quien está pendiente de un procedimiento penal. Esta figura se creó jurisprudencialmente, es decir, a través de las sentencias de juzgados y tribunales, y entró en el Código Penal en 2010.
“Pero esto no tiene en cuenta que mientras, tú estás en medio de ese proceso”, añade ella. El exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, explica que, en alrededor del 7% de los casos de violencia machista se aplican atenuantes a los agresores por dilaciones indebidas: “Por retrasos en los procesos, hay parones y se produce con frecuencia y esto también genera un perjuicio moral a las víctimas”.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.