As¨ª son los hombres que asesinan a sus hijos para hacer da?o a las madres
Entre 30 y 50 a?os, separados de sus parejas recientemente, con amenazas previas como ¡°te quitar¨¦ lo que m¨¢s quieres¡±, perfectamente sanos y que planificaron el crimen. Este es el dibujo de los agresores que define el primer estudio sobre violencia vicaria extrema en Espa?a
Este s¨¢bado, en Sueca, un pueblo de Valencia, un ni?o cumpli¨® 11 a?os. Lo hizo junto a su madre. El domingo, sus abuelos lo llevaron con su padre, denunciado por malos tratos el pasado verano y con una orden de alejamiento de su ya exmujer. Aquel ni?o ya no sali¨® de esa casa. Ese hombre de 47 a?os lo asesin¨® con un cuchillo de cocina. Es la primera v¨ªctima de la violencia vicaria este a?o en Espa?a, y son 47 los menores asesinados en contexto de violencia de g¨¦nero desde que se registran datos oficiales, en 2013. 26 ni?os y 21 ni?as que fueron asesinados por sus padres o por las parejas o exparejas de sus madres, muchos de ellos, con el ¨²nico objetivo de hacerles da?o a ellas. Esa violencia, relativamente reciente en su denominaci¨®n, an¨¢lisis y datos, tiene ahora un marco m¨¢s. Lo ha dibujado Sonia Vaccaro, la psic¨®loga forense que acu?¨® ese t¨¦rmino dentro de la violencia machista en 2012, en el primer estudio sobre violencia vicaria extrema.
Dice Vaccaro al tel¨¦fono que prefieren ¡°no hablar de perfil¡± si no es el de ¡°un hombre sano y machista, sin patolog¨ªas ni trastornos de ning¨²n tipo, que no quiere perder el control sobre la mujer, que planifica el crimen, que no es un momento de arrebato sino que ataca con lo que tiene a mano, los objetos que considera de su propiedad¡±: los hijos. ¡°El pater familias del Imperio Romano, que decid¨ªa qui¨¦n viv¨ªa y qui¨¦n mor¨ªa [seg¨²n la legislaci¨®n romana, esa figura ten¨ªa poder sobre la vida y la muerte de su mujer, su descendencia y sus esclavos]¡±. Porque cuando se produce la violencia vicaria, insiste la experta, los menores son considerados por los agresores como instrumentos: ¡°Por eso no se puede disociar la violencia machista de la vicaria, porque en esta existe esa concausalidad¡±.
Con esa pauta, la investigaci¨®n de Vaccaro junto a otras especialistas en distintos ¨¢mbitos ¡ªcon el an¨¢lisis cuantitativo y cualitativo de dos muestras, una de 51 casos extra¨ªdos de 400 sentencias judiciales y hemeroteca, y otra con entrevistas a mujeres v¨ªctimas de esta violencia¡ª, dio resultados que, en general, la psic¨®loga forense preve¨ªa por su experiencia. Excepto uno, que, aunque conocido, afirma que no deja de producirle ¡°impacto¡±: en el 82% de los casos el asesino era el padre biol¨®gico. ¡°Es evidente que confirma la hip¨®tesis de la cual partimos, que el machismo, el poder, el control, est¨¢n detr¨¢s. Y eso tambi¨¦n confirma que no se puede seguir disociando el delito de violencia sobre la mujer del v¨ªnculo con los hijos e hijas¡±.
El agresor: amenazas previas
Las conclusiones del informe se?alan que, en la mayor¨ªa de los casos, el agresor fue un hombre de entre 30 y 50 a?os, principalmente espa?ol (68%) y recientemente separado de la madre. ¡°No se observa discapacidad intelectual ni f¨ªsica y los casos con diagn¨®stico previo de alg¨²n trastorno o enfermedad mental son residuales (6%). La mayor¨ªa de la muestra no tiene antecedentes penales (58%) y si los tienen, en un 60% es por delitos relacionados con la violencia de g¨¦nero¡±, especifica el documento.
Ese mismo porcentaje hab¨ªa amenazado previamente con frases como ¡°te quitar¨¦ a los ni?os¡±, ¡°ya ver¨¢s lo que le pasa a las ni?as¡±, ¡°te quitar¨¦ lo que m¨¢s quieres¡±. Tras cometer el asesinato, en el 12% de los casos el asesino neg¨® los hechos, culp¨® a otras personas o asegur¨® no recordar nada de lo que pas¨®. Y un 48% se suicid¨® o intent¨® hacerlo.
Cu¨¢ndo, d¨®nde y c¨®mo se producen los asesinatos
Casi la mitad se produjeron cuando los padres estaban al cuidado exclusivo de las ni?as o ni?os (48%), ya sea por estar en el ejercicio del r¨¦gimen de visitas (44%) o de custodia compartida (4%). Solo en el 18% de los casos el crimen se cometi¨® durante la convivencia.
El lugar del asesinato fue principalmente la casa del agresor (42%) y sin presencia de otras personas (68%). En su mayor¨ªa, usaron un arma punzante, como un cuchillo. ¡°El tipo de arma, comprada ex profeso para cometer el asesinato, y el contacto corporal nos indica, no solo la falta de empat¨ªa hacia las v¨ªctimas, sino adem¨¢s, el dominio de la escena del agresor con la consecuente vulnerabilidad de las mismas. Nos est¨¢ determinando la falta de empat¨ªa con estas y su consideraci¨®n como objetos, no como sujetos, por parte de su asesino¡±, detalla el informe.
Violencia previa y protecci¨®n judicial
Explica Vaccaro que ¡°en ninguno de los casos analizados hab¨ªa una orden de protecci¨®n hacia las ni?as y ni?os¡±. En un 16% identificaron que los asesinos hab¨ªan ejercido violencia previa hacia alguno de los hijos, ¡°generalmente hacia el que luego ser¨¢ asesinado¡±; en un 20% se hab¨ªa alertado previamente a las autoridades del peligro y, ¡°dentro de este porcentaje, solo en el 20% de los casos se adopt¨® alg¨²n tipo de medida de protecci¨®n hacia la madre¡±. Sin embargo, en ning¨²n caso ¡°esas medidas estaban vigentes en el momento del crimen¡±.
En el caso de las mujeres, el agresor hab¨ªa ejercido violencia contra ellas en un 74% de los casos y la mayor¨ªa no hab¨ªan denunciado. Seg¨²n el estudio, ¡°solo en el 24% de los casos hab¨ªa denuncia previa. Cifra coincidente con todas las estad¨ªsticas realizadas. Por ejemplo, la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer y las cifras presentadas por el Consejo General del Poder Judicial con motivo de llegar a la cifra de 1.000 mujeres asesinadas en junio de 2020, concluyen que las mujeres solo denuncian en un porcentaje cercano al 20% de los casos¡±. El miedo al agresor, a las consecuencias para sus hijos e hijas o el contexto econ¨®mico son algunas de las razones que mantienen este baja cifra.
Las v¨ªctimas
En la muestra analizada, las ni?as y ni?os ten¨ªan mayoritariamente entre 0 y 5 a?os (64%) y no hay diferencias significativas por sexo. ¡°La poca edad muestra el grado de vulnerabilidad e indefensi¨®n de las v¨ªctimas, una cualidad agravada por ser su padre biol¨®gico a cuyo cuidado estaban en el momento del crimen¡±, ahonda el an¨¢lisis.
De esos menores, en un 18% de los casos ¡°rechazaban¡± la figura del agresor; y ¡°en muy pocos casos, un 4%, pidieron ayuda a otros adultos¡±, aunque, detalla el informe, ¡°hay que tener en cuenta la edad de los ni?os asesinados¡±. Y, aunque en un 14% de la muestra los ni?os hab¨ªan manifestado en alg¨²n momento s¨ªntomas de estar siendo maltratados ¡ªsobre todo ¡°cambios de conducta y quejas sobre la actitud del asesino¡±¡ª en ¡°un 96% no hubo una evaluaci¨®n¡± por parte de ning¨²n profesional sobre c¨®mo estaban esos menores, ¡°o, al menos, no se deja constancia en las causas judiciales o la hemeroteca¡±.
¡°Un individuo peligroso no lo es solo para la madre¡±
Todos estos datos, asegura Vaccaro, ¡°coinciden con estudios de otros pa¨ªses donde, aunque no recojan a¨²n el t¨¦rmino como tal, s¨ª recogen el delito, sobre todo en el Reino Unido¡±. All¨ª, el an¨¢lisis del equipo de Criminolog¨ªa de la Universidad de Birmingham consigui¨®, con ese an¨¢lisis, ¡°cambiar la modalidad en cuanto a las visitas y el contacto de los padres maltratadores y los hijos¡±, recuerda la psic¨®loga.
Establecieron que ¡°en todos estos casos, la masculinidad y las percepciones de poder configuran el trasfondo de los cr¨ªmenes. El papel familiar del padre es fundamental para sus ideas de masculinidad y los asesinatos representan un ¨²ltimo intento desesperado de desempe?ar un rol de masculinidad. Debe ser visto como una categor¨ªa espec¨ªfica de asesino, para un delito que parece ir en aumento¡±.
Es desde hace aproximadamente dos d¨¦cadas, afirma la experta, cuando estos asesinatos ¡°comenzaron a aumentar, a ser m¨¢s visibles¡±. Desde que ¡°en el mundo empieza a haber leyes y normas para proteger a las mujeres¡±. Algo que recoge el estudio: ¡°Cuando un maltratador no puede acceder a la mujer para continuar el poder y el control sobre ella, ejerce violencia sobre las hijas e hijos (a quienes toma como objetos), para da?arla, aprovechando que la justicia y las instituciones disocian el delito y el da?o sobre la madre de la peligrosidad de quedar al cuidado y en contacto con las ni?as y ni?os¡±.
En Espa?a, desde el pasado septiembre, una reforma del C¨®digo Civil establece que, por norma, no se podr¨¢ establecer un r¨¦gimen de visitas cuando el padre ¡°est¨¦ incurso en un proceso penal¡± por violencia machista. Pero hay excepciones. Esa misma ley indica que ¡°la autoridad judicial podr¨¢ establecer un r¨¦gimen de visita, comunicaci¨®n o estancia en resoluci¨®n motivada en el inter¨¦s superior del menor¡±.
En el caso de este fin de semana en Sueca, en Valencia, el juzgado de violencia machista que llevaba el proceso de maltrato contra la madre no dict¨® r¨¦gimen de visitas para el padre. Sin embargo, el juzgado de familia desconoc¨ªa la existencia de ese proceso y denuncia. Los datos entre ellos no est¨¢n conectados de forma autom¨¢tica. Victoria Rosell, la delegada del Gobierno contra la violencia de g¨¦nero, explic¨® este martes en una entrevista en TVE que en este caso el de familia ¡°debi¨® inhibirse al de violencia contra la mujer¡±, y record¨® que ¡°una de las ventajas de la Ley de 2004 [la de violencia de g¨¦nero] es que estableci¨® estos juzgados especializados, que han demostrado que sirven para unificar los procedimientos penales y civiles en un solo organismo judicial¡±.
Aunque la entonces pareja acudi¨® primero por lo civil a firmar un mutuo acuerdo ¡ª¡±algo absolutamente habitual en las mujeres v¨ªctimas de violencia, porque no est¨¢n en condiciones de asumir m¨¢s guerras¡±, ahond¨® Rosell¡ª, el juzgado de familia, ¡°si tiene acceso, que lo tiene, al registro de medidas de la administraci¨®n de justicia, o despliega todas las diligencias debidas para averiguar o solo preguntar si hay violencia, incluso aunque no haya denuncia, entonces esa sentencia [la de la custodia compartida] no habr¨ªa tenido lugar¡±.
Ahora, este informe, puede servir para dos cosas. Poner sobre la mesa que ¡°en la era de la tecnolog¨ªa, no puede ser que sigan sin cruzarse datos¡±, afirma Vaccaro: ¡°Y para convencer a juezas y jueces de que eso no puede seguir ocurriendo, de que un individuo peligroso no lo es solo para la madre. Ning¨²n otro delito se disocia, nadie pondr¨ªa a un ladr¨®n de bancos a custodiar una joyer¨ªa porque solo roba bancos¡±. Hay ¡°datos emp¨ªricos m¨¢s que de sobra para erradicar¡± tambi¨¦n esta violencia.
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