¡°Los j¨®venes que dejan el trabajo no lo hacen por rebeli¨®n; no quieren tomar tranquilizantes para aguantar la tensi¨®n¡±
Las l¨ªderes del Consejo de la Juventud de Espa?a piden a las instituciones que se atrevan a luchar contra la especulaci¨®n inmobiliaria y a los empresarios que remuneren las pr¨¢cticas curriculares con hasta 350 euros al mes
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Sus trayectorias no se parecen demasiado, pero las dos han llegado a ser las cabezas visibles del Consejo de la Juventud de Espa?a (CJE), el ¨®rgano de representaci¨®n de las nuevas generaciones desde los 14 a los 30 a?os. Elena Ruiz Cebri¨¢n (30 a?os) y Margarita Guerrero Calder¨®n (29), presidenta y vicepresidenta del CJE, insisten en que aparezcan sus dos apellidos. No les parece una opci¨®n dejar al margen a sus madres. Elena se apunt¨® a los 13 a?os al grupo de scouts de su barrio, en Badajoz, y ya nunca se descolg¨® del activismo. Margarita, nacida en Loja (Ecuador), lleg¨® a Espa?a con 10 a?os y reivindica su origen humilde: pudo estudiar una carrera universitaria gracias a las becas y a lo que sacaba por cuidar a ancianos y limpiar casas. Ya graduada, se convirti¨® durante cuatro a?os en la primera mujer migrante concejala del Ayuntamiento de Murcia, por Izquierda Unida.
Las dos est¨¢n al frente de una plataforma que cuenta con un presupuesto de un mill¨®n de euros al a?o del Estado. Representan a 60 entidades juveniles de diferentes puntos de Espa?a y cuentan que la mayor¨ªa del dinero se les va en reunirles; les pagan el autob¨²s (¡±que sale mejor que el tren¡±), el albergue y la manutenci¨®n en los dos encuentros que suelen celebrar al mes para discutir sus prioridades y cerrar acuerdos. El ministerio con el que colaboran de forma m¨¢s estrecha es el de Trabajo, aunque reconocen que les preocupa por igual la salud mental de los j¨®venes.
Aunque parezca contradictorio, defienden que las ayudas a los j¨®venes deber¨ªan limitarse a los 30 a?os, como sucede en el resto de pa¨ªses europeos, y no extenderse hasta los 35 como hace Espa?a. ¡°Es un error, de esa manera los pol¨ªticos justifican que hasta los 35 es normal vivir en precariedad¡±. Precariedad es la palabra que m¨¢s repiten, no les importa que suene a clich¨¦.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el mayor drama de la juventud?
Margarita. El mayor es que no hay un ¨²nico tema, nos atraviesa una precariedad cr¨®nica. No podemos construir un proyecto vital. La salud mental es la primera causa de muerte no natural en j¨®venes ¡ªen 2020, el suicidio fue la segunda causa de fallecimiento entre los j¨®venes de 15 a 29 a?os (300) por detr¨¢s de los tumores (339)¡ª, y ese es un indicador de lo que hay debajo. El gran drama es la p¨¦rdida de expectativas en el futuro.
P. ?Cu¨¢l es el ministerio clave para presionar con las pol¨ªticas de juventud?
Elena. El de Trabajo tiene la capacidad de hacer que una persona sea aut¨®noma.
Margarita. Un 40% de los j¨®venes est¨¢n sobrecualificados para el puesto que ocupan (Espa?a es l¨ªder la UE, seg¨²n Eurostat). Sin duda, Trabajo es clave pero tambi¨¦n Vivienda. Espa?a tiene una de las tasas de vivienda p¨²blica m¨¢s bajas de Europa, un 1,2%. Otros gobiernos est¨¢n poniendo sobre la mesa la necesidad de frenar la especulaci¨®n con la vivienda. El nuevo bono joven del alquiler que ha aprobado el Gobierno (250 euros hasta 35 a?os y con ingresos hasta 24.319 euros al a?o) tiene sus limitaciones. Hay datos de pol¨ªticas similares en otros pa¨ªses que nos dicen que hasta 78 c¨¦ntimos de cada euro se van al arrendatario, que sigue subiendo el alquiler, y solo 22 c¨¦ntimos repercuten en el que alquila. Hay una transfusi¨®n de dinero p¨²blico hacia manos privadas y no termina de llegar a los que lo necesitan. Nos preocupa que sea un parche y no sabemos qu¨¦ continuidad va a tener.
P. Parte del problema en el acceso a la vivienda es la incapacidad de los j¨®venes de adquirir un compromiso econ¨®mico a largo plazo. ?O es rechazo por miedo a estar atado?
Elena. Tienes que tener un trabajo estable para que el banco te d¨¦ la hipoteca y, adem¨¢s, tienes que tener en cash el 20% de su precio para la entrada. Pero los datos nos dicen que para poder hacerlo tendr¨ªamos que destinar el sueldo de entre tres y cinco a?os exclusivamente a eso. Y mientras tanto, ?no nos podemos tomar ni una m¨ªsera Coca-Cola? Es muy f¨¢cil comprar una segunda vivienda cuando ya tienes una en propiedad que te sirve de aval. ?Qu¨¦ pasa con los que nunca hemos podido acceder a esa primera inversi¨®n? ?Tenemos que poner de aval a nuestras familias y luego hacernos responsables de que algo salga mal? Tendr¨¢ que haber una f¨®rmula para acceder por primera vez, ?no? Nuestros padres tuvieron un salario m¨¢s acorde al coste de la vida.
Margarita. Ahora hay una moda de usar t¨¦rminos anglosajones como coliving (piso compartido) que romantizan la precariedad. Dicen que nos gusta hacer nesting (del ingl¨¦s, nido) que es quedarnos el finde en el sof¨¢ viendo Netflix. ?De verdad alguien en pospandemia no quiere ver el sol y ser feliz? Que no nos ridiculicen, tenemos aspiraciones, claro.
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P. El CJE es muy conocido por el informe semestral del Observatorio de la Emancipaci¨®n, en el que cruz¨¢is datos estad¨ªsticos para ofrecer un perfil ajustado de los problemas de los j¨®venes para acceder al empleo y la vivienda. ?El problema de la vivienda se concentra en capitales como Madrid o Barcelona?
Elena. Nosotras dos somos de Murcia y Extremadura, que no tienen ciudades de tama?o astron¨®mico. Sin embargo, est¨¢n entre las regiones con los datos de emancipaci¨®n m¨¢s bajos. ?Por qu¨¦? Porque los salarios y la dificultad de acceso al empleo son m¨¢s complejos. Pensar que si te vas de Madrid la vida va a ser mucho m¨¢s f¨¢cil es una falacia. Los datos nos dicen que en las ciudades donde las viviendas son m¨¢s baratas, siguen emancip¨¢ndose pocos j¨®venes. Por eso insistimos en que los ministerios trabajen de manera conjunta, el problema no se resuelve con medidas estrella.
Margarita. Hay que atreverse a frenar la especulaci¨®n. Hay una ley de vivienda en proceso de tramitaci¨®n y hemos presentado una enmienda en la que proponemos una definici¨®n de vivienda vac¨ªa: aquella deshabitada durante m¨¢s de un a?o sin causa justificada y siempre que el propietario tenga m¨¢s de tres. Se la hemos mandado a todos los grupos parlamentarios. Nos da igual que el tenedor sea una persona o un fondo buitre, al final quien especula lo hace de la misma forma. El Consejo no va en contra de las segundas viviendas, tener casa en el pueblo est¨¢ bien. Pero hay que acotar bien qu¨¦ es una vivienda vac¨ªa.
P. ?Los pol¨ªticos escuchan al Consejo de la Juventud?
Elena. Trabajamos directamente con el Gobierno, cada vez que abren una consulta p¨²blica hacemos aportaciones y nos reunimos para contarles nuestras propuestas. No nos limitamos a mandarlas por correo y listo. Nos hemos reunido varias veces con la ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, y una con el de Cultura [Miquel Iceta], y con la ministra portavoz Isabel Rodr¨ªguez. Hace un par de a?os se cre¨® la comisi¨®n de juventud en el Senado. Hemos estado trabajando con el Congreso para crear una comisi¨®n o subcomisi¨®n, pero no ha sido posible.
P. ?Qu¨¦ cuestiones hab¨¦is trabajado directamente con Yolanda D¨ªaz?
Margarita. Con la reforma laboral existe el compromiso de desarrollar el estatuto del becario, la nueva normativa que regule las pr¨¢cticas curriculares, en unos seis meses. Hemos propuesto un l¨ªmite de personas en pr¨¢cticas en funci¨®n del tama?o de la empresa y una compensaci¨®n econ¨®mica de 15 euros por d¨ªa, con un m¨¢ximo de 350 euros el mes. No nos puede costar dinero hacer las pr¨¢cticas, en t¨¦rminos, por ejemplo, de transporte. Con el plan de la Inspecci¨®n de Trabajo han aflorado unos 3.000 becarios en situaci¨®n de fraude de ley. Esta es solo la punta del iceberg. Como no hay datos oficiales, no se conoce la dimensi¨®n. Ahora mismo el primer contacto con el mundo de la empresa se asienta sobre la cultura de la precariedad, los estudiantes no sienten que haya unas normas que les amparan ni que tienen derechos.
P. Esa primera experiencia, ?puede marcar luego la visi¨®n que tiene ese joven del mercado laboral y generarle cierta aversi¨®n?
Margarita. Socializar ¨²nicamente en espacios de precariedad nos lleva a pensar que no hay alternativa. Cuando te dicen: ¡°si t¨² no quieres, hay cuatro o cinco esperando¡±, eso genera indefensi¨®n y sensaci¨®n de soledad. Sin normas r¨ªgidas es como la ley de la selva. La empresa no puede pervertir el sentido de las pr¨¢cticas. Hacemos un llamamiento a los empresarios a que fomenten otro tipo de cultura y a que no se opongan a remunerar las pr¨¢cticas. Hay que cambiar el chip.
P. El a?o pasado publicamos en EL PA?S que cada vez hay m¨¢s j¨®venes menos dispuestos a pasar por filtros tradicionales de trabajo para triunfar en las empresas si ello conlleva renunciar a su vida personal. En algunas consultoras o bancos de inversi¨®n se hacen jornadas de hasta 60 horas semanales. ?Qu¨¦ ha cambiado con respecto a generaciones anteriores?
Margarita. Lo peor es que muchas veces es un no puedo m¨¢s. Nos dejamos la salud mental por el camino. No se trata de una rebeli¨®n, simplemente no es aceptable que tengamos que tomar pastillas o tranquilizantes para poder aguantar la tensi¨®n de jornadas que no respetan los descansos, condiciones laborales inaceptables. La gente est¨¢ a punto de estallar. Nuestra salud mental llega hasta donde llega.
Elena. Lo que ha pasado es que por fin se ha puesto en valor la salud mental y eso est¨¢ impulsando la lucha contra la empresa. Antes tragabas, pero cuando te han dicho que tu salud mental importa y que tienes derecho a estar sana, has visto un aliciente para poder tomar decisiones que son muy dif¨ªciles.
P. ?Est¨¢ estigmatizado pedirse una baja laboral por salud mental?
Margarita. Cuando vives al l¨ªmite tienes muy pocas herramientas, est¨¢s solo frente al empresario. Si acudes a la sanidad p¨²blica, te dar¨¢n un diagn¨®stico r¨¢pidamente porque van hasta arriba. Eso hace que nuestra realidad sea m¨¢s fr¨¢gil. Mucha gente no puede plantearse ir al psic¨®logo porque no le llega. Hablar de los problemas de salud mental no nos hace m¨¢s d¨¦biles, compartir la vulnerabilidad es una cuesti¨®n pol¨ªtica, no somos vulnerables por azar. No es un fracaso personal. No es un problema de una persona. Hay que salir de esa burbuja.
P. ?A qu¨¦ destin¨¢is el mill¨®n de euros de vuestro presupuesto anual?
Margarita. Tenemos que dar voz a entidades juveniles de todos los colores pol¨ªticos, cat¨®licas... de todo tipo. Tenemos que poder reunir a toda esa gente, celebrar debates con ellos y consensuar. Gran parte del dinero se destina a esos encuentros presenciales, cubrimos desplazamiento, albergues y manutenci¨®n. No todos tienen dinero y la participaci¨®n no puede ser un privilegio de clase. Nos encontramos dos veces al mes y vamos cambiando de autonom¨ªa. Tambi¨¦n destinamos los fondos a la formaci¨®n. No se nace ense?ado a saber gestionar una asociaci¨®n. ?C¨®mo se puede llegar a m¨¢s gente? ?C¨®mo se llevan las cuentas? Les ense?amos a tramitar subvenciones p¨²blicas, tanto nacionales como europeas, que no es sencillo.
P. ?Cuesta m¨¢s ahora movilizar a los m¨¢s j¨®venes sobre temas pol¨ªticos?
Margarita. Los j¨®venes no responden a la caricatura que se tiene de ellos. Los datos dicen que se movilizan por el feminismo, el medio ambiente... La pregunta es si est¨¢n cambiando las formas de participaci¨®n, que ya no es tan estructurada. Los movimientos por el clima Fridays for Future o Extinction Rebellion funcionan de forma diferente, sin estatutos, sin junta directiva. Est¨¢n cambiando las formas de organizarse.
Elena. Las subvenciones del Injuve para las asociaciones llevan congeladas 11 a?os cuando todo lo dem¨¢s en la vida se ha encarecido. Nos lo tienen que poner m¨¢s f¨¢cil.
P. Una de vuestras batallas es conseguir que el Gobierno relaje los requisitos para que los menores de 30 a?os puedan acceder de la misma forma que el resto de adultos al Ingreso M¨ªnimo Vital (IMV). A los que tienen entre 18 y 23 a?os solo se les permite solicitarla si tienen hijos a cargo y los que tienen entre 23 y 29 deben haberse emancipado en los tres a?os anteriores a la petici¨®n y haber cotizado 12 meses a la Seguridad Social.
Elena. El Defensor del Pueblo se?al¨® en un informe que existe una irregularidad en el trato de las personas j¨®venes en esta norma. Desde el Gobierno nos dijeron que son conscientes, pero que quieren evitar que se tome como una ayuda emancipatoria. Y digo yo, si esa ayuda les sirviese para poder salir del hogar familiar, ?d¨®nde est¨¢ el problema? El bono del alquiler va a llegar a unas 50.000 personas de nueve millones que estimamos que lo necesitar¨ªan. Es un porcentaje anecd¨®tico, rid¨ªculo. La edad media de emancipaci¨®n est¨¢ en 29,5 a?os. ?A qui¨¦n est¨¢n intentando llegar?
Margarita. No hemos podido recurrirlo al Tribunal Constitucional porque no tenemos recursos para un proceso as¨ª. Nos preocupa que algunas voces dentro del Gobierno dicen que no quieren que el IMV suponga un desincentivo para incorporarse al mercado laboral o que hay riesgo de que se cometa fraude. Si este pa¨ªs hace un repaso de qui¨¦n comete fraude, segur¨ªsimo que no lo encuentran en los j¨®venes.
P. A muchos j¨®venes les parecer¨¢ correcto que las ayudas a la juventud se extiendan hasta los 35, pero parece que vosotras no defend¨¦is lo mismo...
Elena. Tenemos que conseguir que no se asocie juventud y precariedad. Si la tendencia es que a los 40 sigues siendo precario, ?vamos a volver a extender lo que se considera juventud? As¨ª nunca nos haremos cargo del problema porque lo asociamos a la identidad. ¡°Claro¡±, dicen los pol¨ªticos, ¡°como es joven...¡±. No. Esa no es la raz¨®n de todos tus problemas.
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