Los espa?oles ante el amor: mon¨®gamos e independientes
El amor es la cuarta prioridad vital, seg¨²n el sondeo de 40dB. para EL PA?S, por detr¨¢s de la salud, los hijos, los amigos o la libertad. Prevalece el modelo de pareja conviviente
Baremar un anhelo. Ponderar alegr¨ªas frente a renuncias. Hacer un gr¨¢fico, barra sobre barra, de cu¨¢nto nos queremos. En principio, parece complicado retratar el amor en una encuesta. ¡°Es un tema inabarcable¡±, dice Javier Moscoso, historiador y fil¨®sofo en el CSIC y autor de Promesas incumplidas. Una historia cultural de las pasiones, quien podr¨ªa hacer un curso ¡°solo con lo que ha cambiado el cortejo¡±. ¡°Adem¨¢s, tiene una enorme dimensi¨®n subjetiva¡±, a?ade, ¡°no contestas lo mismo si est¨¢s enamorado, buscando pareja, desenga?ado o ya fuera del mercado; y no olvidemos que vivimos en una sociedad de enorme autoenga?o, y el amor es una de sus expresiones m¨¢s significativas¡±. Dicho esto, considera que los resultados que ofrece la encuesta de 40dB. ¡ª¡°muy de nuestro tiempo, muy identitarios¡±¡ª son ¡°una cosa maravillosa para los investigadores el d¨ªa de ma?ana¡±.
?Y c¨®mo nos amamos hoy? Seg¨²n la inmensa mayor¨ªa de los 2.000 encuestados, lo hacemos en pareja, heterosexual, mon¨®gama, conviviente y estable. Nos queremos mucho, seg¨²n dicen los emparejados, que ponen un notable a sus pares, y para largo: casi tres de cada cuatro creen que est¨¢n con el amor de su vida. De los que no tienen pareja, la mayor¨ªa la desean, y los que la tuvieron, recuerdan a su ex m¨¢s importante con un ben¨¦volo 6 de 10. Influye en c¨®mo nos queremos nuestra edad, g¨¦nero, nivel socioecon¨®mico y orientaci¨®n sexual, a veces de manera sorprendente. Y aunque minor¨ªa, los solteros militantes existen y quiz¨¢s atisben cierto individualismo contempor¨¢neo, que tambi¨¦n aparece en las renuncias que la gente no est¨¢ dispuesta a hacer por la pareja. Porque a pesar de que, para casi todo el mundo, el amor parece la panacea, tampoco nos importa tant¨ªsimo: es la cuarta de nuestras prioridades vitales.
?Salud, dinero y amor?
Aquel ¡°tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor¡± que sonaba en los guateques no acert¨® del todo el orden, ni el n¨²mero, de los factores. La salud, f¨ªsica y mental, s¨ª lidera las prioridades de los encuestados (con un 9,05 sobre 10), pero pr¨¢cticamente empata con la importancia que dan a hijos, familiares y amigos. Despu¨¦s, valoran su libertad e independencia, y solo en cuarto lugar, aparece ya el amor y la pareja (con un decente 8,3). Por debajo (aunque probablemente sea a lo que dedican m¨¢s horas) punt¨²an el trabajo y los estudios (7,7), y a¨²n despu¨¦s, el dinero. ¡°Salud, allegados e independencia¡±, se entona claramente peor.
Por edad, los encuestados m¨¢s j¨®venes (la generaci¨®n Z, de 18 a 24 a?os) son los que menos puntuaci¨®n (7,6) dan al amor, y los ¨²nicos que ponen por delante el trabajo y los estudios.
De media, mujeres y hombres eval¨²an sus prioridades casi exactamente igual. Si acaso ellas le dan algo m¨¢s de importancia (apenas unas d¨¦cimas) a su independencia y a sus allegados que ellos. ?Sorprende? ¡°El feminismo radical ha trabajado para deconstruir una idea del amor rom¨¢ntico que es una trampa para las mujeres¡±, dice la soci¨®loga Carmen Ruiz Repullo, experta en g¨¦nero y violencias machistas. ¡°Hay un relato que asegura que las mujeres somos m¨¢s sentimentales, un traje que ya no vale, seg¨²n el cual el amor es lo primero, y aquellas que anteponen su realizaci¨®n personal y profesional por delante, son ego¨ªstas y tiranas¡±. Si ¡°el t¨¢ndem es bueno¡±, opina, ¡°si nadie sale perdiendo, cargando con los cuidados y los sacrificios, no hay nada de malo en ello; la monogamia es un modelo exitoso en una sociedad que, desde las vacaciones hasta las hipotecas, est¨¢ estructurada a su alrededor¡±.
Cuanto m¨¢s mayores, m¨¢s importa el amor
Importancia del amor y la pareja siendo 0 la m¨ªnima importancia y 10 la m¨¢xima
+57 a?os
8,48
41-56 a?os
8,33
25-40 a?os
8,06
18-24 a?os
7,58
6
7
8
9
10
Media
8,27
Por situaci¨®n sentimental
Sin pareja
7,18
Con pareja
8,69
6
7
8
9
10
Cuanto m¨¢s mayores, m¨¢s importa el amor
Importancia del amor y la pareja siendo 0 la m¨ªnima importancia y 10 la m¨¢xima
+57 a?os
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41-56 a?os
8,33
25-40 a?os
8,06
18-24 a?os
7,58
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Media
8,27
Por situaci¨®n sentimental
Sin pareja
7,18
Con pareja
8,69
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Cuanto m¨¢s mayores, m¨¢s importa el amor
Importancia del amor y la pareja siendo 0 la m¨ªnima importancia y 10 la m¨¢xima
+57 a?os
8,48
41-56 a?os
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25-40 a?os
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18-24 a?os
7,58
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Media
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Por situaci¨®n sentimental
Sin pareja
7,18
Con pareja
8,69
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Entre los enemigos del amor rom¨¢ntico contempor¨¢neo, seg¨²n el historiador Moscoso, est¨¢n la falta de paciencia actual, su v¨ªnculo con cierta ¡°mercantilizaci¨®n de las relaciones¡±, y tambi¨¦n una parte del feminismo que ha ¡°levantado un muro al considerar que toda relaci¨®n sentimental es una relaci¨®n de dominaci¨®n, algo falso, aunque sea verdad en muchas instancias¡±. Tambi¨¦n los clich¨¦s de que las mujeres son m¨¢s amorosas y los hombres tienen menos sentimientos, que perjudican a ambos. Al historiador los resultados de la encuesta le parecen ¡°conservadores¡±, y apunta a que se considera el amor como algo que reduce la libertad, cuando ¡°elegir pareja es precisamente ejercerla¡±: ¡°Si algo caracteriza a las historias de amor genuinas, es su car¨¢cter contestatario, la uni¨®n imposible de dos personas, de Romeo y Julieta a Layla y Majn¨²n, o ileg¨ªtimo desde el punto de vista comunitario¡±. En este sentido, el m¨¢s reciente ejemplo de la ¡°funci¨®n pol¨ªtica del amor¡± rom¨¢ntico ser¨ªa el matrimonio homosexual, ya que ¡°hace ley un sentimiento¡±.
En la encuesta, aparte de los j¨®venes, solo valoran por debajo del 8 al amor, precisamente, las personas que se salen de la norma heterosexual y aquellas de clase media-media baja. El amor se antoja m¨¢s complicado para estos grupos: son quienes muestran m¨¢s escepticismo en general, ¨ªndices m¨¢s bajos de satisfacci¨®n en sus parejas y mayor deseo de no compartir su vida.
En pareja y bajo el mismo techo
Solo alrededor de un 20% de los encuestados creen que se es m¨¢s feliz sin pareja, aunque la mayor¨ªa prefieren estar solos que mal acompa?ados (¡°en pareja, incluso si la relaci¨®n es mala¡±, es la opci¨®n que m¨¢s se elige en ¨²ltimo lugar). Una inmensa mayor¨ªa quiere ser mon¨®gama en teor¨ªa (un 83,2% dicen preferirlo como modelo) y lo es incluso m¨¢s en la pr¨¢ctica (el 94,6% de las parejas). Los hombres, a gran distancia de las mujeres, preferir¨ªan modelos alternativos (parejas abiertas o poliamor): los de la generaci¨®n X (40 a 56 a?os) llegan a apostar por ello hasta tres veces m¨¢s que sus coet¨¢neas.
Lo mismo pasa (aunque al contrario) con la convivencia. Hipot¨¦ticamente, si el dinero o las circunstancias no fuesen un problema, la mayor¨ªa elegir¨ªa vivir con su media naranja (o con ella e hijos, familiares o amigos) y eso es lo que hace. Solo 1 de cada 10 imagina que es mejor no convivir en absoluto con la pareja. Quienes m¨¢s se alejan de esa media son aquellos individuos con menos recursos. Por g¨¦nero, las mujeres preferir¨ªan mucho m¨¢s no compartir techo con su pareja que los hombres (12,7% frente a 7,1%), y m¨¢s se alejan de ellos cuanto m¨¢s mayores: las baby boomers (m¨¢s de 57 a?os) rechazan tres veces m¨¢s la convivencia que los hombres de su generaci¨®n. En la vida real, de las mayores de 57 emparejadas, solo el 3,5% no convive.
En general, creemos que nos emparejamos por amor, pero seguimos juntos por los hijos. Sin embargo, quienes conviven con sus hijos ven m¨¢s probable separarse que los que no lo hacen (un 2,7 frente a un 1,7 de 10, siendo 10 una ruptura muy probable). Es decir, que la inmensa mayor¨ªa cree que seguir¨¢n unidos en el futuro. No es extra?o pues que el 73% de los emparejados afirmen que est¨¢n con el amor de su vida (lo creen bastante m¨¢s los hombres que las mujeres, las generaciones m¨¢s mayores y los heterosexuales que quienes no lo son).
De media, las parejas encuestadas llevan 22 a?os juntas (la media de duraci¨®n de los matrimonios en Espa?a es de 16 a?os, seg¨²n los datos del INE de 2020). Una estabilidad que parecen proporcionar las experiencias positivas que aseguran vivir con mucha o bastante frecuencia. Entre las m¨¢s habituales: planes comunes, admiraci¨®n y respeto, escucha activa... Las cosas malas son much¨ªsimo menos comunes: falta de ilusi¨®n y aburrimiento, peleas y discusiones. El sexo, el placentero y el que no lo resulta, est¨¢n ambos en un punto intermedio. Eso s¨ª, el bueno ocurre mucho m¨¢s a menudo.
A la psic¨®loga y terapeuta de pareja Alicia Li?¨¢n no le extra?a que las parejas que se declaran satisfechas presuman de compartir planes y comunicarse, porque la mayor¨ªa de las que llegan a consulta no lo hacen. ¡°Lo que se valora es sentirse en armon¨ªa con otro, acompa?ado, valorado, respetado, bien tratado en definitiva...¡±, dice. El sexo es menos importante, ¡°una forma m¨¢s de conexi¨®n¡±. ¡°Su valor es m¨¢s cultural¡±.
Vuelven los celos
Cuando una pareja heterosexual tiene problemas, la que suele iniciar la terapia es ella, explica la psic¨®loga, salvo cuando se llega por una infidelidad, cometida casi siempre por el hombre (la encuesta corrobora que ellas son m¨¢s mon¨®gamas y estrictas sobre lo que consideran una infidelidad, y ellos algo m¨¢s laxos y bastante m¨¢s infieles). De media, un 81% de quienes creen que el mejor modelo para el amor es la monogamia consideran que tener relaciones sexuales con otra persona es una traici¨®n (las personas no heterosexuales lo creen menos, un 70%). Para un tercio de los mon¨®gamos, tambi¨¦n un coqueteo sin contacto f¨ªsico alguno son cuernos. La implicaci¨®n emocional es lo que duele: ¡°A la persona enga?ada no le moleste tanto que el otro haya tenido sexo, sino la p¨¦rdida de intimidad, de lealtad, el ¡®has podido hablar de m¨ª¡±, dice la terapeuta. La mayor disparidad es etaria: un 10% de los menores de 40 consideran infidelidad mirar a otra persona porque es atractiva, casi el doble que sus mayores.
A pesar de la importancia que dan los mon¨®gamos a la fidelidad, solo un 8% de las parejas dicen que los celos se dan mucho o bastante en sus relaciones; y la mayor¨ªa de los solteros que en alg¨²n momento tuvieron pareja no la mencionan como la causa m¨¢s habitual de sus rupturas. La infidelidad es lo que todos los entrevistados, independientemente de edad o g¨¦nero, menos est¨¢n dispuestos a perdonar a sus parejas (¡±lo ¨²nico que no tolero¡±, le dicen a la terapeuta). De media, un 94% no lo pasar¨ªa por alto.
¡°En Shakespeare, Cervantes o Lope, el celoso era un personaje de mofa, alguien quien, contra toda evidencia, se empecina en la idea de haber sido enga?ado, llevado a lo contempor¨¢neo, ser¨ªa un terraplanista¡±, dice Moscoso, para quien el resurgir de ¡°los celos m¨®rbidos¡± muestra que hemos ido ¡°a relaciones m¨¢s posesivas¡±, donde la pareja se ejecuta en t¨¦rminos m¨¢s propios de la ¡°mercadotecnia¡±: ¡°Ya no construyo algo con otra persona frente al mundo, ahora es c¨®mo me siento yo y lo que reflejo¡±. Para la soci¨®loga, las redes sociales han aumentado esa presi¨®n de tener y mostrar una vida y una pareja perfectas.
Entre las concesiones que s¨ª se est¨¢ dispuesto a hacer por amor, m¨¢s de la mitad de los encuestados mencionan, por este orden: irse a vivir a otra ciudad (61%), aguantar a la familia o amigos del otro aunque no sean de su agrado y tener hijos. A irse a vivir a otro pa¨ªs ya no acceder¨ªa la mayor¨ªa (55%). Y la cosa baja bastante cuando se toca el trabajo: dos de cada tres no cambiar¨ªan sus condiciones laborales (reducir su jornada, dice expl¨ªcitamente la pregunta) por su pareja y el 82,5% no estar¨ªa dispuesto a dejar su trabajo.
Ello contradice de nuevo el clich¨¦ de la mujer abnegada. El 14% de ellas se negar¨ªa directamente a todas las concesiones, frente al 7,2% de los hombres. Son especialmente notables la diferencias respecto a trabajar y tener hijos. En la encuesta, el 44% de los hombres menores de 25 aseguran estar dispuestos a cambiar sus condiciones laborales por su pareja, mientras que solo lo har¨ªa el 19% de las mujeres. En la siguiente generaci¨®n (los mileniales, de 25 a 40, que coinciden con la edad media del primer hijo), la diferencia ya es solo de cuatro puntos, pero aun as¨ª, ellas siguen diciendo que ceder¨ªan menos. Sin embargo, en la vida real, las jornadas reducidas son preeminentemente femeninas.
Solteros: de los chicos anhelantes a las se?oras que pasan
La pregunta es en abstracto: ?c¨®mo se es m¨¢s feliz, con pareja o sin ella? Alrededor de uno de cada cinco encuestados dice que mejor sin. ?Qui¨¦nes son esta minor¨ªa de solteros militantes? Su distribuci¨®n demogr¨¢fica es muy parecida, en edad y g¨¦nero, a la poblaci¨®n general, aunque son en mayor medida de clase social baja o media-baja y no heterosexuales. Dan menor importancia al amor que el resto (7,5 frente a 8,2), y muestran m¨¢s individualismo, ya que estar¨ªan menos dispuestos que la poblaci¨®n general a hacer sacrificios por una pareja. Son tambi¨¦n m¨¢s descre¨ªdos respecto al amor de los dem¨¢s: cuando juzgan ¡°a la mayor¨ªa de las parejas que conocen¡± creen, m¨¢s que el resto de las personas, que el enamoramiento ha tenido poco o nada que ver ello, y, sin embargo, intuyen que han influido bastante o mucho las razones econ¨®micas.
Como es normal, una mayor proporci¨®n de los solteros militantes son personas que efectivamente no tienen pareja, pero hay una buena suma de casados que fantasea con ello: entre estos ¨²ltimos, hay un mayor proporci¨®n de infieles que en el resto de los emparejados, son quienes m¨¢s dicen experimentar aburrimiento, peleas y mal sexo con sus c¨®nyuges y quienes expresan una mayor probabilidad de separarse.
Cuando se pasa de la teor¨ªa a la pr¨¢ctica, y se mira a quienes de facto no tienen pareja, la edad y el g¨¦nero marcan interesantes diferencias sobre c¨®mo se vive la soledad amorosa (ojo, estas personas pueden tener ¡°relaciones¡± espor¨¢dicas o regulares con otras personas, pero no las consideran una ¡°relaci¨®n de pareja¡±; y en ning¨²n caso se est¨¢ preguntando por encuentros sexuales). Por ejemplo; entre quienes no tienen pareja ni relaciones de ning¨²n tipo (unos 200 hombres y otras tantas mujeres), un 21% de ellos dicen que viven as¨ª ¡°porque les gusta¡±. Entre ellas, las que est¨¢n a gusto son el 30%. La aversi¨®n a la solter¨ªa parece m¨¢s masculina a pesar del t¨®pico de los solteros felices y las ¡°solteronas¡±.
Poniendo el foco en la edad, proporcionalmente, hay muchas m¨¢s gente sin pareja entre los j¨®venes menores de 25 a?os, donde rondan la mitad de los individuos. En mileniales y generaci¨®n X bajan a un cuarto, para luego aumentar hasta un tercio pasados los 57 a?os.
Los sin pareja m¨¢s j¨®venes son novatos en el amor y la gran mayor¨ªa preferir¨ªa tener a alguien a su lado. Entre estos c¨¦libes involuntarios destacan los hombres j¨®venes heterosexuales que no tienen relaciones de ning¨²n tipo pese a desearlas, muy por encima de las chicas en su situaci¨®n. Son los m¨¢s anhelantes.
Les siguen los mileniales, que en general tampoco quieren esta situaci¨®n y son de hecho quienes menos disfrutan de la solter¨ªa. Pasados los 40, aparecen entre los integrantes de la generaci¨®n X solteros exigentes: m¨¢s de la mitad lo son ya por elecci¨®n. Los mayores de 57, menos dispuestos a compartir su vida, podr¨ªan parecer los m¨¢s esc¨¦pticos frente al amor, pero no por ello, los menos rom¨¢nticos: son quienes m¨¢s mencionan que est¨¢n sin pareja porque no olvidan ¡°un amor del pasado¡±.
Estos baby boomers son quienes m¨¢s disfrutan de la solter¨ªa y quienes menos anhelan (y tienen) relaciones de ning¨²n tipo, un fen¨®meno especialmente frecuente entre las solteras y viudas. A cualquier edad, cuando se pregunta a quien no tiene relaciones de ning¨²n tipo por qu¨¦ no las tiene, las mujeres dicen siempre m¨¢s que los hombres ¡°porque no encuentro a la persona adecuada¡±, y los hombres, m¨¢s que ellas, ¡°porque no encuentro a nadie que se interese por m¨ª¡±. La respuesta ¡°porque me gusta estar soltero/a¡± va variando un poco por edad y g¨¦nero, hasta que se llega a las mujeres mayores: ellas tienen 12 puntos porcentuales m¨¢s claro que prefieren estar solas.
Generaciones, el amor a lo largo de la vida
La edad marca un momento vital y tambi¨¦n uno sociol¨®gico. Las parejas de menos de 25 a?os son las que conviven menos (todav¨ªa) y quienes afirman mantener relaciones sexuales placenteras con m¨¢s frecuencia. Son tambi¨¦n los que practican m¨¢s la ¡°escucha activa¡±. Es ley de vida. A¨²n d¨¢ndole la menor importancia al amor y siendo quienes menos creen que su pareja actual ser¨¢ el amor de su vida, la llamado generaci¨®n Z es quien m¨¢s alto punt¨²a a sus propios, un 8,5 (la peor nota la pone la generaci¨®n X, de 40 a 57, y aun as¨ª, es un 7,9).
A medida que se roza la treintena aparecen los mileniales, la convivencia se duplica y se dobla el n¨²mero de individuos que tienen hijos. Son los m¨¢s emparejados (a¨²n no han llegado las separaciones) y los que m¨¢s quieren vivir juntos, parejas que se empiezan a establecer. Aunque sus relaciones son en general positivas, admiten con m¨¢s frecuencia que ninguna otra franja de edad el sexo no placentero y las discusiones (la hostilidad solo baja de nuevo a niveles ¡°juveniles¡± pasados los 56 a?os). ¡°Hasta que llegan las criaturas y tienes 24 horas para tus aficiones y tu trabajo, todo es muy bonito¡±, dice la soci¨®loga Carmen Repullo sobre esta diferencia etaria, ¡°pero con el reparto de los cuidados, ellas ven que igual salen mal paradas¡±. ¡°El conflicto se da sobre todo cuando nace el primer hijo¡±, asiente la terapeuta Alicia Li?¨¢n, que, sin embargo, tras 25 a?os de experiencia, est¨¢ viendo un pico de parejas j¨®venes que llegan a terapia aun sin descendencia y pocos a?os de relaci¨®n. ¡°Principalmente porque no tienen recursos para resolver conflictos, se sienten peque?os emocionalmente¡±, dice.
El grueso de sus pacientes tienen entre 40 y 50. La edad de la generaci¨®n X. ¡°Coincide con un momento de crisis vital¡±, dice la psic¨®loga. La pregunta ?qu¨¦ quiero hacer el resto de mi vida?, lleva a otra, ?c¨®mo resolvemos esta situaci¨®n en la que llevamos a?os anclados? ¡°Muchas veces la crianza de los hijos ha ¡°llenado¡± un espacio afectivo e invisibilizados los problemas¡±, asegura.
La gran mayor¨ªa de las parejas X encuestadas cuentan que se conocieron sobre todo a trav¨¦s de amigos o en los bares, y que hacen muchos planes en com¨²n y sienten respeto mutuo. Ven menos probabilidades de separarse que quienes son m¨¢s j¨®venes, aunque admiten haber tenido m¨¢s relaciones sexuales con terceros que ellos.
Aunque en infidelidades cometidas, ganan los baby boomers y la generaci¨®n silenciosa (mayores de 57 y de 77 respectivamente), aunque claro, llevan juntos de media 35 a?os. Se declaran a pesar de ello m¨¢s mon¨®gamos que el resto y est¨¢n convencidos en un 75,4% de estar con el amor de su vida. Son los que menos probable ven separarse y quienes m¨¢s planes en com¨²n comparten. Y las parejas que menos vieron menos afectada su relaci¨®n a causa de la pandemia.
Los cambios sociales se muestran sobre todo en el hecho de que las parejas j¨®venes (Z y mileniales) ya se han conocido m¨¢s por internet que en otros lugares. A pesar de que, parad¨®jicamente, piensan (como sus mayores) que en general las redes y apps sirven para tener encuentros sexuales y ligar, pero no tanto para encontrar novio/a. Todos creen, independientemente de la edad, que mantener la pareja es ahora m¨¢s dif¨ªcil que antes de internet.
Los j¨®venes muestran una mayor diversidad de identidades sexuales: entre los menores de 25, la heterosexualidad cae un 15% respecto a los baby boomers, y hay m¨¢s del doble de bisexuales y homosexuales entre ellos. Tambi¨¦n son m¨¢s tolerantes: se enamorar¨ªan casi el doble de alguien de su mismo sexo o con una identidad sexual distinta a la suya que la media (36% frente a 61.2%), ejerciendo su libertad de poder hacerlo.