M¨¢s del 60% de las ¨²ltimas voluntades las hacen mujeres
El testamento vital suele ser redactado por una persona que ha visto de cerca el deterioro de un allegado al final de su vida o por un cuidador
Desde que ten¨ªa 45 a?os, buena parte de la vida de Mar¨ªa Moros y sus hermanos consisti¨® en cuidar a su madre, que fue diagnosticada de alzheimer. Falleci¨® 16 a?os despu¨¦s, en pleno encierro de la covid. Poco antes de eso, Mar¨ªa decidi¨® hacer un testamento vital para plasmar su voluntad de morir dignamente en caso de perder sus facultades mentales: ¡°?C¨®mo voy a desear yo que mis hijos sacrifiquen 16 a?os de su vida, en los que deber¨¢n estar criando, estudiando, trabajando? ?C¨®mo voy a querer que mis hijos tengan que hacerse cargo de lo que significa atender a una mujer con alzheimer durante 16 a?os?¡±.
Esta historia se repite una y otra vez. Entre el personal que trabaja en los registros de ¨²ltimas voluntades ven que es muy frecuente este perfil: el de una cuidadora (la mayor¨ªa son mujeres) que ha visto muy de cerca el deterioro de un ser querido o que ha sido testigo de ello porque as¨ª se gana la vida. Y son mucho m¨¢s conscientes de lo que eso supone; ni lo quieren para ellas, ni ser una carga para sus seres queridos en el futuro. ¡°Estamos detectando que quien decide hacer el documento es quien est¨¢ teniendo contacto con personas en la ¨²ltima parte de la vida. Eso hace que digas: ¡®Yo no quiero que me pase esto¡±, se?ala Geno Ochando, directora del Servicio de Ciudadan¨ªa Sanitaria de Navarra, la comunidad que m¨¢s ha avanzado en la extensi¨®n del testamento vital.
Probablemente, esta realidad tenga mucho que ver en que m¨¢s del 60% de los las ¨²ltimas voluntades registradas en Espa?a hasta julio sean de mujeres, seg¨²n datos del registro provisional del Ministerio de Sanidad. Podr¨ªa pensarse que tambi¨¦n hay un sesgo de edad: las mujeres viven m¨¢s y, por tanto, hay m¨¢s de ellas en el momento de registrar ¨²ltimas voluntades; pero seg¨²n los datos navarros, esta misma tendencia se reproduce en todas las franjas de edad.
Soci¨®logas, asociaciones de cuidadores, psic¨®logos, colectivos de familiares con enfermedades degenerativas. A nadie le extra?a el porcentaje. Tampoco a Mar¨ªa Moros, que adem¨¢s de haber sido cuidadora y haber hecho su testamento vital, es trabajadora social: ¡°Lo que me extra?ar¨ªa es que fuera al rev¨¦s. La mujer tiene conciencia de que no quiere esa miseria para sus hijos si puede evitarlo. Y es m¨¢s dif¨ªcil que la tengan los varones porque a menudo se desentienden de los cuidados. Si esto es as¨ª cuando est¨¢n bien, por qu¨¦ les va a importar lo que pase cuando est¨¦n deteriorados ellos¡±.
No es una cuesti¨®n de g¨¦nero, sino de roles de g¨¦nero, puntualizan varios de los consultados. ¡°Cuando son los hombres quienes cuidan tambi¨¦n se anticipan; lo que provoca eso es la experiencia del cuidado, que est¨¢ de forma muy generalizada en manos de las mujeres¡±, sostiene Montserrat Soronellas, investigadora del departamento Antropolog¨ªa de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona.
Las cifras difieren seg¨²n la fuente: entre el 88,6% de mujeres que cotizan como cuidadoras no profesionales, frente a un 11,4% de hombres, seg¨²n el dato del Imserso, hasta el 63% cuando se habla de quienes se encargan de atender a personas con seis o m¨¢s a?os de discapacidad que apunta un estudio del INE. Una encuesta de Eurofund que pregunta por el cuidado a familiares, amigos o vecinos enfermos o con discapacidad iguala algo m¨¢s la situaci¨®n: una media de 14 horas semanales para ellos y entre 18 y 20 para ellas.
Quienes trabajan con cuidadoras est¨¢n muy acostumbradas a o¨ªrlo. Es el caso de Mayte Sancho, experta en planificaci¨®n gerontol¨®gica del Instituto Matia: ¡°Siempre que haces grupos con ellas esto sale. El comentario es: ¡®Yo desde luego para mis hijos esto no lo quiero. Voy a poner todas las medidas posibles para que esto no sea as¨ª¡±.
Sancho tambi¨¦n cree que puede tener que ver con la ¡°mayor capacidad de afrontamiento de las realidades de la vida que suelen tener las mujeres¡±. ¡°Observo un rechazo a la vejez mayor en los hombres. A pesar de la carga est¨¦tica tan negativa que tiene para las mujeres, llega un momento en que lo asumes. Vas a un centro de mayores, a cualquier actividad, y est¨¢ lleno de mujeres¡±, razona.
El testamento vital no acaba de despegar
Es poco frecuente que quienes no han estado tan cerca de los ¨²ltimos momentos de la vida se decidan a hacer el testamento vital. En toda Espa?a se registraron hasta julio 382.158 ¨²ltimas voluntades (232.587 de mujeres y 136.441 de hombres). Son 8 por cada 1.000 habitantes. En otras palabras, no llega a un 1% de la poblaci¨®n.
El testamento vital es un documento que sirve para explicitar las instrucciones que deber¨¢n tenerse en cuenta cuando el estado de salud no permita expresarlas, especialmente en lo relativo a tratamientos m¨¦dicos y al posterior destino de cuerpo y ¨®rganos. El modelo que tiene preparado la asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente, que puede servir como referencia, expresa: ¡°Si en el futuro mi salud se deteriora de forma irreversible, hasta el punto de perder el uso de mis facultades para solicitar la eutanasia y prestar mi conformidad sobre los cuidados y tratamientos que deseo recibir, el mayor beneficio para m¨ª es finalizar mi vida cuanto antes¡±.
Con la aprobaci¨®n de la ley de la eutanasia hubo un peque?o impulso a estos registros, pero no acaban de despegar. Juan Garc¨ªa, neuropsic¨®logo cl¨ªnico de la Associaci¨® de Familiars d¡¯Alzheimer de Barcelona (AFAB), relata que todav¨ªa es frecuente que se presente una limitaci¨®n por aspectos religiosos: ¡°Muchas personas todav¨ªa se plantean que va en contra de sus convicciones; prefieren que la muerte les llegue cuando les tenga que llegar y no quieren realizar nada por escrito¡±.
Como los dem¨¢s consultados, coincide en que el vivir de cerca un deterioro cognitivo lleva a muchos a dar el paso: ¡°La mayor¨ªa son mujeres porque son mayor¨ªa de cuidadoras. Pero tambi¨¦n veo a parejas en las que uno de los componentes se est¨¢ deteriorando y dan el paso juntos. O a chicas o chicos j¨®venes que tienen a sus padres deterior¨¢ndose¡±.
La ¨²nica comunidad aut¨®noma que est¨¢ cerca de llegar al 2% de la poblaci¨®n con sus ¨²ltimas voluntades hechas es Navarra, por delante del Pa¨ªs Vasco (1,7%) y Catalu?a (1,3%). A la cola se sit¨²an Extremadura (0,2%) y Castilla-La Mancha (0,4%). Uno de los secretos, cuenta Geno Ochando, es facilitar el tr¨¢mite: ¡°Adem¨¢s de hacerlo en el registro o en el notario, para lo que la persona tiene a menudo que desplazarse y contar con tres testigos, hemos habilitado a los trabajadores sociales de los centros de salud, as¨ª que es m¨¢s sencillo y r¨¢pido¡±.
Adem¨¢s de esta facilidad burocr¨¢tica, detr¨¢s hay una tradici¨®n de ¡°formaci¨®n y sensibilizaci¨®n de los profesionales sanitarios y la ciudadan¨ªa¡± en torno a c¨®mo morir y las decisiones que se han de tomar antes de ese momento. ¡°Redactar un documento de voluntades anticipadas requiere realizar una reflexi¨®n previa sobre sus objetivos y sus consecuencias. La informaci¨®n y la ayuda de profesionales de salud, y de otras personas cercanas y de confianza, sean sanitarias o no, nos pueden ser de utilidad en esa reflexi¨®n¡±, se?ala. Este mismo mes de septiembre, el Gobierno foral ha puesto en marcha una campa?a para continuar concienciando a su poblaci¨®n, con el lema Porque para las decisiones importantes sobre el final de mi vida, yo decido elegir.
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