¡°Rezaba por las noches para no ser gay¡±
Ezequiel Videla narra su angustia como hijo de dos pastores evang¨¦licos que lo repudiaron y presuntamente lo acosaron tras confesarles que era homosexual
Ezequiel esper¨® en su habitaci¨®n a que Juan saliera del gimnasio y pasara por debajo de su casa a darle las buenas noches y asegurarse de que todo iba bien. Hab¨ªa dibujado para ¨¦l un colibr¨ª junto a una nota que le lanz¨® por la ventana: ¡°Por fin me siento libre, creo que voy a dar el paso¡±. Dos d¨ªas despu¨¦s, cumplidos los 18 a?os, Ezequiel abandon¨® su hogar, repudiado y acosado por unos padres de f¨¦rreas convicciones religiosas que no aceptaban su homosexualidad y le cre¨ªan enfermo y presa del demonio. ¡°Durante mucho tiempo, tuve que renunciar a lo que era para encajar en el papel de hijo perfecto de una familia cristiana. El d¨ªa que me fui de casa, mi vida empez¨® de nuevo¡±.
En Mendoza (Argentina), David y Erica, los padres del chico, formaban parte de una comunidad de fieles de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular, un culto evang¨¦lico proselitista fundado en los a?os veinte del siglo pasado por una mujer, Aimee Semple McPherson, que propaga cuatro facetas del mensaje de Jes¨²s (el salvador, el bautista, el sanador, el rey). ?l trabajaba de camarero y ella regentaba una tienda. No ten¨ªan problemas econ¨®micos, pero ¡°sintieron que Dios les pidi¨® que se mudaran a Espa?a¡±, adonde llegaron en 2005, cuenta Ezequiel. Levantaron su iglesia en un pol¨ªgono industrial de Terrassa. ¡°Centro Cristiano Vida Nueva¡±, dice el cartel sobre la entrada tapiada del local, cerrado desde 2015.
Ezequiel Videla, que siempre fue un joven ¡°t¨ªmido, sensible, delicado¡±, creci¨® al abrigo de Vida Nueva, pero ¡°con la presi¨®n de dar ejemplo a los dem¨¢s¡± por ser uno de los dos hijos de los pastores (la Iglesia Cuadrangular contempla el ministerio de hombres y mujeres). Recuerda que los domingos acud¨ªa a misa y que en casa practicaban ¡°ayunos¡± en los que dejaban de hacer tal o cual actividad para consagrarse a Dios: ¡°Pas¨¢bamos tiempo en familia, rez¨¢bamos, le¨ªamos la Biblia...¡±, sonr¨ªe Ezequiel, que tiene 24 a?os y no enmienda del todo esa etapa: ¡°Se cre¨® una comunidad admirable, ¨¦ramos como una familia. Hac¨ªamos un mercadillo social, d¨¢bamos clases a ni?os, organiz¨¢bamos bancos de alimentos¡¡±.
Pero algo no encajaba. ¡°La homofobia est¨¢ en la Iglesia. En el caso de mis padres, es exagerada¡±, dice Ezequiel, que supo de ese profundo rechazo desde cr¨ªo, con detalles del d¨ªa a d¨ªa. Como cuando le obligaban a cambiar de canal si en la tele aparec¨ªan homosexuales. O cuando comentaban ¡°mira qu¨¦ asco este mariquita¡± al pasar por la calle junto a un gay. O cuando expulsaron a dos hombres de la cafeter¨ªa que regentan en Terrassa por darse un beso. ¡°Me di cuenta de que les produc¨ªa repulsi¨®n. Y pens¨¦: ¡®Mierda¡±. El despertar sexual de Ezequiel, los ¨²ltimos cursos de la ESO, le asom¨® al abismo. ¡°No entend¨ªa por qu¨¦ no me gustaban las chicas y lo pas¨¦ mal. Ten¨ªa mucho miedo de ser gay. Rezaba por las noches para no serlo¡±. La presi¨®n le llegaba de casa, pero tambi¨¦n del colegio. ¡°Algunos compa?eros me llamaban maric¨®n. No sab¨ªa qu¨¦ hacer con mi vida. Pensaba: ¡®Por favor, Dios, ?por qu¨¦ me has hecho as¨ª?¡±.
Y en estas lleg¨® Juan. El chico del colibr¨ª. El que lo condujo a una vida nueva y lo acompa?¨® cuando estall¨® el conflicto con los padres por su condici¨®n sexual. El que, sin ser ya su pareja, le ha dado la mano estas ¨²ltimas semanas, en el juicio que ha sentado en el banquillo a los pastores evang¨¦licos por un delito contra la integridad moral. Empezaron a salir juntos en Bachillerato. Primero a escondidas, porque Ezequiel ten¨ªa un miedo horroroso a que los vieran juntos. Hasta que decidi¨® pedir ayuda a los profesores de su instituto, el IES Viladecavalls, que organizaron una reuni¨®n con los padres.
El encuentro, muy tenso, se celebr¨® en febrero de 2017. ¡°En la vida, uno toma decisiones de vida o muerte. Y la que t¨² has tomado es de muerte. Dios cre¨® al hombre y a la mujer para reproducirse y el sitio natural del pene es la vagina de la mujer, no el lugar por donde se hace caca¡±, manifest¨® el padre, seg¨²n el escrito de la Fiscal¨ªa ¡ªque pide un a?o y seis meses de c¨¢rcel para cada uno de los acusados¡ª y ratificaron los profesores en su declaraci¨®n como testigos. En las semanas siguientes, los padres intentaron salvar a su hijo del pecado y convencerle de que todo era culpa de Juan. ¡°Pensaban que me meti¨® la homosexualidad en la cabeza¡±. Seg¨²n la Fiscal¨ªa, los padres desplegaron un acoso incansable que acab¨® con una trifulca con Juan de por medio y con las gafas de Ezequiel rotas. ¡°Los profesores reunieron un sobre con dinero para que me comprara unas nuevas porque no ve¨ªa. A¨²n conservo ese sobre¡±, dice agradecido por la solidaridad.
Esa serie de incidentes, ahora pendientes de sentencia, rompieron el v¨ªnculo de Ezequiel con sus padres; tambi¨¦n con su hermana, casada con un miembro de la Iglesia Cuadrangular. Con 18 a?os, se vio solo y teniendo que solicitar ayudas p¨²blicas para sobrevivir. ¡°Me fui a casa de los padres de una amiga cuatro meses, estudi¨¦ Historia del Arte, roc¨¦ una depresi¨®n, he trabajado de camarero, dando clases, cuidando a ancianos¡ He tenido que crecer muy r¨¢pido¡±, resume sobre estos ¨²ltimos seis a?os, en los que se ha sentido arropado por los amigos y por el colectivo LGTBI.
Fernando ?cija es el presidente de la Iglesia Cuadrangular en Espa?a, donde cuenta, dice, con 30 congregaciones y 2.000 fieles. Conoce a los Videla y asegura que la deriva judicial del conflicto le causa ¡°tristeza¡±. ¡°Ezequiel es un chico muy tierno. Quiz¨¢s los padres podr¨ªan haberlo hecho mejor, todos cometemos errores. Pero que un hijo denuncie a su padre¡¡±, lamenta ?cija, que se pregunta ¡°hasta qu¨¦ punto el colectivo LGTBI est¨¢ manipulando y empujando a este chico a romper con ellos¡±. ?cija sostiene que, en la Biblia, ¡°la homosexualidad no se ve como algo correcto¡±, pero niega la existencia de pr¨¢cticas hom¨®fobas en el culto y afirma que Ezequiel ¡°nunca manifest¨®¡± denuncia alguna cuando era miembro activo de la comunidad.
?cija aclara que las ¡°tensiones econ¨®micas y familiares¡± de los Videla les llevaron a dejar su funci¨®n como pastores en Terrassa en 2014. Un a?o despu¨¦s, el centro cerr¨® las puertas al no hallar feligreses dispuestos a tomar las riendas. El presidente asegura que David y Erica ya no son pastores de la iglesia. Tampoco lo sabe Ezequiel porque apenas ha hablado con ellos desde entonces. Alguna vez se han cruzado en la calle. Tambi¨¦n en el juicio, donde el padre se le acerc¨® para decirle ¡°que Dios te bendiga¡±. ¡°?Tienes oportunidad de hablar con tu hijo y le dices eso? Si no me aceptan como soy, ?me quieren realmente?¡±, se pregunta el joven.
Ezequiel asegura que no les guarda rencor (¡±han perdido un hijo y ya cargan con ello¡±), y ni siquiera le interesa una eventual condena. S¨ª le gustar¨ªa que siguieran ¡°un curso de valores de g¨¦nero¡±, aunque no est¨¢ seguro de que vayan a cambiar su forma de ver el mundo. En su casa, junto a su pareja actual, dice que no se siente abandonado porque ha escogido a su propia familia. Exhibe con orgullo los tatuajes que asoman por su nuca y presume orgulloso de otro que no se ve, en el pecho. ¡°S¨¦ que parece de peli rom¨¢ntica, pero...¡±. Es un colibr¨ª, regalo de Juan para ayudarle a volar libre.
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