Pere Aznar: ¡°Ser alcoh¨®lico es como tener un cable pelado que te hace sentirte solo y necesitar beber para lidiar con la movida de estar vivo¡±
El c¨®mico, que confes¨® su adicci¨®n y su rehabilitaci¨®n en su secci¨®n del programa de Andreu Buenafuente, publica ¡®Beber¡¯, un libro donde relata sin dramas ni autocompasi¨®n su relaci¨®n con el alcohol desde su primera borrachera a los 13 a?os
![Pere Aznar, c¨®mico.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FY52ZWFMSRE5XIW4W26WFT5MMI.jpg?auth=9382ed1aceecda5090e07617ccd1469266dbe695fb65dc4cc3044f058ca791e6&width=414)
Si no fuera porque lo ha propuesto ¨¦l, podr¨ªa pensarse que le he tendido una encerrona con el sitio y la hora de la entrevista. Cita a la una de la tarde en una taberna, ultramoderna y cuqui, pero taberna, en la Gran V¨ªa madrile?a. ¡°Soy la se?ora sola frente a la ventana, rollo Hopper¡±, le digo por WhatsApp para que me ubique. Al llegar, dispara la primera en la frente: ¡°Aqu¨ª otro se?or rollo Hopper. De eso va la cosa, de estar solos¡±. Alrededor, una parroquia de turistas, oficinistas y gente de paso da cuenta de las cervezas y los vinos del aperitivo. Aznar pide un descafeinado con leche sin lactosa y sacarina, sirvi¨¦ndome en bandeja la primera pregunta.
?Qu¨¦ se hubiera pedido aqu¨ª y ahora antes de dejar de beber?
Depende de lo que pidieras t¨². Como has pedido una coca-cola y no te conozco de nada, no hubiera pedido un whisky de primeras, sino una cerveza. Y, mientras t¨² te tomas una, yo me hubiera tomado tres.
Me da la impresi¨®n de que tiene un esc¨¢ner tras las gafas.
Ahora miro un mont¨®n fuera, pero tambi¨¦n dentro de m¨ª. Antes no miraba una mierda. Todo lo m¨¢s la pantalla del m¨®vil, bebiendo solo en un bar. Ahora, sobrio, intento comprender las cosas que me pasan y una de las pocas conclusiones que he sacado es que cualquier adicci¨®n tiene que ver con la soledad. Aunque tengas familia, amigos, pareja, hijos, una situaci¨®n equilibrada y estupenda, ser alcoh¨®lico tiene que ver con tener alg¨²n cable pelado en tu cerebro que te hace sentirte muy solo y necesitar beber para lidiar con la movida de estar vivo.
Pero hay quien bebe, incluso mucho, y no es alcoh¨®lico. ?Ellos no tienen el cable pelado?
Claro, tengo amigos y colegas de curro que beben, y mucho, y no tienen un problema, o s¨ª, pero es cosa suya. El quid est¨¢ no en el cu¨¢nto, sino en el por qu¨¦ bebes. Para m¨ª beber nunca fue divertido, jam¨¢s, desde que cog¨ª la primera borrachera con calimocho a los 13 a?os para hacer pandilla.
Pues en el libro cuenta noches de alcohol y coca hasta las tantas.
Nunca consum¨ª por gusto, sino para poder seguir bebiendo. La coca¨ªna era una especie de reconstituyente, nunca he tenido mono de ella. Nunca fui un borracho divertido. Me quedaba callado. Si me hubieras visto alguna de esas noches, habr¨ªas dicho, parece mentira que este pavo vaya tan hasta arriba y no est¨¦ siendo el alma de la fiesta. Eso s¨ª, nunca quer¨ªa irme a casa.
?Qu¨¦ pasaba en casa?
Que estaba la verdad. La realidad, la que est¨¢ en todas partes. Quien no est¨¢, o no quiere estar, eres t¨². Lo que quieres es anestesiar tu cabeza porque en realidad no sabes c¨®mo lidiar con ella, y eso es una mierda.
Se autodefine como ¡°alcoh¨®lico funcional¡±. ?Sabe de muchos?
Much¨ªsimos. Somos personas que desde hace muchos a?os tenemos la necesidad de consumir alcohol para vivir, pero que ese consumo no nos impide funcionar. Yo nunca le he fallado a nadie, nunca he dejado de cumplir en el trabajo, ni con mi responsabilidad de padre, pero nunca estaba en ning¨²n sitio al 100%, sino pensando en cu¨¢ndo y c¨®mo saciar a la bestia. Tengo una especie de superpoder que es beber mucho sin que nadie se d¨¦ cuenta. Eso es doblemente peligroso, porque el clic para dejar de beber o lo haces t¨² o nadie se va a percatar de ello.
Ese clic fue en un tanatorio.
S¨ª, muri¨® un amigo, ca¨ª en un pozo de alcohol y coca¨ªna durante tres d¨ªas seguidos. Llegu¨¦ al tanatorio. Vi a mi amigo muerto. Me met¨ª en el ba?o, me mir¨¦ al espejo y me dije: ¡°?Qu¨¦ cojones est¨¢s haciendo con tu vida?¡±. Algo hizo clic en mi cabeza y decid¨ª que hasta ah¨ª hab¨ªa llegado.
![Pere Aznar, en el bar del Hotel de las Letras de Madrid, donde se realiz¨® la entrevista.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/D445IEOD5NAG5OYUAPXCKI4O2I.jpg?auth=96eb874edf01cc5d5dc1947e24b83e314609c80c8b18a6e3bb362913cbd5eac3&width=414)
?Se divierte ahora sin beber?
Ahora casi no salgo. Hay un momento en que sabes que tienes que irte de los sitios, es como una atm¨®sfera en la que sabes que tu voluntad peligra. Llego a casa a las 2 con la sensaci¨®n de que me he divertido m¨¢s que cuando llegaba a las 8, porque soy yo y decido cu¨¢ndo me voy. Antes no me divert¨ªa, aunque reconozco que pod¨ªa haber un punto de autodestrucci¨®n que me era atractivo.
?El malditismo del alcohol?
Claro, nadie pone en su cuarto un p¨®ster de un t¨ªo que llega a los 99 a?os sobrio y responsable, sino uno de Jim Morrison, Janis Joplin o Amy Winehouse, que estaban en la mierda, pero hac¨ªan cosas incre¨ªbles. Entonces, s¨ª, yo pod¨ªa pensar: ¡°Soy un maldito, soy lumpen¡±, pero cero divertido.
De hecho, confiesa que, tras dejar de beber, temi¨® convertirse en un ¡°co?azo¡± para el resto.
S¨ª, y, encima, me dedico a la comedia. Y, si llevas toda la vida bebiendo, no tienes claro si t¨² eres divertido de verdad o, sin est¨ªmulos, sigues teniendo ganas de serlo. Una de las grandes cosas que me pasan sobrio es que estoy descubriendo c¨®mo soy. Yo cambi¨¦ la edad del pavo por la edad del whisky, y ahora, de repente, veo que a lo mejor soy un tipo m¨¢s sereno y serio de lo que cre¨ªa y eso, dedic¨¢ndote a la comedia, da mucho miedo, porque se supone que tienes que ser un tipo dicharachero. Ha pasado el tiempo y me he dado cuenta de que mi cerebro funciona mejor. Creo que soy mejor c¨®mico. Lo que digo tiene m¨¢s peso y m¨¢s poso.
Confes¨® su alcoholismo en el programa de Buenafuente. Ahora, escribe Beber. ?No teme ser ¡®el alcoh¨®lico de Espa?a¡¯?
Tengo una mezcla de pudor y de miedo a las etiquetas. Pero, sabi¨¦ndolo, como lo saben, mis personas m¨¢s queridas, asumo las consecuencias de la exposici¨®n. Tengo claro que voy a ser toda la vida un alcoh¨®lico alerta, un alcoh¨®lico que no consume. Que hoy, por lo menos, no ha consumido, y espero estar as¨ª toda la vida.
?Qu¨¦ siente al ver, aqu¨ª, en la Gran V¨ªa, a personas sin hogar durmiendo en la acera con un cart¨®n de vino delante?
Los veo todo el rato y me parte el alma. Porque s¨¦ que es una pobre persona que necesita ayuda y que probablemente no la va a pedir nunca. Cuando yo dije en voz alta que era alcoh¨®lico fue un alivio de la hostia, y hay a mucha gente que le cuesta. A m¨ª decirlo en voz alta me ha salvado la vida.
Dedica el libro a su hija, a su expareja, y a su padre. ?Se lo deb¨ªa?
Este libro es para todas las personas que han estado conmigo en el proceso. Y una carta de amor absoluto, y de perd¨®n, a mi hija y a mi padre [se emociona]. He intentado ser mejor pap¨¢ y decirle a mi pap¨¢, que estuvo m¨¢s o menos ausente durante mi infancia: ¡°Pare, lo hiciste lo mejor que pudiste¡±.
?Y ahora, qu¨¦?
Esa es una parte muy dura. Al principio de la decisi¨®n de dejar de beber hay un arranque de voluntad y de amor propio, que dura lo que dura. Pero, cuando te das cuenta de que esto es tu puta vida y que es para siempre, es duro. Una vez, [el periodista] Carles Francino me pregunt¨® si nunca iba a poder tomarme un vino con ¨¦l y le dije que no. No, no puedo tomarme un vino. Ni una ca?a. Ser¨ªa mojar el cable pelado y abrir la jaula a la bestia. As¨ª que, esto va por rachas. Dos o tres meses est¨¢s muy tranquilo. Luego vienen ¨¦pocas de incertidumbre, o escribes un libro en el que hablas de eso, y te entran los temblores, y te vuelven las ganas y te tienes que apaciguar, y sales a caminar a conjurar a la bestia.
La metadona de andar...
Es el cable pelado del que hablaba. Hay algo ah¨ª de que te cuesta estar contigo mismo. Puede parecer que andando est¨¢s contigo mismo, pero vas con los cascos, te a¨ªslas, est¨¢s fuera de ti. A veces bromeo con los amigos con que, si alg¨²n d¨ªa se cae Spotify, lo voy a pasar muy mal. Hay algo en m¨ª, y en cualquier persona adicta, que se resume en un verbo: no se nos da bien vivir, entonces, buscas otros verbos: andar, bailar, correr, comer...
Bueno, a algunas les da por comprar ropa que no necesitan compulsivamente. Me lo ha dicho una amiga.
Pues dile a esa amiga que ahora, despu¨¦s de un a?o y muchos meses, empiezo a ser capaz de estar en un sof¨¢ conmigo mismo sin hacer nada. Sin beber me caigo bastante mejor de lo que me ca¨ªa y creo que soy bastante mejor tipo de lo que pensaba.
'VIVIR SIN BEBER EN M?'
A Pere Aznar (Valencia, 41 años) le encantan los juegos de palabras. Su extroversión y su ingenio le ayudaron de niño y adolescente a buscar, y encontrar, amigos en los diversos colegios, y ciudades, en los que residió, siguiendo los constantes traslados laborales de su padre. También le ayudo, "mucho", el alcohol, que empezó a ingerir de forma compulsiva a partir de su primera borrachera, con calimocho, a los 13 años, para integrarse en una pandilla. Desde entonces, y hasta los 39, Aznar, cómico en prensa, radio y televisión, ha sido, según su propia autodefinición, un "alcohólico funcional" que cumplía en casa y en el trabajo, pero que se sentía cada vez más ajeno a sí mismo. En Beber, su primer libro, cuenta esa vida después de haber confesado su alcoholismo y su voluntad de dejar de serlo en su sección del programa Late Motiv, en horario de máxima audiencia. Se lo dedica a su hija, Valentina, de 8 años, y a su padre.
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![Luz S¨¢nchez-Mellado](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8fa6d141-6327-4b3a-ba1c-06d47dfc5fb2.jpg?auth=83e5f118677c09bcd05b5e7c3bd2bd322707e7e9095295e6017bde16d9ee2d96&width=100&height=100&smart=true)