El sobrino que destap¨® el diario del cura pederasta: ¡°El silencio de la Iglesia es lamentable, conoc¨ªa desde hace d¨¦cadas los abusos¡±
El joven que entreg¨® las memorias secretas de su t¨ªo a EL PA?S defiende su decisi¨®n: ¡°O se est¨¢ con las v¨ªctimas o se est¨¢ con el pederasta¡±
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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Lo que parec¨ªa una caja vulgar de cart¨®n cambi¨® la vida de Fernando Pedrajas. Todo ocurri¨® en mitad de la pandemia, a comienzos de 2021, durante los d¨ªas previos a la gran nevada que te?ir¨ªa de blanco Madrid. Meses antes, la madre de Fernando hab¨ªa muerto y este hab¨ªa ido a la casa familiar que hab¨ªa quedado vac¨ªa para ordenar todo y ponerla en alquiler. Baj¨® al trastero y, escondida entre otros b¨¢rtulos, encontr¨® una caja cubierta de polvo y con la palabra ¡°PICA¡± escrita en una de sus caras. Eran las cosas de su t¨ªo, el cura Alfonso Pedrajas, conocido por todos como Pica, jesuita y misionero en Bolivia que muri¨® por c¨¢ncer en 2009. Dentro, se encontraban las pocas cosas del religioso que hab¨ªan llegado desde el pa¨ªs andino: el pasaporte, algunos libros, un pu?ado de fotograf¨ªas y un archivador de color verde que parec¨ªa contener el diario de su t¨ªo. El t¨ªtulo del legajo, mecanografiado en la primera p¨¢gina, era Historia.
Este es el comienzo de la intrahistoria del caso de abusos que esta semana ha sacudido a Bolivia. En ese documento, Pica admit¨ªa que hab¨ªa abusado de decenas de menores mientras era profesor en varios colegios de la orden en Bolivia, donde vivi¨® entre 1960 y 2009. Tambi¨¦n cuenta c¨®mo lo confes¨® a sus superiores y la orden lo encubri¨®. EL PA?S recibi¨® el diario de manos de Fernando y public¨® su historia el pasado domingo, con el relato de v¨ªctimas y allegados. 48 horas despu¨¦s, el procurador general del pa¨ªs andino ha abierto una investigaci¨®n, los jesuitas han apartado a ocho ex altos cargos de la orden y la Iglesia de Bolivia ha pedido perd¨®n. En Espa?a, pa¨ªs en el que naci¨® Pica y al que viaj¨® con frecuencia, la Conferencia Episcopal ha respondido con una frase a las preguntas de EL PA?S: ¡°Nos unimos al sentimiento manifestado por la Compa?¨ªa de Jes¨²s ante este doloroso caso en su comunicado y a las iniciativas que han dado a conocer¡±.
El sobrino del cura pederasta accede a una entrevista para contar c¨®mo sucedi¨® todo.
Pregunta. ?Qu¨¦ sinti¨® cuando ley¨® el diario?
Respuesta. Tard¨¦ en hacerlo. Cuando lo encontr¨¦ vi que era algo que merec¨ªa la pena ser le¨ªdo, pero ah¨ª se qued¨®. Meses despu¨¦s, cuando vaci¨¦ la casa para alquilarla, comenc¨¦ a leerlo. Al principio disfrutaba, porque en las primeras p¨¢ginas mi t¨ªo narra c¨®mo recorre cientos de kil¨®metros por Bolivia para dar misa y ayudar a los pobres. Me parec¨ªa bonito. Pero cuando me adentr¨¦ m¨¢s, descubr¨ª que Pica fue un pederasta y que la orden lo protegi¨®. Sent¨ª miedo, asco. Me llev¨¦ un chasco, un desencuentro absoluto.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n ten¨ªa con ¨¦l?
R. Siempre sent¨ª que ten¨ªamos cierta conexi¨®n. Ten¨ªa unas dotes art¨ªsticas con las que en cierto modo me identificaba. Creo que ¨¦l lo viv¨ªa de igual manera. Empec¨¦ a tocar la guitarra cuando ten¨ªa 10 a?os. Pica fue uno de mis primeros maestros.
P. ?Qu¨¦ sucedi¨® cuando cont¨® todo al resto de familiares?
R. Tard¨¦ tambi¨¦n. Tuve que digerir toda esa informaci¨®n. Tard¨¦ en asimilarlo. En febrero de 2022, envi¨¦ un correo a toda mi familia y les hice llegar el diario. Recib¨ª pocas respuestas. El apoyo que he tenido, desafortunadamente, lo puedo contar con los dedos de una mano. Pienso que prefieren mirar hacia otro lado.
P. ?Qu¨¦ hizo despu¨¦s?
R. Ten¨ªa muy claro que deb¨ªa hacer dos cosas: una, ponerlo todo en manos de las autoridades; y dos, acudir a la prensa. Escrib¨ª un mismo email en el que esbozaba la historia y lo envi¨¦, por igual, al actual director del colegio Juan XXIII [centro donde han aparecido m¨¢s v¨ªctimas de Pica], Luis Carrasco; al directorio de J23, la asociaci¨®n de antiguos alumnos de este colegio; a todas las organizaciones dedicadas a la protecci¨®n de v¨ªctimas de abusos a menores que consegu¨ª encontrar en Google y a los principales medios de comunicaci¨®n.
P. ?Cu¨¢les fueron las respuestas?
R. Respecto a los medios, fueron muchas, pero yo quer¨ªa que lo investigara EL PA?S. Estaban investigando el tema a fondo y adem¨¢s era un peri¨®dico con presencia en Latinoam¨¦rica. La primera persona que contact¨® conmigo desde Bolivia fue Luis Carrasco, director actual del colegio. Me dijo que ¨¦l no conoc¨ªa nada de esta historia y que, por tanto, ¨¦l no estaba en disposici¨®n de poder ayudar. A trav¨¦s de este se?or, los jesuitas se pusieron en contacto conmigo, en concreto, un sacerdote jesuita que se llama Osvaldo Chirveches, exprovincial y director de la delegaci¨®n de ambientes seguros de la orden.
P. ?C¨®mo fue esa comunicaci¨®n?
R. Me pidi¨® que tuvi¨¦ramos una reuni¨®n y acced¨ª. Pero le respond¨ª en un correo electr¨®nico que me gustar¨ªa que asistiese tambi¨¦n Carrasco, en copia en el mismo mensaje. Y este me contest¨® que, como no ten¨ªa internet, no pod¨ªa. Me lo contest¨® por email. Esa fue la ¨²ltima comunicaci¨®n del director del colegio donde mi t¨ªo abus¨® de una cantidad de ni?os incontable. En este punto yo decid¨ª divulgar todo esto.
P. ?Pero no sigui¨® en comunicaci¨®n con los jesuitas?
R. S¨ª, Chirveches insisti¨® mucho en que le enviara el diario. Pero yo no confiaba.
P. ?Y las autoridades eclesi¨¢sticas espa?olas?
R. Decid¨ª llevar la denuncia a la archidi¨®cesis de Madrid, donde vivo. Pero, a d¨ªa de hoy, no he conseguido darles el documento. He ido como en cinco ocasiones y no he conseguido identificar siquiera a la persona que me ten¨ªa que atender para recoger el documento. Despu¨¦s de dejarle mis datos, tel¨¦fono, email y que nadie me llamase, he dado por perdida esa v¨ªa. Impresentable.
P. ?Qu¨¦ sucedi¨® con los antiguos alumnos?
R. A la asociaci¨®n de antiguos alumnos le ofrec¨ª el diario por si lo quer¨ªan utilizar para poner una denuncia en Bolivia, pero que, si lo quer¨ªa para divulgarlo, prefer¨ªa que lo hiciera primero la prensa. Para m¨ª, era imprescindible que toda la informaci¨®n que se publicase hubiese sido previamente contrastada. En ese momento no aceptaron y decidieron no denunciar. Segu¨ª hablando con ellos de manera muy cordial y siempre se mostraron muy colaborativos. Y, por supuesto, tendr¨¢n el diario inmediatamente. Les pertenece y deben leerlo.
P. ?Le ayudaron a localizar a v¨ªctimas?
R. S¨ª. Las v¨ªctimas han sido clave para que todo saliera adelante. A ellas, y a las que no he conocido, me gustar¨ªa decirles que siento mucho que tuvieran que pasar por una situaci¨®n tan espantosa, que no puedo ni imaginar. Pero tambi¨¦n que no est¨¢n solas.
P. Llev¨® el caso a la Fiscal¨ªa
R. S¨ª, pero fue archivado. Mi t¨ªo est¨¢ muerto y es evidente que est¨¢ prescrito. Una v¨ªctima declar¨® desde Bolivia, aunque la asociaci¨®n de antiguos alumnos, como entidad, decidi¨® no apoyarla. Pero voy a intentar reabrir la denuncia para que las personas que conocieron los abusos que cometi¨® Pica y lo encubrieron sean juzgadas. Ahora, mi intenci¨®n es crear una agrupaci¨®n de v¨ªctimas que apoyen una denuncia general para presentarla aqu¨ª, en Espa?a. Aunque sean an¨®nimamente. Conozco la identidad de muchas de las v¨ªctimas que todav¨ªa no se han pronunciado. A ellos les digo: muchas ocup¨¢is puestos importantes dentro de la Administraci¨®n p¨²blica en Bolivia. Vuestra colaboraci¨®n es importante. Les animo a que me manden un email a la siguiente direcci¨®n: asociacionvictimasj23@gmail.com. Es el momento de actuar.
P. El diario tambi¨¦n es una historia sobre el encubrimiento.
R. Es lo m¨¢s alarmante de todo. No s¨¦ ni c¨®mo llamarlo de lo repugnante que es. No se pueden escudar en el secreto de confesi¨®n. Marco Recolons [¨²nico encubridor que habl¨® con EL PA?S] tiene que ser juzgado. Y si se demuestra que ten¨ªa conocimiento [de los abusos], tiene que asumir las consecuencias. El silencio de la Iglesia es lamentable. Conoc¨ªa desde hace d¨¦cadas los abusos cometidos por Pica y de otros jesuitas. Lo ocult¨® con mentiras y contin¨²a mintiendo sobre el caso.
P. ?Siguen mintiendo?
R. S¨ª. Recibieron m¨¢s denuncias de abusos, de Pica y de otros curas.
P. ?Qu¨¦ opina sobre las reacciones tras la publicaci¨®n del reportaje?
R. Hay una cosa que me parece totalmente significativa. Los jesuitas han apartado a ocho personas de su cargo en 48 horas, cosa que nunca hab¨ªa sucedido con tanta diligencia. Es una evidencia m¨¢s de que conoc¨ªan la situaci¨®n. Esta medida ha ocurrido debido a la publicaci¨®n, que tambi¨¦n afortunadamente ha tenido un impacto sorprendente en los medios de Bolivia y en las instituciones.
P. ?Qu¨¦ espera ahora?
R. Nos asomamos a la punta del iceberg. Esperemos que, como m¨ªnimo, los implicados que encubrieron todo esto y siguen vivos sean debidamente juzgados y condenados. Y que por parte de la Iglesia cat¨®lica haya una compensaci¨®n hacia las v¨ªctimas.
P. Muchos ven el paso que usted ha dado como un acto an¨®malo y valiente, al manchar deliberadamente el nombre de un familiar suyo.
R. Para m¨ª no es un acto de valent¨ªa. Creo que los familiares de los agresores deben dar un paso adelante. Denunciar sin lugar a duda. En este camino no cabe la equidistancia. Se est¨¢ con las v¨ªctimas o se est¨¢ con el pederasta, o se denuncia su comportamiento o se le encubre. No hay matices.
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