El racismo marca la cotidianidad de los que no somos blancos en Espa?a
Los insultos racistas contra el jugador de f¨²tbol Vinicius son la punta del iceberg de un problema generalizado y normalizado en la sociedad
Vivo en Espa?a hace un a?o y cuatro meses. No soy brasile?o, ni juego al f¨²tbol ¡ªprofesional¡ª, ni me llamo Vinicius. Pero soy negro como el jugador del Real Madrid. Y, lamentablemente, el color de mi piel ha marcado mi experiencia en este pa¨ªs.
Desde que llegu¨¦ aqu¨ª, llevo un diario. Es un documento de Word que tengo a mano en el escritorio de mi laptop y que abro con una frecuencia insoportable para anotar las experiencias racistas que vivo. Cada uno de esos pasajes, cada escena de discriminaci¨®n vivida, con sus respectivas descripciones, las he anotado. Voy por ciento ochenta y dos en el casi a?o y medio.
Por eso, desde esta ma?ana, no puedo parar de ver en loop los videos asquerosos del estadio de Mestalla, donde aficionados profieren insultos inadmisibles a Vinicius. Por eso el rostro desencajado del jugador, atrapado en uno de esos videos en un plano corto, al escuchar semejante brutalidad, me ha provocado tanta rabia, tanta desaz¨®n. Porque s¨¦ que es lo que est¨¢ sintiendo Vinicius en ese preciso instante, el mismo desamparo, la misma animadversi¨®n que he sentido yo, cuando me han dicho en una tienda que porto un billete falso sin que lo comprueben, cuando me piden identificaci¨®n en el transporte p¨²blico, cuando en los bares asumen que trabajo en ellos y no que estoy pasando un momento de ocio, cuando en la calle ¡°piropean¡± a mi hijo, de piel m¨¢s clara, porque sali¨® ¡°m¨¢s adelantado¡± que yo, cuando entro a los mercados y escucho a los dependientes decir a mis espaldas que me sigan porque voy con una bolsa, cuando las personas blancas me llaman persona de color, como si el negro fuera el ¨²nico color que existiese y como si el blanco no lo fuera. Porque todo lo que ha tenido que soportar Vinicius a lo largo de esta temporada en varios estadios, es lo que sucede tambi¨¦n fuera de las canchas de f¨²tbol de Espa?a.
Lo triste del asunto es que estamos hablando de racismo hoy en Espa?a por el caso Vinicius y no por la existencia del fen¨®meno, aunque se repita por todos lados el mantra de que ¡°Espa?a no es racista, pero en Espa?a s¨ª hay racistas¡±. El racismo hoy est¨¢ en boca de todos porque estamos hablando de un jugador del Real Madrid, de una estrella del merchandising, de un millonario. Porque hay pocos espacios de mayor visibilidad en este planeta que el f¨²tbol. Si no fuese as¨ª, boca cerrada.
Obvio que hay racismo en Espa?a. Marca la cotidianidad de los que no somos blancos. No son casos aislados, como muchos medios de comunicaci¨®n, intelectuales, pol¨ªticos, empresarios, todos blancos, por supuesto, quieren hacerle creer a la sociedad: es algo viejo, de pueblo, de personas mayores. No, no y no. Repito: el racismo en Espa?a existe. Y est¨¢ hoy demasiado presente en el d¨ªa a d¨ªa de la gente.
La ¨²nica forma de combatirlo es asumi¨¦ndolo y acept¨¢ndolo. Volcarse toda la sociedad espa?ola para erradicarlo. Esta pelea es seria y en ella no valen las imposturas. No tiene ning¨²n sentido colocar una pancarta en un estadio de f¨²tbol que diga ¡°No al racismo¡± y que delante de ella los aficionados, con risas en los labios, le griten mono a los jugadores negros.
Abraham Jim¨¦nez Enoa es periodista cubano y autor de ¡®La isla oculta¡¯.
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