El seguro escolar, un salvavidas para la salud mental juvenil: ¡°Sin ¨¦l estar¨ªa muerto¡±
La prestaci¨®n del Instituto Nacional de la Seguridad Social destina casi 20 millones de euros p¨²blicos a financiar los tratamientos psicol¨®gicos de miles de estudiantes en cl¨ªnicas privadas
Alejandro Aboy habla abiertamente sobre su trastorno de la conducta alimentaria. Quedan lejos ya las batas blancas, las b¨¢sculas, los hospitales de d¨ªa y las consultas psicol¨®gicas que lo rodearon durante meses hace cuatro a?os, cuando la anorexia aplast¨® su vida social, acad¨¦mica y familiar. Ahora, desde la perspectiva que confiere estar curado, este joven madrile?o de 22 a?os reconoce que es de los que han tenido suerte. Porque ha podido salir del c¨ªrculo vicioso de la alimentaci¨®n disfuncional y porque lo ha hecho de manera totalmente gratuita, gracias a una prestaci¨®n econ¨®mica de un organismo p¨²blico: el seguro escolar. Aunque no es muy conocida, miles de j¨®venes como ¨¦l se benefician cada a?o de esta ayuda, con la que pueden pagar diversos tratamientos en cl¨ªnicas privadas. Su presupuesto en 2022 fue de 20.113.326 euros. De ellos, el 97% del total, 19.603.700 euros, se destinaron ¨ªntegramente a pagar tratamientos psicol¨®gicos y psiqui¨¢tricos para estos j¨®venes en cl¨ªnicas privadas de salud mental. ¡°Sin ese seguro escolar, ahora estar¨ªa muerto¡±, asegura Aboy.
No son muchos los estudiantes o padres que saben de la existencia del seguro escolar. Cualquier alumno de Espa?a de entre 14 y 28 a?os puede utilizarlo para pagar algunos de sus tratamientos m¨¦dicos en centros privados. La recaudaci¨®n, a cargo del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), se obtiene de un peque?o pago que las familias abonan, de manera casi autom¨¢tica, cada vez que hacen la matr¨ªcula del nuevo curso escolar. Son 2,24 euros. La mitad ¡ª1,12 euros¡ª, la abonan las familias, y el resto lo pone el Ministerio de Seguridad Social. Aunque est¨¢ dise?ado para cubrir distintos tipos de servicios, desde cirug¨ªas o quimioterapias hasta el fallecimiento de un cabeza de familia, en realidad se destina casi en su totalidad a sufragar los procesos psiqui¨¢tricos y psicol¨®gicos en cl¨ªnicas privadas de los estudiantes que lo piden. La prestaci¨®n se ha convertido en un inesperado salvavidas para muchos j¨®venes, en un momento de gran aumento de la demanda para cuidar la salud mental.
La anorexia fue una etapa negra en la vida de Aboy. Acudi¨® a un centro privado especializado en el tratamiento de trastornos de la conducta alimentaria despu¨¦s de haber intentado recibir terapia en el servicio p¨²blico de salud. Esper¨® semanas para la primera cita. Le pudieron ofrecer, como m¨¢ximo, una sesi¨®n de 45 minutos al mes. ¡°Me encantar¨ªa haberme podido curar en la sanidad p¨²blica, pero eso no era suficiente para lo grave que estaba¡±, recuerda.
Lo mismo le ocurri¨® a In¨¦s, una joven de 22 a?os residente en Madrid, que tambi¨¦n pas¨® por un trastorno de la conducta alimentaria. Sus padres la llevaron a las urgencias de un hospital p¨²blico cuando ya era incapaz de comer nada, ¡°como mucho un tomate al d¨ªa¡±. Como les ofrecieron cita para una primera consulta a mes y medio vista, decidieron acudir a una cl¨ªnica especializada. ¡°Mi madre se indign¨® mucho¡±, recuerda la joven, que prefiere no dar su apellido. En la recepci¨®n del centro privado se enter¨® de que exist¨ªa el seguro escolar, y le ense?aron c¨®mo reclamarlo. Gracias a ¨¦l, su familia pudo costearse el tratamiento: ¡°Sin ese dinero no podr¨ªa haber ido al hospital de d¨ªa. Y sal¨ª de mi trastorno gracias a eso. Si no, no s¨¦ d¨®nde estar¨ªa ahora. Seguramente muerta¡±, sentencia.
Unas 4.530 familias se beneficiaron de la ayuda en 2022, con la que pudieron pagar los tratamientos de salud mental de sus hijos, hermanos o los suyos propios en centros privados: 3.250 pacientes lo hicieron en la modalidad de internamiento ¡ªque incluye hospitales de d¨ªa e ingresos¡ª y 1.280 de ambulatorio. Pr¨¢cticamente la misma cantidad de familias toman la decisi¨®n de recurrir al seguro escolar desde, por lo menos, 2015 ¡ªa excepci¨®n del periodo de pandemia¡ª, porque o no pudieron o no quisieron acudir al sistema p¨²blico.
Pero la demanda es tal que, a pesar de que el sistema recaud¨® mediante las cuotas de las matr¨ªculas hasta 8.840.959 euros en 2022, la propia Seguridad Social tuvo que destinar ese mismo a?o una partida extra de unos 11 millones de euros de los fondos p¨²blicos, para llegar a sumar as¨ª los poco m¨¢s de 20 millones de euros de presupuesto total necesarios para atender las peticiones del seguro, seg¨²n los datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) obtenidos por EL PA?S mediante el portal de transparencia. Fuentes del organismo atribuyen la elevada asignaci¨®n de fondos a las cl¨ªnicas de salud mental privadas a que los tratamientos de salud mental son muy caros, lo que incrementa el gasto total. ¡°De accidente escolar hay pr¨¢cticamente el mismo n¨²mero de expedientes, pero el coste de la asistencia es menor¡±, explican.
Los expertos se?alan que los problemas de salud mental requieren intervenciones muy especializadas. Para ¡°curar¡± completamente un trastorno mental, como el alimenticio, hacen falta la convicci¨®n absoluta del paciente ¡ªporque sin ella no se avanza¡ª, un equipo multidisciplinar bien coordinado que le acompa?e en todo momento y mucho tiempo. Los tratamientos pueden durar a?os, algo muy complicado de garantizar en el actual Sistema Nacional de Salud. Adem¨¢s, debido a la gran demanda en el sistema p¨²blico, se establecen criterios de gravedad para atender a los pacientes.
Para Aboy y para In¨¦s, es esencial insistir en una idea: ¡°No hace falta tocar fondo para pedir ayuda¡±. ¡°Todos merecemos apoyo en cualquier estadio de la enfermedad. Sentir que si no est¨¢s en el pozo no mereces que te ayuden es muy duro, adem¨¢s de insano. Nunca piensas que est¨¢s lo suficientemente mal¡±, critica Aboy. En ese sentido, In¨¦s opina que el tratamiento en la p¨²blica se ve m¨¢s limitado: ¡°Est¨¢ enfocado en recuperar el peso o evitar los s¨ªntomas urgentes. Pero, sin un seguimiento a largo plazo, el paciente puede recaer con facilidad¡±.
¡°Si queremos resultados que se mantengan a largo plazo, no podemos limitarnos a tratar los s¨ªntomas, sino el malestar psicol¨®gico que los explica y mantiene¡±, considera Antoni Grau, director cl¨ªnico de Ita Salud Mental, uno de los gigantes empresariales del sector en Espa?a. Los centros privados ofrecen tratamientos especializados de larga duraci¨®n, que permiten no solo reducir todas las conductas da?inas, sino tambi¨¦n buscar y tratar lo que las provoca en sesiones de terapia individual y grupal semanales. Algunos centros incluyen varias comidas al d¨ªa y cuentan tambi¨¦n con servicios adicionales, como los de nutricionistas o terapeutas ocupacionales. Todo ello reduce el riesgo de posibles reca¨ªdas en el futuro. Son una opci¨®n estructurada, explica Grau, que funciona: ¡°El 85% de los pacientes consiguen los objetivos propuestos por el tratamiento o una mejora cl¨ªnicamente muy significativa¡±. Ita Salud Mental trata a m¨¢s de 9.000 pacientes de todas las edades al a?o, seg¨²n los datos de actividad de la empresa en 2022. De ellos, un 17%, unos 1.400, recurre a la prestaci¨®n del seguro escolar.
Las cifras de suicidios juveniles, intentos de suicidio y conductas autol¨ªticas en adolescentes han crecido pr¨¢cticamente sin freno desde el confinamiento. En 2021 se suicidaron 22 menores de entre 10 y 14 a?os en Espa?a, la cifra m¨¢s alta desde 1991, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica. El tel¨¦fono de ayuda para j¨®venes con pensamientos suicidas de la Fundaci¨®n Anar atendi¨® 4.554 llamadas el a?o pasado, frente a las 958 de 2019. ¡°Con demasiada frecuencia recibimos a pacientes con muchos tratamientos ya fracasados. Si analizamos qu¨¦ no ha ido bien, observamos que, o bien el tratamiento no ha sido llevado a cabo por un equipo especializado e interdisciplinar, o que el paciente ha recibido una intervenci¨®n centrada exclusivamente en paliar los s¨ªntomas¡±, corrobora Grau.
El seguro escolar cubre la totalidad o gran parte del tratamiento, tanto en la modalidad de internamiento como en la de ambulatorio, y no depende de la renta familiar. Un mes de ingreso en un hospital psiqui¨¢trico privado en Madrid, por ejemplo, puede llegar a costar 5.250 euros al mes. Un hospital de d¨ªa a tiempo completo en la misma ciudad durante los cinco d¨ªas de la semana, m¨¢s de 900 euros mensuales. ¡°Esos precios ya son de por s¨ª prohibitivos. Dejan fuera a muchas familias que no los pueden pagar. Imag¨ªnate sin el seguro [escolar]¡±, expresa Aboy.
Manuel Faraco es director m¨¦dico de Adalmed, un centro privado especializado en el tratamiento de TCA en Madrid. El mismo al que acudi¨® Aboy cuando decidi¨® que necesitaba ayuda. ¡°Si se eliminara la prestaci¨®n del seguro, solo podr¨ªan continuar con sus tratamientos las familias con mucho dinero¡±, asegura. El psiquiatra explica que, adem¨¢s del impacto de la pandemia en el empeoramiento de la salud mental de la poblaci¨®n, las redes sociales tambi¨¦n contribuyen a disparar problemas como los trastornos de la conducta alimentaria, de la personalidad o las autolesiones. ¡°Ahora tenemos una demanda brutal, de un 30% a un 40% superior a la de a?os anteriores. La lista de espera est¨¢ hasta los topes, y eso que hemos abierto dos centros m¨¢s. La gente se queja, pero no podemos absorber a m¨¢s pacientes¡±, lamenta.
Fallos en la tramitaci¨®n
No todas las comunidades aut¨®nomas mantienen la prestaci¨®n del seguro escolar con la regulaci¨®n nacional. A algunas ¡ªArag¨®n, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Extremadura y Pa¨ªs Vasco¡ª se les ha transferido la gesti¨®n. Y, en algunas de ellas, se ha eliminado la prestaci¨®n de neuropsiquiatr¨ªa del seguro escolar. La gesti¨®n del seguro escolar por parte del INSS var¨ªa tambi¨¦n dependiendo de la provincia, y los centros especializados denuncian fallos en su tramitaci¨®n. ¡°Este a?o nos han pagado facturas del 2018, y siguen todav¨ªa abon¨¢ndonos muchas de 2019¡å, critica Faraco. Es decir que, en la pr¨¢ctica, muchos centros privados han estado financiando durante a?os los tratamientos de sus propios pacientes. Estos adelantos y las demoras en la devoluci¨®n endeudan a algunos centros y afectan a la viabilidad econ¨®mica de los m¨¢s peque?os. Desde el INSS aseguran que los retrasos pueden tener su justificaci¨®n en el volumen de expedientes que presenta cada provincia, as¨ª como en la presentaci¨®n tard¨ªa de las facturas por parte de las cl¨ªnicas.
Grau explica que casi todos los centros de Ita Salud Mental asumen el coste del tratamiento de sus pacientes hasta que el INSS hace efectivo el pago de la factura, ¡°con independencia del tiempo que se tarde en hacerse efectivo este pago¡±. A pesar de ello, siguen quedando pacientes que no logran vencer a la enfermedad, por m¨²ltiples razones. Una de ellas es que el seguro escolar cubre ¨²nicamente un m¨¢ximo de dos a?os de tratamiento, por lo que algunos pacientes se ven obligados a abandonarlo a la mitad. Tanto Faraco como Grau aseguran que las cl¨ªnicas hacen lo posible por buscar fuentes de financiaci¨®n alternativas que posibiliten a los pacientes continuar con la terapia, a pesar de no tener medios econ¨®micos suficientes. ¡°Aunque no siempre es posible¡±, admite el segundo.
Aboy e In¨¦s est¨¢n mejor. Los dos terminaron sus respectivos tratamientos de hospital de d¨ªa y siguen con las sesiones individuales de terapia. Por precauci¨®n, para seguir creciendo y cuid¨¢ndose. Dicen que ser¨ªa un ¡°desastre¡± si se eliminara cualquier opci¨®n de tratamiento. ¡°Porque hay pocas¡±.
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