Yu Haibin: ¡°En China, desde la guerra del opio, la repulsa contra las drogas corre por nuestras venas¡±
El experto, uno de los m¨¢ximos responsables de Pek¨ªn en la lucha contra las drogas, asegura que la cooperaci¨®n con Estados Unidos para prevenir el tr¨¢fico de fentanilo ¡°se ha restablecido plenamente¡±
El subdirector de la Oficina de la Comisi¨®n Nacional de Control de Estupefacientes aguarda en una sala ubicada en un hotel anexo al ministerio de Seguridad P¨²blica, en Pek¨ªn. Es lunes y Yu Haibin (Mongolia interior, China, 1971), uno de los primeros espadas de la lucha antidroga de este pa¨ªs, recibe a EL PA?S para hablar de la epidemia del fentanilo, una droga sint¨¦tica que mata cada a?o a m¨¢s de 70.000 personas en Estados Unidos. Washington lleva a?os reclamando una mayor cooperaci¨®n de Pek¨ªn para detener la lacra. China alberga una gigantesca industria qu¨ªmica que produce compuestos que pueden combinarse para crear el fentanilo, un opi¨¢ceo 50 veces m¨¢s potente que la hero¨ªna. Decenas de empresas y ciudadanos chinos han sido sancionados o son reclamados por la justicia estadounidense por su presunta vinculaci¨®n al tr¨¢fico de esta droga y por vender los precursores con los que fabricarla. Muchos de estos pasan por M¨¦xico, donde son transformados en la droga que finalmente causa estragos en ciudades como San Francisco o Filadelfia.
El asunto, con la tensi¨®n pol¨ªtica en cotas m¨¢ximas, ha sido un campo de disputa entre superpotencias. En la entrevista, realizada mediante int¨¦rprete, Yu defiende que Washington no ha presentado pruebas legales de que ning¨²n ciudadano chino haya cometido actos ilegales. Y asegura que, tras la reuni¨®n de noviembre en San Francisco entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping, la ¡°cooperaci¨®n¡± entre ambos pa¨ªses ¡°se ha restablecido plenamente¡±. Muestra ¡°empat¨ªa¡± hacia Estados Unidos, pero tambi¨¦n se?ala que las ra¨ªces del problema de adicci¨®n se encuentran en ese pa¨ªs. En la Rep¨²blica Popular, en cambio, la historia juega un papel clave en el rechazo hacia los estupefacientes: ¡°China sufri¨® enormemente la guerra del opio, por lo que nuestra repulsa contra las drogas corre por nuestras venas¡±, dice en referencia a la adicci¨®n que recorri¨® la China imperial del siglo XIX y fue el origen de los conflictos con las potencias coloniales.
Yu viste de forma sobria, con la chaqueta azul sobre camisa blanca que suelen llevar los cuadros del Gobierno. Habla de forma pausada durante m¨¢s de una hora. Ha preparado las respuestas a conciencia ¡ªse solicit¨® el env¨ªo de cuestiones a tratar de forma previa¡ª, aunque admite preguntas que se salen del guion. Tres funcionarios le acompa?an en la entrevista. El hoy subdirector entr¨® en el ministerio de Seguridad P¨²blica, al frente de la Polic¨ªa, tras graduarse en la universidad y lleva 10 a?os dedicado al control de Narc¨®ticos, vinculado entre otras cosas a los precursores qu¨ªmicos y las llamadas Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP). Considera que su trabajo exige ¡°encontrar un equilibrio entre no influir en el uso industrial de sustancias qu¨ªmicas y prevenir y luchar contra su desv¨ªo il¨ªcito¡±. Este dilema en una potencia qu¨ªmica e industrial como China resume buena parte del problema del fentanilo: una droga sint¨¦tica regulada, pero que se puede fabricar gracias a precursores qu¨ªmicos no regulados.
Yu pone el ejemplo del ¨²ltimo a?o para explicar el dilema. En 2023, cuenta, Estados Unidos interpuso ¡°unilateralmente¡± cinco acciones judiciales, sanciones y detenciones vinculadas al fentanilo que afectaron a 31 empresas y 39 ciudadanos chinos. Pero seg¨²n las investigaciones de Pek¨ªn, el material y las sustancias implicadas ¡°no est¨¢n controlados¡± por China, ni ¡°catalogados¡± por este pa¨ªs, Naciones Unidas o Estados Unidos. Es decir, su comercio no est¨¢ prohibido. Adem¨¢s, las pruebas han sido ¡°principalmente obtenidas por agentes estadounidenses que se hac¨ªan pasar por clientes para comprarlas¡± y en algunos casos las compa?¨ªas implicadas, a pesar de que solo publicaron anuncios de venta o aceptaron consultas sin realizar transacciones reales, ¡°tambi¨¦n han sido sancionadas¡±. China ¡°no ha encontrado pruebas de que las empresas y ciudadanos sancionados hayan violado las leyes chinas¡±, responde. ¡°Si Estados Unidos puede aportar pruebas obtenidas por canales legales conforme a las leyes chinas de que estas empresas y ciudadanos violaron las leyes chinas, entonces China tomar¨¢ medidas en¨¦rgicas con arreglo a las leyes chinas¡±.
El subdirector Yu reconoce que las ¡°dificultades¡± con respecto al ¡°control¡± de los precursores se extienden a toda la comunidad internacional. Este ¡°producto qu¨ªmico¡± tiene ¡°dos caras¡±: puede ser usado ¡°para el tr¨¢fico ilegal¡± y la fabricaci¨®n de drogas; pero tambi¨¦n se emplea ¡°en la producci¨®n industrial y agr¨ªcola, y en la vida cotidiana, incluida la investigaci¨®n cient¨ªfica¡±. El gigante asi¨¢tico, al ser el mayor productor de qu¨ªmicos del planeta, se encuentra en el centro de la tormenta. Pero Yu enuncia los convenios internacionales para explicar que el hecho de que una sustancia se use para elaborar estupefacientes no significa que, de forma autom¨¢tica, deba ser regulada. Se deben ponderar sus otros usos. La aproximaci¨®n de China, prosigue, pasa por controlar estos qu¨ªmicos para evitar que se pierdan por canales ilegales, mediante advertencias, dando protagonismo a las asociaciones industriales y ejerciendo ¡°la autodisciplina corporativa¡±. ¡°No solo debemos combatir la ilegalidad, sino tambi¨¦n proteger la legalidad¡±, resume.
M¨¢s de 6.500 casos de drogas
China, que ha desarticulado 6.533 casos de drogas ¡ªde m¨¢s de 1 kilogramo¡ª y desbaratado 31.000 bandas de narcotraficantes en los ¨²ltimos cinco a?os, suele hablar de la severidad de su normativa para explicar por qu¨¦ no se conocen apenas casos vinculados al fentanilo en el pa¨ªs. ¡°Mantenemos una postura de alta presi¨®n de medidas en¨¦rgicas especiales en lo que se refiere a la aplicaci¨®n de la ley¡±.
La cumbre de noviembre entre Biden y Xi en San Francisco ha cambiado el paso. Yu valora el ¡°importante consenso¡± alcanzado en la lucha contra el tr¨¢fico de fentanilo. Justo tras el encuentro, Washington levant¨® las sanciones impuestas al Laboratorio Nacional de Estupefacientes de China y al Instituto de Ciencias Forenses del ministerio de Seguridad P¨²blica, ¡°eliminando los anteriores obst¨¢culos¡± a la colaboraci¨®n. Tambi¨¦n se ha establecido un grupo de trabajo antidroga. ¡°La cooperaci¨®n entre China y Estados Unidos se ha restablecido plenamente¡±, asegura. Los pr¨®ximos hitos pasan por la cooperaci¨®n ¡°en todos los ¨¢mbitos en la gesti¨®n de sustancias, incluido el fentanilo¡±, una colaboraci¨®n ¡°integral que incluye el intercambio de informaci¨®n de inteligencia, la investigaci¨®n de casos y el intercambio t¨¦cnico¡±, seg¨²n el subdirector.
¡°El pueblo chino empatiza con el da?o causado por las drogas al pueblo estadounidense¡±, a?ade Yu al ser interrogado por las acusaciones de Estados Unidos de alimentar la crisis de los opi¨¢ceos. Asegura que con los esfuerzos por parte de Pek¨ªn ¡ªque incluye de la regulaci¨®n de todos los tipos de fentanilo desde 2019 al control de env¨ªos postales¡ª, Estados Unidos no ha encontrado que el fentanilo siga viniendo de China. Aun as¨ª, se?ala, Washington impuso sanciones al citado laboratorio e instituto forense. ¡°Y los sentimientos del pueblo chino fueron gravemente heridos por la visita de [la entonces presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy] Pelosi a Taiw¨¢n. Por eso interrumpimos nuestra cooperaci¨®n en materia de control de estupefacientes con Estados Unidos¡±, justifica.
A pesar de la empat¨ªa, es rotundo: ¡°El problema al que se enfrenta ahora Estados Unidos tiene sus ra¨ªces en el propio pa¨ªs. Est¨¢ causado por el abuso de medicamentos¡±. Recuerda, entre otras cosas, las multas millonarias a compa?¨ªas farmac¨¦uticas responsables de alimentar ese abuso, como Purdue Pharma y Johnson & Johnson. ¡°Creemos que la causa fundamental es que esas empresas ten¨ªan ¨¢nimo de lucro¡±, incide. En China, concluye, siguen en cambio muy presentes los estragos del siglo XIX. ¡°Hace m¨¢s de 100 a?os China sufri¨® enormemente la guerra del opio, por lo que nuestra repulsa contra las drogas corre por nuestras venas¡±, dice. De Estados Unidos espera a partir de ahora una cooperaci¨®n ¡°sobre la base de la igualdad, el respeto mutuo y la confianza rec¨ªproca¡±. Y concluye, en referencia a la extraterritorialidad de las sanciones y procesos estadounidenses: ¡°No nos gustan las jurisdicciones de brazo largo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.