Los menores condenados por el asesinato de Samuel Luiz dicen ahora que no recuerdan nada
Tres testigos que presenciaron la reuni¨®n de los acusados en un parque tras el crimen confirman que Diego Monta?a justific¨® la paliza a su v¨ªctima varias veces: ¡°Se lo merec¨ªa, era un puto maric¨®n de mierda¡±
Marco F. O. y David R. V., alias Pompo, eran menores la noche en que ellos, y supuestamente los cinco mayores que est¨¢n siendo juzgados estos d¨ªas en la Audiencia de A Coru?a, arrancaron la vida a golpes a un joven que no conoc¨ªan de nada, el enfermero de 24 a?os Samuel Luiz Mu?iz. Los dos primeros, en el momento de los hechos, el 3 de julio de 2021, ten¨ªan 17 y 16 a?os, y fueron juzgados en abril de 2022. Llegaron a un acuerdo de conformidad con la Fiscal¨ªa a cambio de reconocer su papel en el linchamiento y fueron condenados por el asesinato no a una pena, sino a una medida de reeducaci¨®n, tres a?os y medio, que cumplen en centros de menores.
Ahora, cuando se juzga a los otros miembros de la pandilla que ten¨ªan entre 19 y 25 a?os, Marco y David ya disfrutan de permisos y a principios de 2025 saldr¨¢n definitivamente a la calle. Este jueves, en la s¨¦ptima jornada del juicio a los adultos acusados del asesinato con alevos¨ªa y ensa?amiento de Samuel, los dos menores, sorprendentemente, han dado muestras de sufrir una suerte de amnesia selectiva acerca del crimen. No recuerdan apenas nada de aquella noche y no se?alan a nadie, ni tan siquiera a s¨ª mismos. Y han descrito la jaur¨ªa humana que revent¨® a pu?etazos y patadas la cabeza de Samuel hasta causarle la muerte cerebral como un ¡°tumulto¡±, ¡°trifulca¡± y ¡°turullo¡±. Seg¨²n ellos, la vieron solo parcialmente y a cierta ¡°distancia¡±. En sesiones anteriores, diversos testimonios han identificado a David R. como el individuo que golpe¨® la sien de su v¨ªctima con un arma japonesa de metal, el kubot¨¢n.
La jueza que preside el tribunal del jurado, Elena Fernanda Pastor, ha advertido antes de empezar los interrogatorios de los menores, la gran expectaci¨®n informativa de la jornada, que ni las defensas ni las acusaciones podr¨ªan hacerles preguntas relativas a su papel en el crimen. Seg¨²n informa el TSXG (Tribunal Superior de Xustiza de Galicia), la sentencia del juzgado de menores recoge que tuvieron una ¡°participaci¨®n directa en los hechos¡±. Nada de lo que dijeran al ser llamados a declarar en calidad de testigos este jueves les perjudicar¨ªa ya jur¨ªdicamente porque el fallo es firme. Como testigos est¨¢n, adem¨¢s, ¡°obligados a decir la verdad¡±, pero la frase m¨¢s repetida en sus parcas respuestas fue la de ¡°no recuerdo¡±. Su falta de memoria es una opci¨®n personal, posiblemente de cara a su futuro (casi inmediato) en libertad o a las decisiones que se puedan tomar sobre su r¨¦gimen de salidas mientras siguen en el centro de reeducaci¨®n en el que cumplen la medida. Los menores, curiosamente, s¨ª han recordado con detalle qui¨¦n hab¨ªa contratado el reservado del pub And¨¦n al que fueron a beber aquella noche (el principal acusado, Diego Monta?a) y hasta las bebidas que se serv¨ªan all¨ª: whisky y refresco energ¨¦tico.
A trav¨¦s de videoconferencia desde el centro en el que est¨¢ internado, Marco F. O. ha dicho que todos los acusados eran conocidos (incluso ha llegado a asegurar de alguno, solo ¡°de vista¡±) pero ha admitido amistad con Kaio Amaral, al que las acusaciones piden 27 a?os de prisi¨®n (22 por asesinato y cinco por robar el tel¨¦fono de Samuel). Marco ha recordado tambi¨¦n que aquella noche, al salir del And¨¦n, estaba en unas escaleras del paseo mar¨ªtimo ¡°fumando¡± con Diego Monta?a y Katy Silva, a los que se les piden 25 por asesinato con agravante de discriminaci¨®n por la condici¨®n sexual del fallecido, al que supuestamente llamaron ¡°maric¨®n¡±. ¡°Est¨¢bamos hablando normal¡±, ha relatado ante el jurado popular, y ¡°luego me fui con Alejandro M¨ªguez [otro de los acusados]¡±. ¡°Los ve¨ªa tranquilos¡±, ha recalcado. Y a continuaci¨®n ha asegurado que no vio c¨®mo Monta?a se abalanzaba sobre una persona, ¡°pero lo escuch¨¦ y me acerqu¨¦ a ver qu¨¦ pasaba¡±, ha admitido ¨²nicamente. ¡°Hab¨ªa gritos, una trifulca, un turullo¡±, ha contado. Despu¨¦s, seg¨²n la versi¨®n que ahora mantiene el menor ya condenado por el crimen, se alej¨® con M¨ªguez y fue ¡°caminando distanciado, como a unos 20 metros¡±.
Cuando le han preguntado si recuerda haber presenciado un linchamiento de todos contra uno, con una persona en el suelo, indefensa, sin poder ya levantarse, se ha refugiado en su supuesta desmemoria: ¡°A esa trifulca llego tarde y me voy antes de que acabe, no s¨¦ hasta d¨®nde lleg¨®¡±. La matanza de Samuel Luiz fue una cacer¨ªa en movimiento. Los agresores lo persiguieron a lo largo de 150 metros por el frente litoral de A Coru?a; en unos cinco o seis minutos de linchamiento, llegaron a cambiar de acera hasta que la v¨ªctima cay¨® desplomada sobre el asfalto. Un testigo declar¨® a principios de esta semana que fue ¨¦l quien lo arrastr¨® hasta la acera para que el moribundo no fuera atropellado cuando sus asesinos pegaron la estampida para alejarse del lugar.
Marco ha contado que ¨¦l y M¨ªguez se fueron antes de que acabase todo porque llam¨® a una amiga por tel¨¦fono y en vez de esta le cogi¨® ¡°un portero de la discoteca¡±, el And¨¦n, ¡°porque la chica estaba como inconsciente de beber alcohol¡±. Aqu¨ª, el testigo no ha ahorrado detalles: los dos amigos sacaron a Lara, la muchacha, en brazos, llamaron una ambulancia y, cuando esta lleg¨®, ¨¦l tuvo una discusi¨®n ¡°con un polic¨ªa¡± porque no le dejaba ir montado en el veh¨ªculo sanitario acompa?¨¢ndola. Seg¨²n este relato, mientras la pandilla acababa con la vida de Samuel, hab¨ªa agentes patrullando muy cerca, supervisando el traslado de una menor con coma et¨ªlico hasta el hospital.
?l, con Alejandro M¨ªguez, Kaio y la novia de este fueron al hospital para preocuparse por la amiga, ha dicho. Luego, acudieron al parque de San Diego, a reunirse con los otros amigos. Marco dice, sin embargo, que se fue pronto a casa ¡°porque estaba cansado¡±. ¡°Al d¨ªa siguiente, cuando me despert¨¦, me enter¨¦ de lo que hab¨ªa pasado [la muerte de Samuel] porque alguien me hab¨ªa mandado un mensaje, no recuerdo qui¨¦n¡±, ha a?adido. Tan borrosa ha sido hoy la memoria del joven, que ni recuerda que estuviese en un grupo de WhatsApp con los acusados en el que se habl¨® del tema aquella noche, y hasta no sabe cu¨¢l era su propio n¨²mero de tel¨¦fono. ¡°Me acuerdo de muy pocas cosas de ese d¨ªa, y de la ropa que llevaban los dem¨¢s, menos a¨²n¡±, ha respondido cuando la fiscal ha intentado que identificase a los acusados en fotos y fotogramas de aquella velada salvaje.
En su turno, David R. ha sido todav¨ªa m¨¢s herm¨¦tico y desmemoriado. Ha mantenido distancia con los hechos y ha dicho que no tiene noci¨®n de ver a los acusados pegando o insultando a Samuel. ¡°No recuerdo¡± ha sido su respuesta comod¨ªn a cuestiones sobre la pelea, sobre la v¨ªctima desmoronada sin remedio, y pr¨¢cticamente sobre todos los detalles. ¡°Yo estaba al principio¡±, ha zanjado, ¡°hab¨ªa mucha gente¡±, ¡°no s¨¦ si estaban los cinco acusados¡± y ¡°no sabr¨ªa decir si era un enfrentamiento entre dos bandos¡±.
¡°No me gustan los maricones, pero los respeto¡±
Adem¨¢s de los menores implicados en la matanza, este jueves han testificado dos chicas y un chico que, despu¨¦s de la pelea, coincidieron con Diego Monta?a y su pareja en aquel momento, Katy Silva, por la calle Linares Rivas camino del parque de San Diego, donde la pandilla acusada mantuvo aquella noche una reuni¨®n de urgencia por lo que acababa de suceder. Estas tres personas han contado que se acercaron a preguntarle a Silva si necesitaba ayuda porque creyeron que se trataba de ¡°un caso de violencia de g¨¦nero o algo as¨ª¡± cuando la vieron discutir con su novio en la v¨ªa p¨²blica. Luego, a cierta distancia, los siguieron tambi¨¦n hasta los jardines.
Diego Monta?a ¡°ten¨ªa una mancha de sangre en el polo¡±, han recordado estos testigos m¨¢s de tres a?os despu¨¦s del crimen, y una molestia en una pierna, hasta el punto de que en el parque se quit¨® el zapato y meti¨® el pie en la fuente. ¡°Estaban muy alterados¡±, han descrito el estado de la expareja de novios que se sientan en el banquillo y en general el de todo el grupo cuando luego vieron la reuni¨®n de los agresores en el parque. Los testigos se quedaron all¨ª hasta que decidieron irse porque les pareci¨® que aquella situaci¨®n, con todos reproch¨¢ndose los hechos, se hab¨ªa vuelto ¡°peligrosa¡±.
¡°Ella parec¨ªa enfadada por algo que ¨¦l hab¨ªa hecho; le dec¨ªa que se hab¨ªa excedido, que se hab¨ªa pasado¡± y repet¨ªa ¡°c¨®mo lo dejasteis¡±, han explicado sobre Katy Silva, tambi¨¦n acusada como coautora, que recriminaba a su novio lo acontecido. La contestaci¨®n de Monta?a a su novia, han coincidido en recordar los tres testigos, no pudo ser m¨¢s rotunda: ¡°Me da igual, era un puto maric¨®n de mierda¡±. Us¨® la expresi¨®n, aseguran, ¡°muchas veces¡± durante la discusi¨®n. Y Silva no se la afe¨®, han dicho, pero una de las testigos s¨ª lo hizo. Ante los reproches, el principal acusado, Diego Monta?a, se defendi¨® aquella madrugada de 2021 de forma delirante: ¡°No me gustan los maricones, pero los respeto¡±.
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