Gis¨¨le Pelicot: ¡°Este es el juicio de la cobard¨ªa¡±
La v¨ªctima de centenares de violaciones a manos de hombres que su marido reclutaba por internet habla por ¨²ltima vez en el proceso: ¡°Es el momento de que la sociedad machista, patriarcal, que banaliza la violaci¨®n, cambie¡±
¡ª?Mientes! ?Y morir¨¢s solo con tu mentira, Dominique Pelicot!
Caroline, la hija del principal acusado en el caso de violaci¨®n de Gis¨¨le Pelicot, acababa de escuchar c¨®mo su padre negaba que la hubiera agredido sexualmente tambi¨¦n a ella. Desde el fondo de la sala del Tribunal de Avi?¨®n que juzga el caso desde el pasado 2 de septiembre, la mujer se enfrentaba a su padre y no aceptaba su versi¨®n. ¡°Es una pena para ti, ?qu¨¦ cara tienes!¡±, continuaba mientras el presidente la llamaba al orden.
La jornada 48 del juicio a Dominique Pelicot y otros 50 acusados de violar a su esposa durante 10 a?os mientras esta se encontraba sedada termin¨® de la forma m¨¢s dram¨¢tica posible. Los hijos del violador, del cerebro de la trama a trav¨¦s de la cual quien hab¨ªa sido su esposa durante a?os fue violada m¨¢s de un centenar de veces, le negaron cualquier acercamiento. ¡°Quiero, antes que nada, dirigirme a mis hijos: es la primera vez que los veo desde hace cuatro a?os¡±, declar¨® como introducci¨®n. El septuagenario continu¨®: ¡°He comprendido la magnitud del da?o y la destrucci¨®n, y lo lamento profundamente¡±. Sigui¨® con su alocuci¨®n negando que jam¨¢s ¡°tocase¡± a sus ¡°hijos o nietos¡±. ¡°Aunque no los vuelva a ver, aunque no vuelva a verlos a ellos, los llevo dentro de m¨ª de todos modos¡±, asegur¨®, dirigi¨¦ndose a David, Caroline y Florian Pelicot.
El problema es que sus hijos sospechan que pudo abusar tambi¨¦n de sus nietos y de Caroline, de la que se encontraron unas fotos desnuda entre los miles de archivos de los que se incaut¨® la polic¨ªa. Pero Pelicot lo neg¨® tajantemente, pese a la petici¨®n de Antoine Camus, el abogado de la familia, de que ofreciese una explicaci¨®n convincente que permitiese a sus hijos vivir en paz. ¡°Estos momentos son la ¨²ltima oportunidad que tiene de contacto con su familia, al menos, con Caroline¡±, le advirti¨®. Pero Pelicot se cerr¨® en banda. ¡°No intento convencerla. No recuerdo haber tomado esas fotos. Me lo dijo mi hijo. En el punto en el que estoy, si lo recordara, se lo dir¨ªa. Nunca la toqu¨¦¡±.
El juicio llega a su recta final y se espera una sentencia para el pr¨®ximo 20 de diciembre. La tensi¨®n de la jornada del martes, sin embargo, ayud¨® a aclarar algunos puntos. Hay una pregunta, por ejemplo, que nadie hab¨ªa respondido todav¨ªa y que resume perfectamente la postura de la v¨ªctima, Gis¨¨le Pelicot. ?Por qu¨¦ sigue llevando el apellido de ese hombre despu¨¦s del sufrimiento que le caus¨®? ?Por qu¨¦ ella sigue llev¨¢ndolo, cuando sus propios hijos est¨¢n cambi¨¢ndolo? Despu¨¦s de 82 d¨ªas del comienzo del juicio y de 48 sesiones de tribunal, ella misma lo respondi¨®: ¡°Cuando llegu¨¦ aqu¨ª, mis hijos ten¨ªan verg¨¹enza de llevar este apellido. Pero tambi¨¦n tengo nietos que se llaman Pelicot, y quiero que ellos no sientan verg¨¹enza de llevarlo, que est¨¦n orgullosos de su abuela. A partir de hoy, Pelicot ser¨¢ la se?ora Pelicot y no el se?or Pelicot. Mis nietos, que acaban de comenzar el colegio, no tendr¨¢n que sentir nunca m¨¢s verg¨¹enza¡±.
La pregunta de la defensa de uno de los acusados, en realidad, buscaba otro efecto. Pero, como pasa a menudo en este juicio, termin¨® convertida en una muesca m¨¢s en el revolver de la lucha de la v¨ªctima.
El peri¨®dico Lib¨¦ration amaneci¨® este martes con una portada dedicada a Gis¨¨le Pelicot en la que titulaba con el lema de los Mosqueteros en versi¨®n feminista: ¡°Una para todas¡±. El caso es ya una un momento hist¨®rico de la cr¨®nica judicial francesa y de la lucha feminista. La v¨ªctima, una mujer de 72 a?os que durante una d¨¦cada fue violada por decenas de hombres con quienes su marido contact¨® por internet, ha aguantado estoicamente un duro tr¨¢nsito que ha convertido en la bandera de una lucha contra las agresiones sexuales y la sumisi¨®n qu¨ªmica. Y, sobre todo, un s¨ªmbolo de c¨®mo transformar la verg¨¹enza que hist¨®ricamente sienten las v¨ªctimas de abusos cuando quieren denunciar en un foco sobre los verdaderos culpables: ¡°Este el juicio de la cobard¨ªa¡±, lanz¨® este martes en la que ser¨¢ su ¨²ltima declaraci¨®n delante del juez y de los 51 acusados, entre los que estaba quien fue su marido.
Gis¨¨le Pelicot y su familia han encontrado cierto resuello ante los horrores vividos en la posibilidad de que el proceso cambie la manera de afrontar estos temas en Francia. Por eso ella, aconsejada por su hija Caroline, decidi¨® que todo el juicio se celebrase de forma p¨²blica y se permitiese la entrada de periodistas. ¡°Es el momento de que la sociedad machista, patriarcal, que banaliza la violaci¨®n, cambie. Es el momento que debe cambiar la mirada sobre la violaci¨®n¡±, lanz¨® como parte de su ¨²ltimo alegato.
El juicio encara ahora su recta final y se espera una sentencia para antes del 20 de diciembre. Y la v¨ªctima aprovech¨® su turno de palabra para mirar atr¨¢s. ¡°Desde el inicio de este juicio, he escuchado muchas cosas incre¨ªbles e inaceptables, pero as¨ª es como deb¨ªa desarrollarse este juicio: sab¨ªa a qu¨¦ me expon¨ªa al rechazar el proceso a puerta cerrada¡±, comenz¨® la v¨ªctima. ¡°Por supuesto, reconozco que el cansancio hoy se siente. He estado omnipresente. Y me cuesta mucho cuando se dice que pr¨¢cticamente es una banalidad haber violado a la se?ora Pelicot¡±, continu¨®.
La idea de la banalidad ha ido perdiendo peso a medida que pasaba las audiencias. Y la declaraci¨®n de Pelicot, muy dram¨¢tica por el intento del acusado de acercarse a sus hijos, descartan completamente ese acercamiento al caso. Especialmente despu¨¦s de escuchar la lectura de las declaraciones a la polic¨ªa cuando fue interrogado por otros dos posibles casos de violaci¨®n que le se?alan, uno de los cuales termin¨® con la muerte de la v¨ªctima en 1991. El otro, ocurrido en Par¨ªs en 1999, fue admitido por Pelicot, pese a negar que terminase violando a la v¨ªctima.
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