Declan McCullagh: "Las buenas historias son independientes del medio en que se publican"
Corresponsal jefe en Washington de Wired, Declan McCullagh tal vez pase a la historia por ser el primer periodista digital reconocido por la Asociaci¨®n de la Prensa de EE UU, por ser uno de los primeros en recibir credenciales para informar desde el Congreso de ese pa¨ªs y el permiso para viajar en el Air Force One.
McCullagh tal vez pase a la historia por asuntos aparentemente formales, pero marcados por lo que se esconde tras esos s¨ªmbolos: la otra brecha digital, la que separa a la prensa tradicional de la digital y que a¨²n se mantiene como un debate abierto e inconcluso entre compa?eros de profesi¨®n.
Este periodista lleva m¨¢s de 12 a?os escribiendo sobre los lazos que unen la pol¨ªtica y la tecnolog¨ªa y ha levantado algunas de las mejores historias que se han lanzado a la Red, al papel y a las ondas. Ahora, est¨¢ en Madrid de camino a Huesca, donde participar¨¢ en el III Congreso de Periodismo Digital y donde comenzar¨¢ un periplo de entrevistas y conferencias que le llevar¨¢ por Turqu¨ªa y Malta.
Pregunta: ?A qu¨¦ cree se deben las reticencias del periodismo tradicional hacia el periodismo de la Red?
Respuesta: Al principio, el periodismo tradicional no entend¨ªa al digital, porque no usaba Internet y les daba cierto miedo todo lo que rodeaba a este medio. Al mismo tiempo la prensa tradicional ha gozado de algunos privilegios que la convert¨ªan en un grupo relativamente cerrado. As¨ª que, en t¨¦rminos legales, ten¨ªas que estar adscrito a una sociedad de prensa para obtener acceso al Congreso, por poner un ejemplo. Pero estas trabas no existen en la Red. Cualquiera puede abrir un sitio web y empezar a escribir sin tener ninguna formaci¨®n period¨ªstica ni conocimientos espec¨ªficos. Especialmente en los ¨²ltimos dos a?os en que el software, como Slashcode o Blogger, ha permitido a los internautas publicar en la Red de forma relativamente f¨¢cil y convertirse en cierto modo en periodistas. Esto produce miedo en la profesi¨®n.
Pero este miedo, estas reticencias, han cambiado en los ¨²ltimos meses. Los periodistas tradicionales han empezado a participar en lo que se hace en las ediciones digitales. Hace a?os, cuando empec¨¦ en la revista Time, era impensable que un redactor veterano accediera a publicar en la web ni siquiera una vez a la semana. Pero eso ahora empieza a cambiar, y creo que seguir¨¢ cambiando.
P: ?Pero cree que se trata de diferencias culturales, metodol¨®gicas, o es algo relacionado con las condiciones laborales de ambos profesionales?
R: En Estados Unidos, el periodista digital suele ser una persona joven, acostumbrada a usar la tecnolog¨ªa y a sentirse c¨®moda delante de un ordenador, mientras que algunos periodistas tradicionales no quieren saber nada de las m¨¢quinas. Creo que puede tratarse de algo simplemente generacional. Al mismo tiempo, la prensa tradicional sigue centrada en la informaci¨®n generalista mientras que la digital tiende a ser m¨¢s especializada y creo que esto supone un reto importante para la prensa: c¨®mo competir con la informaci¨®n que empiezan a ofrecer sitios muy especializados como Slashdot, c¨®mo competir para seguir siendo relevantes.
P: Tambi¨¦n se produce el fen¨®meno contrario, cuando las multinacionales empiezan a convertirse en productoras de informaci¨®n o a comprar los medios que la producen. ?Qu¨¦ impacto puede tener este movimiento en la informaci¨®n y en los periodistas?
R: No creo que la cosa cambie mucho para los periodistas, porque la gente siempre va a querer estar informada de lo que sucede a su alrededor. As¨ª que la cuesti¨®n podr¨ªa ser c¨®mo sobrevivir¨¢ el periodista online, c¨®mo conseguir¨¢ que le paguen por hacer su trabajo para s¨®lo depender de s¨ª mismo. Una forma de conseguir esto es cambiar la cultura que rodea Internet y que hace suponer al internauta que todo lo que all¨ª se encuentra es gratis. Pero si se trata de pagar, antes se necesita una infraestructura adecuada que permita que el lector pueda gastarse incluso un c¨¦ntimo en la informaci¨®n.
P: ?Qu¨¦ ventajas ve usted en la imagen y el sonido, frente a la palabra como veh¨ªculo tradicional de la informaci¨®n? ?De qu¨¦ modo puede la tecnolog¨ªa ayudar a informar mejor?
R: En este punto me gustar¨ªa volver a la pregunta sobre la distancia que separa al periodismo tradicional del digital. A medida que los digitales han probado que son capaces de levantar y escribir buenas historias algunos periodistas tradicionales se han dado cuenta de que las buenas historias hechas tras una buena investigaci¨®n son independientes del medio en que se publican. Con un matiz: el periodista digital perfecto es el que puede escribir un art¨ªculo, hacer una entrevista, hacer fotos o v¨ªdeo y presentarlo todo como un conjunto y sin dejar de lado ninguna de las cosas. Y esto supone un reto.
P: ?Pero no cree que el resultado ser¨ªa mejor si el trabajo se repartiera entre un redactor y un fot¨®grafo o un camar¨®grafo, en lugar de que un solo periodista asuma todas esas tareas?
R: Hay veces en que se necesitan dos personas, porque el entrevistado requiere una atenci¨®n especial, pero hay muchas organizaciones que no tienen los medios adecuados e inducen a los periodistas a aprender m¨¢s cualidades. De hecho, hay algunos proyectos de investigaci¨®n en EE UU que est¨¢n trabajando sobre la idea de un periodista cyborg. Uno de estos proyectos est¨¢ liderado por Steve Mann, que era un estudiante del Instituto Tecnol¨®gico de Massachussets que sol¨ªa ir por la calle con c¨¢maras en su cuerpo y ahora es profesor de la Universidad de Toronto (Canada) y pertenece al consejo de directores de la Cryptorights Foundation (Fundaci¨®n Criptoderechos). Esta ONG se dedica a asuntos como la intimidad y la seguridad en la red pero tambi¨¦n tiene entre sus objetivos desarrollar tecnolog¨ªa para periodistas. Para que la misma tecnolog¨ªa que usa CNN ahora para enviar sus im¨¢genes por sat¨¦lite pueda ser sustituida por dispositivos m¨¢s peque?os, tal vez inal¨¢mbricos y m¨¢s accesibles. Incluso meses despu¨¦s del 11-S hab¨ªa gente que ped¨ªa a las personas que viv¨ªan cerca del World Trade Center que tomaran im¨¢genes de la zona cero para poder verlas a trav¨¦s de Internet. Y esto quiere decir que algo est¨¢ cambiando.
P: Usted piensa que la tecnolog¨ªa ser¨¢ b¨¢sicamente una ayuda. ?C¨®mo ser¨¢ la Redacci¨®n del futuro?
R: La tecnolog¨ªa ha sido siempre una ayuda para el periodismo. Ha permitido, por ejemplo, que las c¨¢maras sean m¨¢s fiables, m¨¢s r¨¢pidas, que las fotos no necesiten revelado... pero creo que la verdadera revoluci¨®n reside en el hecho de poder estar siempre conectados, de asistir a una rueda de prensa en cualquier lugar del mundo, por ejemplo. En este sentido, las redacciones del futuro ser¨¢n cada vez m¨¢s virtuales. Creo que seguir¨¢ habiendo un espacio en alguna ciudad donde reunirse, una redacci¨®n convencional, pero ese espacio se expandir¨¢ a otros ¨¢mbitos. Yo vivo y trabajo en Washington DC y colaboro con algunas publicaciones que son completamente virtuales, que de otro modo tal vez no pudieran existir.
P: ?C¨®mo cree que afectar¨¢n a los periodistas y lectores de la red las medidas tomadas el presidente de EE UU y el Congreso a ra¨ªz del 11-S?
R: No creo que el presidente Bush haya tomado las medidas correctas despu¨¦s del 11-S. Incluso el Fiscal General John Ashcroft ha dicho que la situaci¨®n requiere que no se d¨¦ informaci¨®n a la prensa cuando sea posible. El Gobierno mantiene la informaci¨®n y despu¨¦s del 11-S ha habido un cambio de cultura en EE UU que ha llevado a considerar como socialmente inaceptable criticar lo que el Gobierno estaba haciendo. Y creo que ¨¦ste es precisamente el momento para hacer una cr¨ªtica honesta.
P: Sin embargo, los medios de su pa¨ªs han apoyado al Gobierno autocensur¨¢ndose.
R: S¨ª, y me parece vergonzoso. No dudo de la responsabilidad a la hora de sujetar por un corto periodo de tiempo una informaci¨®n que pueda poner en peligro la vida de los ciudadanos. Pero otra cosa es que se lleve m¨¢s all¨¢ de lo responsable, como algunas emisoras que han renunciado a emitir cualquier informaci¨®n que pueda dejar mal a Estados Unidos.
P: Usted mantuvo un duelo dial¨¦ctico con Lawrence Lessig* por su interpretaci¨®n sobre el papel del Estado en Internet. Usted no cree en una eventual regulaci¨®n de la Red.
R: Eso fue hace a?os, pero sigo pensando m¨¢s o menos lo mismo. No soy un anarquista y creo que el Gobierno debe estar presente de alg¨²n modo, sin interferir, dejando que la gente sea libre para tener ¨¦xito o para fracasar. Creo que en la regulaci¨®n que evite que la gente resulte amenazada o estafada, pero poco m¨¢s.
P: Ha escrito sobre pol¨ªtica y tecnolog¨ªa durante m¨¢s de 12 a?os, y ha sido testigo de los enfrentamientos y coqueteos entre ambos mundos. ?C¨®mo es en l¨ªneas generales esta relaci¨®n y c¨®mo cree que ser¨¢ en el futuro?
R: Lo que ha sucedido hasta ahora es que aparece una tecnolog¨ªa nueva, como la que permite a la gente comunicarse, y puede usarse de muchos modos: para hablar o para intercambiar pornograf¨ªa. Entonces entra el Gobierno y dice: "Usted no puede hacer eso" y comienza un proceso de regulaci¨®n y burocratizaci¨®n.
Vivimos un tiempo especialmente extra?o: habr¨¢ tecnolog¨ªa para alargar la vida, para clonar seres vivos y el Gobierno querr¨¢ tener palabra en estos asuntos.
P: Hablando de pol¨ªticos, fue usted el primero en publicar que Al Gore se hab¨ªa autodenominado "padre de Internet".
R: S¨ª, y despu¨¦s de decir eso e ir ganando en los sondeos, empat¨® y luego perdi¨® con George Bush. Me pregunto si tuvo algo que ver. [risas]
* Lawrence Lessig sostiene en su libro El C¨®digo y otras leyes del ciberespacio que si no existe una norma gen¨¦rica capaz de regular Internet y de garantizar el desarrollo de los derechos civiles en ella, las grandes empresas podr¨¢n imponer sus normas sobre la voluntad de los ciudadanos. McCullagh discrepa de esta teor¨ªa, arguyendo que es el Gobierno el que ha puesto y pone m¨¢s trabas a las libertades en la red. El autor dedic¨® un cap¨ªtulo de este libro a McCullagh con el t¨ªtulo "Lo que Declan pasa por alto" y abri¨® un sitio web bajo esa misma frase (what-Declan-doesnt-get.com) que se convirti¨® en escenario virtual de un agrio debate.
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