Audiogalaxy elimina las canciones protegidas de su servicio de intercambio 'on line'
La empresa, que ha llegado a un acuerdo con las discogr¨¢ficas estadounidenses, sigue la senda de Napster para evitar la persecuci¨®n judicial
Audiogalaxy parece seguir paso a paso la senda de Napster, desde la cima del reino de los servidores de archivos musicales hasta la ignominia y posterior desaparici¨®n. Despu¨¦s de que las discogr¨¢ficas estadounidenses se querellaran contra la empresa el pasado mes, Audiogalaxy ha accedido hoy a reducir su servicio de intercambio de canciones a autores que le den permiso para ello, seg¨²n ha informado el diario Los Angeles Times.
Adem¨¢s, el acuerdo de la empresa tejana con la asociaci¨®n que agrupa a la industria discogr¨¢fica norteamericana (RIAA) contempla un indemnizaci¨®n sustancial para las discogr¨¢ficas, cuya suma no ha sido desvelada.
La empresa ya hab¨ªa intentado con anterioridad que sus usuarios, m¨¢s de 30 millones, no intercambiasen canciones protegidas por derechos de autor, pero sus m¨¦todos no han satisfecho las exigencias de las discogr¨¢ficas. As¨ª, la RIAA ha exigido que Audiogalaxy implante un filtro efectivo, so riesgo de correr la suerte de Napster, a la que la juez le oblig¨® a evitar toda la pirater¨ªa y este esfuerzo herc¨²leo la llevo a su desaparici¨®n como servicio gratuito de intercambio de canciones.
El pleito contra Audiogalaxy se ha sumado al que mantiene la RIAA contra otros programas semejantes a Napster, como Morpheus, Kazaa, Grokster, MP3-Board y Aimster. La holandesa Kazaa y Stream-Cast, la empresa propietaria de Morpheus, ya han anunciado que no tienen fondos para sostener su defensa en los tribunales. La primera ha admitido que se le juzgue en rebeld¨ªa, lo que puede suponerle una importante sanci¨®n econ¨®mica.
Todos estos servicios alegan que ellos se limitan a suministrar un programa que permite a los internautas intercambiar gratuitamente archivos audiovisuales, pero que no entran en la legalidad o ilegalidad del tr¨¢fico de canciones concretas. Sin embargo, este fue tambi¨¦n el argumento de Napster, y nada pudo librarle de la perseverancia de las discogr¨¢ficas: al final tuvo que declararse en bancarrota y fue comprada por Bertelsmann.
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