El ordenador, ¨²nico testigo
Las pruebas electr¨®nicas comienzan a protagonizar los procesos judiciales
S.R. fue despedida de su trabajo del departamento I+D de un laboratorio sin derecho a una indemnizaci¨®n. El motivo: pese a que uno de sus cometidos era acceder a Internet para informarse de los nuevos productos del mercado, se pas¨®. Durante semanas, de lunes a jueves de 8:00 a 17.30 horas y los viernes de 8:00 a 15:00 horas, la totalidad de su jornada laboral, naveg¨® por p¨¢ginas de ocio y visit¨® numerosos chat. La prueba electr¨®nica la delat¨®.
El caso de la trabajadora no es el ¨²nico en Espa?a. Cada d¨ªa las empresas utilizan m¨¢s las denominadas pruebas electr¨®nicas en los juicios para probar conductas irregulares de los trabajadores. Aunque de momento no hay una definici¨®n "oficial", la prueba electr¨®nica es, seg¨²n Fredesvinda Insa, "informaci¨®n, documentos obtenidos de un medio digital, que sirven para probar un hecho, que son aceptados en un proceso judicial". Fredesvinda Insa es la directora de Desarrollo Estrat¨¦gico de Cybex, una empresa que investiga el fraude empresarial y econ¨®mico en los entornos virtuales.
Desde su nacimiento, en el a?o 2000, numerosos abogados llaman a su puerta para recuperar determinada informaci¨®n almacenada o transmitida en formato digital y, una vez obtenida, presentarla en un juicio. Pero no todo vale y para que una prueba electr¨®nica sea aceptada en un proceso hay que seguir unas reglas.
"El ordenador es como una casa, necesitamos una orden judicial para entrar. Nuestro equipo de ingenieros supervisa la legalidad del proceso y el an¨¢lisis", a?ade Insa. Un equipo que instal¨® un programa inform¨¢tico de rastreo para probar que la trabajadora S.R estuvo durante nueve d¨ªas consecutivos utilizando el ordenador para fines distintos a sus cometidos profesionales.
Para acceder al ordenador de cualquier trabajador es necesario que el juez d¨¦ su permiso, recalca la directora. "Despu¨¦s nuestro equipo acude al ordenador y para garantizar que no manipulamos nada actuamos ante un notario. ?ste se queda con el disco duro original y nosotros hacemos una copia. Despu¨¦s presentamos la copia ante el juez que si tiene alguna duda coteja la informaci¨®n con la original que posee el notario".
M¨¢s de un centenar de casos
Cybex, que tiene oficinas en Madrid, Barcelona y Bruselas, lleva una media de 140 casos al a?o. No todos son iguales ni tampoco su duraci¨®n e Insa aclara que los precios de las investigaciones var¨ªan mucho. " Depende de los casos, en un caso se puede pagar por ejemplo 12.000 euros aunque doy esta cifra un poco al azar, el precio depende del n¨²mero de trabajadores, de la urgencia y de los dispositivos. Var¨ªa much¨ªsimo", aclara la directora.
Su empresa ha investigado en Espa?a desde mensajes an¨®nimos insultantes a pol¨ªticos hasta la conducta desleal de un empleado de un supermercado que pasaba la lista de precios de productos a otra cadena para que ¨¦sta pudiese bajar a¨²n m¨¢s los precios y ganarse a la competencia.
Para perseguir el posible delito, la directora declara que "sobre todo hay que tener mucho cuidado y cumplir la legalidad. En nuestro caso el juez suele aceptar la prueba electr¨®nica en el 90 y tantos por ciento de lo casos. Vamos sobre seguro".
Cybex acaba de firmar un acuerdo con el Consejo General del Poder Judicial para, en 2007, informar a los representantes judiciales sobre la prueba electr¨®nica y familiarizarlos con ella. Tambi¨¦n los expertos de la empresa ense?an su experiencia a las fuerzas de seguridad del Estado para que ¨¦stos sepan las ¨²ltimas t¨¦cnicas en prevenci¨®n, detecci¨®n e investigaci¨®n del fraude virtual.
"Aunque cada vez se utiliza m¨¢s Internet y el ordenador es lo m¨¢s com¨²n, todav¨ªa el empresario no est¨¢ muy preocupado. No hay un exceso de celo y s¨ª desconocimiento. Muchos profesionales no saben que se puede utilizar esta prueba en un juicio porque no hay legislaci¨®n. La ley dice que se puede presentar pero no c¨®mo hacerlo, falta un protocolo de actuaci¨®n. Tambi¨¦n hay que cuidar el lenguaje porque a veces los magistrados no entienden a los peritos inform¨¢ticos y no sirve el trabajo realizado", concluye Insa. Este desconocimiento no impidi¨® que el messenger le jugara una mala pasada a S.R y, 20 a?os despu¨¦s de entrar en el laboratorio, se quedara en la calle.
Falta de legislaci¨®n en Europa y en Espa?a
"El ordenador de un trabajador es como su taquilla y el art¨ªculo 18 del Estatuto de los Trabajadores autoriza la realizaci¨®n de registros sobre la persona del trabajador, en sus taquillas y efectos particulares que en este caso ser¨ªa el ordenador. Aunque estos registros no se pueden realizar sin que el trabajador haya dado su consentimiento o ¨¦ste presente ¨¦l o su representante en el momento", aclara Fredesvinda Insa.
Aunque no hay una legislaci¨®n precisa sobre prueba electr¨®nica, el equipo de Cybex est¨¢ realizando un estudio en los 15 pa¨ªses de la original Comunidad Europa y Rumania para ver la admisibilidad de las pruebas electr¨®nicas en los tribunales de esos pa¨ªses.
"El primer paso es realizar un estudio de la legislaci¨®n y preguntarse si hay una legislaci¨®n de la prueba electr¨®nica. Despu¨¦s hablaremos con jueces, abogados, notarios? para ver la situaci¨®n real con sentencias en mano. La tercera fase ser¨ªa crear un modelo de excelencia para conseguir una legislaci¨®n", explica la directora.
Actualmente, existe la directiva europea 95/46/CE que regula la vigilancia de las comunicaciones electr¨®nicas en el trabajo. "La directiva se?ala, por ejemplo, que a la hora de pedir la monitorizaci¨®n de un ordenador tiene que haber una finalidad, una sospecha, no se va a rastrear por capricho. Tambi¨¦n que esa medida tiene que ser totalmente necesaria, que si hay alguna menos lesiva no se haga", a?ade.
Insa recalca que: "sin orden judicial se vulneran los derechos fundamentales. Los trabajadores deben saber que datos se recogen de ellos, cu¨¢les son los fines que se persiguen y su tratamiento". Una situaci¨®n muy diferente a Estados Unidos: "All¨ª vale todo, por ley se puede hacer de todo. Aqu¨ª - ironiza la directora- de momento no".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.