El Pent¨¢gono intenta usar a tiburones como arma de espionaje
Los sensores implantados en el cerebro de los escualos permiten controlar sus movimientos
La agencia estadounidense que dio a luz el germen de lo que ser¨ªa Internet, la DARPA, financia proyectos muy variopintos, que van desde sensores que husmean a trav¨¦s de los muros a vacunas ultrarr¨¢p¨¬das. Todos ellos tienen en com¨²n dos cosas: usan tecnolog¨ªa punta, y pretenden asegurar la supremac¨ªa militar de los ej¨¦rcitos estadounidenses en los campos de batalla de todo el mundo. Y algunos incluso traspasan con frecuencia la barrera de la ciencia ficci¨®n, como el que intenta controlar a los tiburones para usarlos en el seguimiento de barcos.
La idea es m¨¢s o menos la misma que la de los drones ya habituales en varios teatros de operaciones de los EE UU en el mundo, aviones robot capaces de volar durante horas espiando sin ser detectados, pero trasladada al medio marino. La dificultad de construir un robot que tenga la autonom¨ªa y la velocidad suficientes como para ser eficaz, son dos obst¨¢culos que hacen a los tiburones una "plataforma" ideal para ser utilizados en ese tipo de misiones.
Si a eso se le a?aden las capacidades olfativas de estos peces, capaces de detectar rastros qu¨ªmicos y alteraciones electromagn¨¦ticas en medio del oc¨¦ano, se convierten en una potente arma para rastrear los movimientos de cualquier buque por todo el mundo. El ¨²nico fleco pendiente, el de controlar sus movimientos en funci¨®n de esos est¨ªmulos, est¨¢ tambi¨¦n resuelto.
Como publica la revista New Scientist, varios centros de investigaci¨®n estadounidenses ya han conseguido controlar la direcci¨®n de otros animales, como peces, ratas o incluso simios. Lo logran mediante implantes en el cerebro y receptores de radiofrecuencia.
Sensores con forma de r¨¦mora
Otro grupo de investigadores, en este caso de la Universidad de Boston, es el que ha conseguido que ese movimiento se produzca en los tiburones. Con implantes en la zona encargada de los est¨ªmulos olfativos, han logrado que los tiburones se dirijan a donde ellos indiquen, mediante radio control.
El siguiente paso es hacer que el movimiento responda a las sensaciones que percibe, es decir, que el tibur¨®n pueda dirigirse hacia un lugar determinado por su propio olfato, dando la pista de d¨®nde se encuentra. El problema reside ahora en c¨®mo emitir esas se?ales: el agua no transmite las ondas de radio.
La soluci¨®n pasar¨ªa por utilizar el s¨®nar, es decir, las vibraciones ac¨²sticas transmitidas a trav¨¦s del agua. Para ello van a poner a prueba una red de torres de emisi¨®n situadas en las costas del estado de Florida, y que son capaces de hacer que su se?al ac¨²stica se perciba hasta 200 millas n¨¢uticas (370 kil¨®metros) mar adentro. Para que los sensores del tibur¨®n "escuchen" esa se?al, han dise?ado un receptor de s¨®nar con forma de r¨¦mora, el par¨¢sito que suele adherirse a los escualos, y que permitir¨¢ probar si es posible usarlos como arma de guerra.
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