Un hotel 'inteligente' de Tokio seduce con alta tecnolog¨ªa
El tel¨¦fono del ba?o cuenta con un filtro digital para que no haya eco
"El viaje en s¨ª es el hogar", escribi¨® Basho, el poeta japon¨¦s del siglo XVII, en uno de sus viajes. Y quiz¨¢s lo fuera para ¨¦l.
Pero para un alma viajera moderna, ?podr¨¢ alguna vez la habitaci¨®n de un hotel alcanzar las comodidades del hogar? Al entrar en una, lo primero que hacen muchas personas es orientarse: descubrir d¨®nde est¨¢ todo y c¨®mo funciona, juguetear con la mejor configuraci¨®n de iluminaci¨®n y temperatura y colocar las cosas de tal forma que se parezcan m¨¢s o menos al hogar.
Pero hay fuerzas que van en contra de ese "sentirse como en casa", y muchas de ellas vienen provocadas por defectos en el dise?o.
Basta con quemarse una sola vez en una ducha extra?a o unos minutos intentando descifrar las funciones de un complejo despertador para sentir el deseo de volver al hogar de verdad. Sin embargo, hay un lugar en el que muchos de estos fallos se han solventado con ayuda de la tecnolog¨ªa intuitiva y el dise?o inteligente, un lugar marcado por una comodidad y un confort intr¨ªnsecos tales que incluso el hogar empieza a parecer de peor calidad. Es el ¨²ltimo Hotel Pen¨ªnsula, un edificio de 24 pisos que se encuentra enfrente del parque Hibiya, en el distrito Marunouchi de Tokio, que cuenta con lo que podr¨ªan ser las habitaciones de hotel mejor planificadas del mundo.
Un hotel de alta tecnolog¨ªa en Tokio no es ninguna novedad, por supuesto. Aqu¨ª incluso los hoteles medianos suelen disponer de servicios como cortinas controladas con un mando a distancia, fax y televisores de pantalla plana. Y otros muchos detalles de la vida japonesa ?como las puertas de los taxis que parecen abrirse por s¨ª solas, dispositivos que suministran jab¨®n que se activan con el movimiento y asientos que se pliegan autom¨¢ticamente al final del trayecto del tren? est¨¢n tambi¨¦n dise?ados para que funcionen de la forma m¨¢s fluida posible, sin que haya momentos inc¨®modos ni se desperdicien movimientos.
Pero el Peninsula, en el que las habitaciones cuestan a partir de 60.000 yenes la noche (cerca de 360 euros), se ha convertido en un lugar de peregrinaci¨®n para los hoteleros desde su apertura en septiembre. Al cliente, que acaba de llegar de un largo vuelo y de un viaje de dos horas con un atasco infernal desde el aeropuerto de Narita, le hacen pasar a un espacio tranquilo y ligeramente iluminado en el que parece que se haya anticipado cualquier eventualidad.
?Necesitas llamar a casa para confirmar que has llegado? El panel del tel¨¦fono te muestra la hora de all¨ª. El hotel tiene habitaciones con pantallas de televisi¨®n antiniebla en el ba?o, adem¨¢s de mandos a distancia junto a la cama para ajustar la humedad, la televisi¨®n y la luz. la temperatura en tu ciudad y las fiestas). ?Te sientes deshidratado por el vuelo o el invierno de Tokio? No necesitas malgastar media hora con una ducha: simplemente ajusta la humedad. ?Necesitas despertarte para una reuni¨®n? Mete un cartucho de expreso en la cafetera Lavazza que se encuentra tras la impecable puerta de un armario y dale a un bot¨®n.
Cuando suena el tel¨¦fono, la radio o la televisi¨®n se ponen en silencio de forma autom¨¢tica. Cuando suena por la noche, el aplique que se encuentra a un lado de la cama brilla lo justo como para que puedas responder. El tel¨¦fono del ba?o cuenta con un filtro digital para que no haya eco. Si le das al bot¨®n de "spa" en la ba?era, la luz se baja un poquito y la radio se cambia a una emisora en la que est¨¦ sonando m¨²sica relajante.
Para llamar con Skype por Internet, no necesitas encender el port¨¢til: simplemente dale al bot¨®n de Skype en el tel¨¦fono. Si quieres seguir la conversaci¨®n en la recepci¨®n del hotel, te puedes llevar el tel¨¦fono inal¨¢mbrico contigo. Para seguir hablando en la calle, el tel¨¦fono capta una red para m¨®viles.
El hombre que est¨¢ detr¨¢s de gran parte de este proyecto es Fraser Hickox, jefe del departamento de ser vicios electr¨®nicos de la compa?¨ªa, que supervis¨® a m¨¢s de 20 ingenieros durante dos a?os a medida que probaban varias versiones de la habitaci¨®n. Aunque Hickox, un australiano que vive en Hong Kong, tiene un doctorado en f¨ªsica de radio, le gusta hacer que sus habitaciones sean accesibles tambi¨¦n para los que no son cient¨ªficos. "El gran secreto de la tecnolog¨ªa", comenta, "es que no deber¨ªamos tener que pensar en ella". La tecnolog¨ªa es la parte m¨¢s f¨¢cil, a?ade Hickox.
Lo que cuesta de verdad es anticipar su uso ¨®ptimo. Detr¨¢s de cada innovaci¨®n de las habitaciones del Pen¨ªnsula hay una historia. La radio con Internet del panel de la pared, por ejemplo, surgi¨® de una conversaci¨®n que Hickox mantuvo con un cliente japon¨¦s en el Pen¨ªnsula de Nueva York. Tras un d¨ªa plagado de reuniones estresantes, quer¨ªa relajarse con un toque que le recordara su hogar ?en su caso, escuchar la emisora japonesa NHK en su propia radio de onda corta.
Hickox admite que tanto su plantilla como ¨¦l han hecho "alguna que otra tonter¨ªa" en su b¨²squeda de los servicios ideales. En el Pen¨ªnsula de Hong Kong instalaron teleimpresoras de los valores de la Bolsa. "Pensamos que a nuestra clientela le interesar¨ªa seguir el mercado burs¨¢til", explica. "Pero la ¨²nica persona que las utilizaba era nuestro t¨¦cnico, para saber si funcionaban correctamente".
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