?Sobrevivir¨¢ la fotograf¨ªa anal¨®gica?
Un pu?ado de peque?as empresas de foto qu¨ªmica prosperan a la sombra de las grandes Fuji aprovecha su experiencia en la fabricaci¨®n de pel¨ªcula en su nueva c¨¢mara digital
¡°El mercado sigue sin necesidad de Kodak¡±. El que nos cuenta esto no es un ejecutivo de una empresa que compite con la de Rochester. Son las palabras del fot¨®grafo estadounidense Mark Ostrowski, una de las personas que mejor conoce en Espa?a la situaci¨®n que atraviesa la fotograf¨ªa anal¨®gica. Afincado desde hace 20 a?os en Gij¨®n, regenta desde all¨ª su tienda foto-r3.com. Un peque?o negocio que se cuenta entre los pocos a nivel mundial dedicados a vender s¨®lo material fotoqu¨ªmico.
Desde que comenz¨® esa aventura hace 10 a?os, justo al arrancar la crisis de las grandes empresas de pel¨ªcula, su firme apuesta por la fotograf¨ªa artesanal le ha permitido consolidar su tienda en un mercado que, a pesar de ser minoritario, sigue vivo y puede tener m¨¢s futuro del que sospechamos.
En Fuji, la segunda empresa en venta de pel¨ªcula fotogr¨¢fica a nivel mundial, nos dan algunos datos pesimistas sobre la salud de su divisi¨®n anal¨®gica. En Espa?a se venden un total de 500.000 carretes al a?o. Una? cifra que sabe a poco, pues en los buenos tiempos entre todas las empresas se facturaban 40 millones. El porcentaje cae entre un 40 y un 50 por ciento cada a?o.
Pero tambi¨¦n nos proporcionan dos datos m¨¢s positivos. El primero es que la venta de sus c¨¢maras instant¨¢neas anal¨®gicas se ha incrementado notablemente. Otro indicio que confirma el resurgimiento de la foto instant¨¢nea es que en Barcelona se acaba de abrir una tienda de Impossible Project. La empresa que ha logrado volver a fabricar y vender carretes instant¨¢neos para c¨¢maras Polaroid.
El papel sigue vendiendo
Otra cifra relativamente positiva son las ventas de papel fotoqu¨ªmico (con el se obtiene en los laboratorios copias a partir de fotos anal¨®gicas o digitales). Pues s¨®lo han descendido entre un 5 y un 10 por ciento. Lo que parece probar que existe un inter¨¦s por ese producto, principalmente por parte de los profesionales. La raz¨®n es que ofrece m¨¢s calidad y durabilidad que los papeles para impresoras de inyecci¨®n de tinta.
Al menos eso piensa Ostrowski, que cuestiona las pruebas de resistencia al paso del tiempo que dan las empresas de impresi¨®n digital. "Son estudios de laboratorio muchas veces encargados por las propias multinacionales¡±, apunta. Lo que est¨¢ plenamente demostrado es que una foto fijada sobre un soporte de gelatina de plata puede durar un siglo y medio.
La fotograf¨ªa tradicional tambi¨¦n es mucho m¨¢s fiable como documento hist¨®rico. Basta con analizar el negativo original bajo un microscopio para detectar sus posibles alteraciones, mientras que la integridad de un archivo de imagen digital nunca puede estar verificada al cien por cien.
Eso puede importar poco a los que s¨®lo quieren mostrar fotos de sus vacaciones en Facebook. Pero en cierto modo se trata de algo crucial. Este fot¨®grafo documental nos cuenta que si los museos y archivos siguen usando como documentos s¨®lo im¨¢genes digitales podemos encontrarnos dentro de algunas d¨¦cadas ¡°con un par¨¦ntesis en nuestra memoria hist¨®rica¡±. La resistencia al tiempo de las pel¨ªculas que conten¨ªa la maleta perdida de Robert Capa parece darle la raz¨®n.
Quiz¨¢ por eso vende sus propias fotos positiv¨¢ndolas con los mejores materiales qu¨ªmicos. Como puede verse en esta web. Pero estudios cient¨ªficos al margen la apuesta comercial de Ostrowski ha tenido cierto ¨¦xito por ¡°un compromiso que va m¨¢s all¨¢ de los n¨²meros¡±. Puede parecer una afirmaci¨®n rom¨¢ntica, y probablemente lo es, pero no hay que olvidar que el negocio de la fotograf¨ªa alimenta muchos sue?os. Y para algunos esos sue?os no pueden ser plasmados con la tecnolog¨ªa digital.
Aunque los fot¨®grafos espa?oles que visitan la web de foto-r3.com lo hacen por algo m¨¢s que motivos sentimentales. Al igual que otras tiendas especializadas de fuera de Espa?a su oferta de productos anal¨®gicos es sorprendentemente variada. Y eso que las estrellas de su cat¨¢logo no son Kodak ni Fuji.
La mayor¨ªa del material que vende proviene de peque?as firmas. Como es el caso de la checa Foma, la brit¨¢nica Kentmere, o la alemana Rollei. Ostrowski se deshace en elogios ante unas empresas que para ¨¦l son el futuro de la fotograf¨ªa anal¨®gica y cuya salud econ¨®mica califica de ¡°excelente¡±. De hecho, resalta que ¡°fabrican muchas veces a plena capacidad¡±. Algo que achaca a que son capaces de trabajar con ¡°modelos de producci¨®n artesanal¡±.
La osad¨ªa de este apasionado por la fotograf¨ªa qu¨ªmica parece no tener l¨ªmites. Pues nos cuenta que pronto ofrecer¨¢ un servicio para convertir en negativos f¨ªsicos de alta calidad im¨¢genes digitales. Estos podr¨¢n ser positivados sobre papel qu¨ªmico en un cuarto oscuro. El proceso contrario a la digitalizaci¨®n de fotos de carrete.
Ra¨ªces anal¨®gicas en tecnolog¨ªa digital
A la vez que Kodak quiebra, Fuji, su eterna rival, ha logrado que su nueva c¨¢mara, la X-Pro1, fuese uno de los lanzamientos m¨¢s importantes en la ¨²ltima edici¨®n del CES, la feria tecnol¨®gica que todos los a?os se desarrolla en Las Vegas.
El reciente golpe de efecto de Fuji se debe a que en el coraz¨®n de su nueva m¨¢quina laten los frutos de sus investigaciones en la fabricaci¨®n de pel¨ªcula. Lo que hace especial a la X-Pro1 no es s¨®lo su aspecto retro y la consistencia de su cuerpo, un detalle que comparte con las recientes Fuji X100 y X10. La clave est¨¢ en sus entra?as. Su sensor de imagen, denominado X-Trans CMOS, innova en que capta la luz de forma similar a como lo hace un carrete.
Seg¨²n la empresa japonesa eso se traduce en una calidad de imagen comparable a las de las c¨¢maras r¨¦flex m¨¢s profesionales. Aunque no hemos tenido ocasi¨®n de comprobarlo, la cosa quiz¨¢ va en serio. Al menos eso parecen indicar las fotos oficiales hechas con la X-Pro1 que se han difundido. Si esas optimistas predicciones se cumplen incluso su precio, seguramente prohibitivo para un aficionado, ser¨ªa atractivo para algunos.
Se especula que cuando salga a la venta costar¨¢ menos que algunas de las m¨¢quinas con las que compite en calidad de imagen. De hecho, la demanda del ¨²nico modelo profesional de la serie X que ya est¨¢ a la venta, la X100, ha sido tal que, tras su lanzamiento, Fuji apenas daba abasto para fabricar suficientes unidades. Con la X-Pro1 es previsible que suceda lo mismo. Quiz¨¢ por ello hace pocos d¨ªas The Economist pon¨ªa a la empresa japonesa como ejemplo frente a Kodak de firma que ha logrado adaptarse a la venta de tecnolog¨ªas digitales.
?Por qu¨¦ Kodak no ha logrado lanzar un producto que despierte un entusiasmo similar en los ¨²ltimos 10 a?os? No es ning¨²n secreto que el m¨ªtico logo rojo sobre fondo amarillo de sus anodinas c¨¢maras digitales apenas hace mella en el comprador. Probablemente la causa hay que buscarla en que la empresa no ha aprovechado su extraordinario legado.
Ni siquiera se han molestado en hacer, como Fuji, que sus m¨¢quinas digitales simulen el color de sus pel¨ªculas anal¨®gicas. Un factor est¨¦tico del que parad¨®jicamente ha terminado sacando tajada Apple, que obtiene beneficios por las ventas de aplicaciones de fotograf¨ªa retro para iPhone, como Instagram. Un fen¨®meno a nivel mundial que incluso est¨¢ provocando furor en la industria de la moda.
Quiz¨¢ la atracci¨®n que nos producen las im¨¢genes melanc¨®licas de Instagram sea el s¨ªntoma m¨¢s palpable de nuestra ceguera al dejar de fijar recuerdos en plata quemada. Pero como apunta Mark Ostrowski ¡°existen pocas personas ya que indagan sobre las implicaciones que supone el cambio de un paradigma a otro¡±.
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