IBM convierte a R¨ªo en una 'smartcity'
Un innovador centro de operaciones vigila permanentemente todos los rincones de la ciudad
Cerca de la playa de Copacabana, en la ciudad brasile?a de R¨ªo de Janeiro, hay una sala de control que parece salida directamente de la NASA.
Empleados municipales vestidos con monos blancos trabajan en silencio delante de un gigantesco muro de pantallas, una especie de R¨ªo virtual en tiempo real. Las trasmisiones de v¨ªdeo llegan desde estaciones de metro e intersecciones importantes. Un programa meteorol¨®gico predice en qu¨¦ puntos de la ciudad va a llover. En un mapa centellean los sitios en los que se producen accidentes de tr¨¢fico, cortes de electricidad y otros problemas.
El orden y la precisi¨®n parecen fuera de lugar en esta despreocupada urbe. Pero lo que sucede aqu¨ª es el reflejo de un experimento atrevido y posiblemente lucrativo que podr¨ªa modelar el futuro de ciudades de todo el mundo.
Este edificio es el Centro de Operaciones de la Ciudad de R¨ªo, y su sistema fue dise?ado por IBM. R¨ªo es un laboratorio de pruebas para esta empresa. Se prev¨¦ que, en 2050, alrededor de un 75% de la poblaci¨®n mundial vivir¨¢ en ciudades. Muchas zonas metropolitanas ya utilizan sistemas de obtenci¨®n de datos como sensores, videoc¨¢maras y dispositivos GPS.
Si IBM puede convertir R¨ªo en una ciudad m¨¢s inteligente, ser¨¢ capaz de hacer lo mismo en cualquier lugar
Pero los avances en la potencia de los ordenadores y los an¨¢lisis de datos permiten a empresas como IBM recopilar toda esa informaci¨®n y, utilizando algoritmos inform¨¢ticos, identificar patrones y tendencias. Se espera que el sector que suministra sistemas inteligentes a las ciudades alcance los 57.000 millones de d¨®lares de aqu¨ª a 2014, seg¨²n IDC Government Insights, una empresa de estudios de mercado. E IBM quiere un trozo del pastel.
El centro de operaciones de R¨ªo, que el departamento Smarter Cities de IBM inaugur¨® a finales de 2010, forma parte de una iniciativa destinada a afianzarse en este mercado. Desde su inicio, en 2010, Smarter Cities ha participado en miles de proyectos.
R¨ªo, que se extiende entre monta?as y el oc¨¦ano Atl¨¢ntico, es a la vez una urbe de r¨¢pido desarrollo, una ciudad costera, un para¨ªso, una pesadilla, un centro de investigaci¨®n y un lugar en obras. Est¨¢ restaurando grandes estadios y creando un sistema de autobuses r¨¢pidos de cara al Mundial de f¨²tbol de 2014 y los Juegos Ol¨ªmpicos del verano de 2016.
Las complejas condiciones generan una especie de invernadero para que IBM ampl¨ªe su negocio de gobierno local. Si la empresa puede convertir R¨ªo en una ciudad m¨¢s inteligente, ser¨¢ capaz de hacer lo mismo con cualquier lugar.
La empresa hab¨ªa desarrollado centros de control de delitos para Madrid y Nueva York, adem¨¢s de un sistema de tarifas para los atascos de tr¨¢fico en Estocolmo
¡°La inteligencia depende de la informaci¨®n¡±, afirma Guru Banavar, de 45 a?os y jefe de tecnolog¨ªa del sector p¨²blico internacional de IBM. ¡°Una vez que posees la informaci¨®n, y la entiendes, y sabes qu¨¦ hacer con ella, est¨¢s a medio camino de ser inteligente¡±.
Lo que dio pie al centro de operaciones fue una torrencial tormenta veraniega que cay¨® hace dos a?os. Hacia las cuatro de la madrugada, el alcalde, Eduardo Paes, empez¨® a recibir informes alarmantes. Hubo deslizamientos de tierra en algunas favelas, con peligro de que se produjeran muchos m¨¢s. Se registraron inundaciones repentinas. Las crecidas dejaron atrapados a coches y camiones. Pero R¨ªo no contaba con una localizaci¨®n predeterminada desde la cual el alcalde pudiera controlar la situaci¨®n y supervisar la respuesta. ¡°En ese momento me di cuenta de que ¨¦ramos muy d¨¦biles¡±, recuerda Paes.
IBM hab¨ªa desarrollado centros de control de delitos para Madrid y Nueva York, adem¨¢s de un sistema de tarifas para los atascos de tr¨¢fico en Estocolmo. Pero crear un plan interdepartamental para toda la ciudad de R¨ªo era una labor mucho m¨¢s dif¨ªcil.
IBM incorpor¨® sus equipos inform¨¢ticos, sus programas, sus sistemas anal¨ªticos y sus investigaciones. Una plataforma de operaciones virtual ejerce de base de datos central en la Red, e integra informaci¨®n que llega a trav¨¦s del tel¨¦fono, la radio, el correo electr¨®nico y los mensajes de texto. Cuando los empleados municipales se conectan, pueden introducir, por ejemplo, informaci¨®n sobre el escenario de un accidente, o ver cu¨¢ntas ambulancias se han enviado. Tambi¨¦n pueden analizar informaci¨®n hist¨®rica para determinar, pongamos por caso, d¨®nde suelen producirse accidentes de tr¨¢fico. Adem¨¢s, IBM ha desarrollado un sistema de previsi¨®n de inundaciones dise?ado especialmente para la ciudad.
Seg¨²n Paes, el proyecto ha costado a la ciudad unos 14 millones de d¨®lares. Si todo funciona, podr¨ªa convertirse en un modelo para la gesti¨®n urbana mediante datos. ¡°Queremos situar a R¨ªo por delante de todas las ciudades del mundo en lo que respecta a operaciones de la vida cotidiana y respuesta a emergencias¡±, afirma el alcalde. Pero puntualiza que el desaf¨ªo ser¨¢ lograr que todo funcione de manera m¨¢s eficiente sin apagar el br¨ªo que hace que R¨ªo sea R¨ªo. ¡°No queremos ser Lausana o Z¨²rich¡±.
Se espera que el sector que suministra sistemas inteligentes a las ciudades alcance los 57.000 millones de d¨®lares de aqu¨ª a 2014
Una noche de finales de enero, se derrumb¨® un edificio de oficinas de 20 plantas situado en el centro, junto al teatro municipal, y arrastr¨® con ¨¦l a otros dos edificios m¨¢s. El centro de operaciones entr¨® en acci¨®n.
Result¨® que un empleado municipal estaba tomando una cerveza cerca del lugar de los hechos y alert¨® a Carlos Roberto Os¨®rio, secretario de Obras P¨²blicas y Conservaci¨®n de la ciudad. ¡°Ganamos un minuto por una cuesti¨®n de suerte, pero el sistema funcion¨® muy bien¡±, afirma Os¨®rio.
En el centro de operaciones, los trabajadores avisaron a los departamentos de bomberos y protecci¨®n civil y pidieron a las empresas del gas y la electricidad que interrumpieran el servicio en la zona.Otros cerraron temporalmente el metro que circulaba por debajo, cortaron la calle, enviaron ambulancias, alertaron a los hospitales, mandaron maquinaria pesada para retirar los escombros y movilizaron a los agentes de protecci¨®n civil para que evacuaran los edificios cercanos y custodiaran el lugar del accidente. Al menos 17 personas fallecieron en el derrumbamiento. Aun as¨ª, la respuesta coordi-nada supuso un triunfo para el centro de operaciones.
A finales del mes pasado, IBM anunci¨® que Zhenjiang, una ciudad de unos tres millones de habitantes situada en el este de China, hab¨ªa adquirido el nuevo sistema para gestionar el transporte p¨²blico.
Sin embargo, muchos ciudadanos de R¨ªo nunca han o¨ªdo hablar del centro o, si lo han hecho, no saben a ciencia cierta a qu¨¦ se dedica. Algunos se preguntan si es solo una fachada para tranquilizar a las autoridades ol¨ªmpicas y los inversores extranjeros. A otros les preocupa que beneficie m¨¢s a los barrios acomodados que a las favelas. Y hay quienes temen que tanta vigilancia pueda coartar las libertades o invadir la privacidad, y quienes ven el centro como un parche que no resuelve los problemas de infraestructura.
A los ciudadanos les resulta dif¨ªcil apreciar cu¨¢ndo se ha evitado una crisis, dec¨ªa el alcalde Paes. ¡°Son los problemas que podr¨ªan ocurrir a diario y que no ocurren".
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