La tercera parte de la poblaci¨®n mundial no tiene un Internet libre
La conferencia celebrada en Washington analiza el equilibrio entre seguridad y censura en la Red
La tercera parte de la poblaci¨®n mundial, unos 620 millones de personas, no puede acceder libremente a internet por residir en pa¨ªses donde sus gobiernos han decidido que la seguridad nacional es m¨¢s importante que la libre circulaci¨®n de informaci¨®n, o por percibir ¨¦sta como una amenaza mayor. Internet, la herramienta de comunicaci¨®n de mayor y m¨¢s r¨¢pido crecimiento de la historia, tambi¨¦n ha chocado con los mecanismos de control y censura establecidos por las autoridades.
Diversos pa¨ªses de todo el mundo se enfrentan al mismo reto: encontrar el equilibrio entre la garant¨ªa de seguridad de un pa¨ªs y la libertad pol¨ªtica y social de sus ciudadanos. Las empresas de tecnolog¨ªa, que han contribuido de una manera tan importante al desarrollo de Internet, aspiran a mantener las mismas caracter¨ªsticas de apertura y flexibilidad que han convertido la red en una plataforma de innovaci¨®n constante.
¡°Mantener una internet abierta es un imperativo econ¨®mico¡±, afirm¨® Bob Boorstin, director de pol¨ªticas de Google, durante una conferencia celebrada el mi¨¦rcoles en Washington para analizar el estado de la libertad en Internet. ¡°Lamentamos que desde hace un a?o, 120 millones de personas m¨¢s vivan en pa¨ªses donde existe alg¨²n tipo de restricci¨®n a la libertad online. La mayor¨ªa de sus gobiernos pretende ralentizar o ahogar completamente el intercambio de informaci¨®n entre los ciudadanos¡±.
Boorstin destac¨® que la red ha evolucionado hasta un punto en el que millones de ciudadanos exigen mayores niveles de libertad -tanto en la red como en la calle- mientras que algunas democracias occidentales limitan los derechos de los usuarios a cambio de una mayor seguridad, un argumento que puede dar lugar a abusos por parte de las autoridades, tal y como denuncian numerosos activistas de todo el mundo.
¡°En muchos pa¨ªses, los gobiernos entendieron que simplemente por conceder determinadas libertades a los ciudadanos en el ¨¢mbito privado aceptar¨ªamos l¨ªmites en la esfera p¨²blica¡±, explic¨® John Kampfner, periodista y escritor brit¨¢nico, en referencia a los diferentes levantamientos y revoluciones que ha acabaron con reg¨ªmenes autoritarios en 2011. ¡°Ahora los ciudadanos han llevado esas exigencias a la red¡±, a?adi¨®.
EE UU, Alemania o Reino Unido exigieron a los fabricantes de m¨®viles que instalaran un mecanismo que permitiera las escuchas policiales
¡°La revoluci¨®n no hubiera ocurrido si durante los ¨²ltimos a?os no hubiera aumentado el intercambio de informaci¨®n entre los ciudadanos, ayudando a que conoci¨¦ramos lo que pasaba en la ciudad vecina¡±, reconoci¨® Moorane Fehri, miembro de la oposici¨®n en la reci¨¦n estrenada democracia tunecina. ¡°Por algo los ciudadanos no quieren volver a la misma situaci¨®n en la que estaban antes¡±.
A pesar de los avances, varios de los asistentes a la conferencia, organizada por Google, lamentaron que los intereses de algunas democracias occidentales est¨¦n contribuyendo a aplacar a activistas en pa¨ªses como Siria o Ir¨¢n. Tal y como reconoci¨® Stewart Baker, secretario del Departamento de Seguridad Nacional en el Gobierno de George Bush, pa¨ªses como EE UU, Alemania o Reino Unido exigieron a los fabricantes de tel¨¦fonos m¨®viles que instalaran un mecanismo que permitiera las escuchas por parte de la polic¨ªa o el servicio secreto de sus respectivos pa¨ªses. Tales dispositivos son utilizados ahora por reg¨ªmenes como el de Bashir Al Asad en Siria.
¡°La mayor¨ªa de las compa?¨ªas que controlan las capas m¨¢s b¨¢sicas de internet tienen su sede en Estados Unidos¡±, denunci¨® Renata ?vila, abogada guatemalteca y activista por la transparencia online a trav¨¦s de la plataforma Global Voices. ¡°?Cu¨¢les son las consecuencias para la libertad de los internautas en otros pa¨ªses? ?Qu¨¦ ocurre con los activistas que luchan por sus derechos y que son detenidos y censurados gracias a esos sistemas?¡±.
Seg¨²n ?vila, hasta las democracias occidentales m¨¢s avanzadas han demostrado que el Estado puede extralimitarse al crear regulaciones en defensa de los intereses de una determinada industria. ¡°Ya hemos visto como la aplicaci¨®n de leyes de copyright han amenazado con limitar los derechos de los internautas¡±, afirm¨® la activista, en una clara referencia a los proyectos de leyes SOPA y PIPA que a comienzos de a?o despertaron numerosas cr¨ªticas por su amenaza a la libertad en internet en Estados Unidos.
¡°La cuesti¨®n de si la voluntad de los ciudadanos debe prevalecer sobre la del Estado ha sido planteada durante d¨¦cadas¡±, coment¨® Baker. ¡°Y la respuesta no siempre puede ser que s¨ª. Es la fuerza de la tecnolog¨ªa la que terminar¨¢ con reg¨ªmenes represivos, pero eso no significa que todos los gobiernos deban salir perdiendo, porque representan y deben seguir representando a los ciudadanos¡±.
Fehri destac¨® que la amenaza a la libertad de los ciudadanos por parte de los gobiernos radica en el intercambio de la palabra gobierno y estado, como si fueran sin¨®nimos. ¡°Si nos confundimos, el gobierno acaba estableciendo leyes seg¨²n su propio inter¨¦s, no el de los ciudadanos¡±, argument¨® el pol¨ªtico tunecino.
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