Kindles para ni?os africanos
Worldreader dona a las escuelas lectores electr¨®nicos cargados con los libros del curso
Cuando un exejecutivo de los gigantes estadounidenses Microsoft y Amazon, como David Risher, y un exdirector de la escuela de negocios ESADE, Colin McElwee, deciden fusionar sus cerebros en un mismo proyecto suceden cosas como Worldreader. Esta organizaci¨®n no gubernamental (ONG), nacida en Estados Unidos, env¨ªa lectores de libros electr¨®nicos a ni?os y escuelas del ?frica subsahariana para fomentar la lectura.
¡°Se trata, sobre todo, de demostrar que existen herramientas con las cuales el dinero ya no es un impedimento para exportar educaci¨®n a pa¨ªses sin medios¡±, afirma McElwee, cofundador de la organizaci¨®n, en su sede de Barcelona.
La organizaci¨®n regala un lector electr¨®nico Kindle, de Amazon, con pantalla de seis pulgadas y capacidad para 3.500 libros por cada cuatro euros que reciba en su p¨¢gina web. Solo el aparato cuesta unos 64 euros.
La donaci¨®n cubre los costes de env¨ªo. ¡°Hist¨®ricamente, el peso de los materiales ha encarecido el precio del transporte, pero este problema ya no existe¡±, apunta McElwee, convencido de la viabilidad de ¡°un futuro modelo p¨²blico de educaci¨®n basado en lectores de libros electr¨®nicos¡±, como Kindle.
Ante un ordenador, el profesor se siente desplazado, pero el libro lo identifican como una herramienta m¨¢s de su trabajo
Desde su fundaci¨®n en 2010 con una inversi¨®n inicial de 200.000 euros, Worldreader se ha puesto en contacto con instituciones africanas, editoriales y empresas, confeccionando las entra?as de un motor que se ha puesto a funcionar este a?o.
¡°Hemos entregado unos mil libros electr¨®nicos y calculamos que llegaremos a los 2.500 antes de que termine el a?o¡±, asegura McElwee.
En el proyecto colaboran prestigiosas editoriales como Penguin y Random House, la misma Amazon, el servicio de almacenamiento Dropbox y multitud de donantes privados y particulares. Entre los t¨ªtulos con mayor aceptaci¨®n est¨¢n las obras del autor de Charlie y la f¨¢brica de chocolate, Roald Dahl, y la serie de libros de aventuras Magic Tree house.
El Gobierno de Ghana ha sido por ahora el m¨¢s receptivo. Worldreader ha firmado un acuerdo con su Ministerio de Cultura para el env¨ªo de paquetes educativos en los cuales el lector electr¨®nico ¡°ya est¨¢ configurado con los libros de texto y las lecturas recomendadas del temario de cada curso¡±, asegura McElwee.
En su opini¨®n, parte del ¨¦xito de la iniciativa reside en ¡°el aspecto de libro¡± del propio aparato. Algo que ¡°facilita que los profesores no se sientan desplazados en las aulas¡±, a diferencia de lo ocurrido con los sucesivos intentos de introducir un ordenador de bajo coste en pa¨ªses subdesarrollados.
¡°Ante un ordenador, el profesor se siente desplazado, pero el libro lo identifican como una herramienta m¨¢s de su trabajo, menos amenazante¡±.
La organizaci¨®n, que tambi¨¦n trabaja en Uganda, Kenia y Etiop¨ªa, es consciente de que la colaboraci¨®n de las Administraciones locales es ¡°indispensable¡± para el acceso a las redes de la tercera generaci¨®n de telefon¨ªa m¨®vil (3G) que permitan la descarga de nuevos contenidos, seg¨²n apunta la directora de comunicaci¨®n, Susan Moody.
Entre los objetivos de Worldreader est¨¢ el fomento de los autores locales. Han firmado acuerdos con decenas de editoriales africanas porque ¡°un ni?o de Etiop¨ªa va a sentir mayor curiosidad por libros que hablen de su entorno que por otros que traten de c¨®mo es el d¨ªa a d¨ªa en Nueva York¡±, dice un McElwee ilusionado.
Su objetivo final es el retorno cultural. ¡°Que los ni?os africanos aprovechen esta rapid¨ªsima desaparici¨®n de las barreras de entrada para que en un futuro sean ellos los que escriban y exporten su rica cultura¡±.
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