La necesidad de reinventarnos
La innovaci¨®n social es condici¨®n ineludible para el desarrollo del pa¨ªs
Es un clamor, necesitamos reinventarnos como pa¨ªs. El consenso es generalizado, en la base de la competitividad de los territorios est¨¢ la innovaci¨®n y, en buena medida, en la base de la innovaci¨®n est¨¢ la tecnolog¨ªa. Sin embargo, mientras que unos territorios consiguen altas tasas de innovaci¨®n y concentraci¨®n de actividad innovadora, otros no logran el objetivo. ?Cu¨¢l es la raz¨®n?
Los sistemas actuales de innovaci¨®n, basados en el modelo conceptual preconizado por la OCDE a trav¨¦s del Manual de Oslo, identifican la innovaci¨®n como un asunto de las empresas, como un factor que permite la diferenciaci¨®n en el mercado, haciendo cosas distintas y de forma diferente. As¨ª, se habla de innovaci¨®n en los productos, procesos, tecnolog¨ªa, servicios, organizaci¨®n y marketing; pero el concepto siempre se acot¨® ¨²nica y exclusivamente al ¨¢mbito empresarial. Craso error.
En lo superfluo, el mensaje pol¨ªtico era y es claro, seremos m¨¢s competitivos si nuestras empresas innovan y se desarrollan tecnol¨®gicamente. Evidente. Pero el problema es que la innovaci¨®n, tecnol¨®gica y no tecnol¨®gica, no es s¨®lo cuesti¨®n de las empresas y para que ¨¦stas innoven es condici¨®n previa e imprescindible que haya una sociedad innovadora. Es necesaria la innovaci¨®n social como condici¨®n ineludible pero nadie se preocup¨® de ella en este pa¨ªs.
B¨¢sicamente la innovaci¨®n social es la explotaci¨®n exitosa de nuevas ideas que satisfacen objetivos sociales, de forma que afecten al mayor n¨²mero de personas posibles (Young Foundation). Pero no pensemos que la innovaci¨®n social es un c¨ªrculo cerrado sin relaci¨®n con la innovaci¨®n empresarial. Al contrario, est¨¢n ¨ªntimamente ligadas. Frecuentemente, innovaciones sociales en su origen dan lugar a innovaciones empresariales de alto impacto y viceversa. No olvidemos que la propia eclosi¨®n de internet y del mundo web en sus inicios tuvo mucho m¨¢s que ver con una innovaci¨®n social en un proceso de cocreaci¨®n, que implic¨® a multitud de personas, que con la innovaci¨®n empresarial.
La eclosi¨®n de internet y del mundo web en sus inicios tuvo mucho m¨¢s que ver con la innovaci¨®n social en un proceso de cocreaci¨®n que con la innovaci¨®n empresarial
Pero volviendo al punto de origen, la cuesti¨®n es c¨®mo lograr territorios m¨¢s competitivos. La respuesta m¨¢s simple es con empresas innovadoras. ?Y c¨®mo logramos empresas m¨¢s innovadoras? La respuesta de las pol¨ªticas hasta ahora ha sido: invirtiendo en investigaci¨®n. Sin poner en duda la necesidad de invertir en investigaci¨®n (faltar¨ªa m¨¢s) hay que preguntarse si invertir s¨®lo en investigaci¨®n es suficiente. Si as¨ª fuera, ser¨ªa dif¨ªcil de explicar por qu¨¦ Espa?a ocupa el 9? puesto en el r¨¢nking de producci¨®n cient¨ªfica mundial (publicaciones cient¨ªficas) y el 5? en el ranking europeo. Sin embargo, ocupa el puesto 23? en innovaci¨®n en el ¨¢mbito internacional y el 18? en el r¨¢nking de la Europa comunitaria. Todo parece indicar que existe un cortocircuito entre la producci¨®n cient¨ªfica y la innovaci¨®n (transferencia al mercado de los resultados de la investigaci¨®n). La investigaci¨®n supone convertir € en conocimiento y esto en s¨ª mismo es muy importante; pero si el proceso no se completa, convirtiendo buena parte del conocimiento generado en €n, es decir en innovaci¨®n que llegue al mercado o en innovaci¨®n social que mejore la calidad de vida de las personas, el sistema no es sostenible. Esta es una evidencia de que el modelo te¨®rico y las pol¨ªticas basadas en el mismo, eran y son absolutamente insuficientes. ?Pero d¨®nde est¨¢ entonces la clave? ?Cu¨¢les son las fuentes de las que emanan y se crean procesos de innovaci¨®n empresarial, tanto tecnol¨®gica como no tecnol¨®gica?
Existen factores sociales que aportan elementos diferenciales entre territorios y que aportan el valor diferencial a la innovaci¨®n empresarial: la creatividad, la concentraci¨®n de talento, la calidad de vida, la multiculturalidad, la interracialidad (aceptaci¨®n de los diferentes), la cooperaci¨®n, la cocreaci¨®n, la apropiaci¨®n que la ciudadan¨ªa ha hecho de la cultura digital, la capacidad de trabajo en red, son factores que definen el nivel de permeabilidad de la sociedad en su conjunto hacia la innovaci¨®n. Sociedades altamente permeables a la innovaci¨®n, con alta capacidad de innovaci¨®n social, tienden a la concentraci¨®n de empresas innovadoras (econom¨ªas de aglomeraci¨®n). Es decir, la permeabilidad social a la innovaci¨®n, la capacidad de la sociedad para mejorar, para avanzar, para adaptarse al cambio son sumamente importantes, y son condiciones previas para que existan empresas innovadoras.
Dicho en otros t¨¦rminos, cuando un territorio, una sociedad, es capaz de innovar en lo pol¨ªtico, en la prestaci¨®n de servicios a los ciudadanos, en la educaci¨®n, en la cultura, en el arte, etc., cuando es capaz de aceptar el cambio, la integraci¨®n de las diferencias en su propia cultura (preservando su identidad cultural), cuando demuestra que es capaz de absorber innovaci¨®n social, s¨®lo entonces estar¨¢ preparada para la innovaci¨®n empresarial. La innovaci¨®n social est¨¢ en la base de la innovaci¨®n empresarial y de los territorios. Estos factores sociales explicar¨ªan en buena medida por qu¨¦ existe concentraci¨®n de empresas altamente innovadoras en determinados territorios (San Francisco, Copenhague, Helsinki, Londres¡) y por qu¨¦ en sociedades con culturas muy herm¨¦ticas, poco permeables a los cambios y a la diversidad cultural no aparecen concentraciones de empresas innovadoras.
Al fin y al cabo la innovaci¨®n la hacen las personas (en las organizaciones, en las empresas, en los territorios, en las administraciones p¨²blicas). Las personas, individual y colectivamente, son la base de la innovaci¨®n. Es necesario reconocer y estimular la capacidad creativa e innovadora de las personas. Eduquemos a personas con capacidad de crear ideas diferentes, que sepan enfrentarse a problemas y solucionarlos de forma imaginativa, que se rebelen al pesimismo de la impotencia en tiempos de crisis, que sepan colaborar, cocrear y apropiarse de la tecnolog¨ªa al servicio de sociedad. Pero lejos de esto hemos generado sistemas para ahogar la creatividad (tanto en el mundo educativo como organizativo), educado en la resistencia al cambio, en el miedo al fracaso, en la colaboraci¨®n con recelo, en la priorizaci¨®n de los intereses personales sobre los colectivos. En definitiva, hemos puesto en pr¨¢ctica, como pa¨ªs, el freno a la innovaci¨®n empresarial porque no hemos sabido innovar socialmente. Y lo peor es que no hemos sido conscientes de ello.
Si lo que pretendemos es una sociedad innovadora debemos entender cu¨¢les son las claves para lograr el objetivo: crear pol¨ªticas de innovaci¨®n globales, donde la tecnolog¨ªa por su transversalidad tiene un rol muy relevante, hacerlo desde y para el territorio, educar para innovar, reconocer la capacidad de innovaci¨®n de las personas, de la sociedad en su conjunto y establecer un fuerte liderazgo compartido (pol¨ªtico, empresarial y social). El reto est¨¢ servido.
Espa?a es 9? en el r¨¢nking de producci¨®n de publicaciones cient¨ªficas, pero 23? en innovaci¨®n
Pablo Priesca Balb¨ªn, director general de CTIC
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