Dentro del corral
Visita a Rovio, la empresa finlandesa de los cerdos malos y los p¨¢jaros cabreados
El corral deber¨ªa estar alborotado. Un gallinero harto de que los cerdos les rompan sus huevos y una pocilga tambi¨¦n harta de su mala fama, como si los p¨¢jaros fueran del todo inocentes. Sin embargo, en el corral impera el silencio. Entramos en Rovio, donde nacieron los juegos Angry birds y, desde ayer, los Bad Piggies.
El corral se encuentra a diez minutos de Helsinki, en un moderno complejo de edificios de Espoo, junto a HTC, Hertz o Konica. Nada que ver con la situaci¨®n hace tres a?os, cuando Rovio, con 12 empleados, se encontraba al borde de la quiebra tras haber lanzado una veintena de juegos sin el menor ¨¦xito. Los Angry birds les salvaron. Hoy son 445 empleados y un imperio virtual y f¨ªsico (han inaugurado varios parques tem¨¢ticos). Todo gracias a un juego gratuito.
La puerta del corral la abren Kalle Kaivola, director de desarrollo, y Ville Heijari, vicepresidente de franquicias. Van vestidos informalmente, pero tuneados: sudaderas de Bad piggies, el juego de los cerdos malos, y camisetas de los Angry birds. Han invitado a EL PA?S para explicar porqu¨¦ la empresa, junto a Activision, ha llevado los furibundos p¨¢jaros a las videoconsolas tras haberse criado en los m¨®viles. El juego, disponible para Xbox 360, Playstation 3 y Nintendo 3DS, es una versi¨®n adaptada del juego original, m¨¢s las secuelas Seasons y Rio. Si la aplicaci¨®n del tel¨¦fono es gratuita (solo la sencilla) el videojuego costar¨¢ 30 euros. Seg¨²n Kaivola el juego se puede terminar en 300 horas: ¡°Me gustar¨¢ conocer al primero que lo logre¡±.
No les preocupa el cansancio del aficionado ni el precio del juego. ¡°El p¨²blico es quien lo ha pedido. Y hay que entender que es una plataforma diferente, con licencias y distribuci¨®n diferentes¡±, explica Kalle Kaivola.
En cuatro a?os Rovio ha pasado de 12 empleados a m¨¢s de 400, de bordear la quiebra a nadar en la abundancia
El corral tiene muchos espacios abiertos y mucha iluminaci¨®n natural con vistas al B¨¢ltico. Todo el mobiliario es blanco o negro, lo que sirve de buen fondo para la explosi¨®n de color que aportan los p¨¢jaros: peluches, tazas, dibujos, libros, juegos de mesa, etc. Por zonas parece m¨¢s un ¨¢rea infantil que el lugar que gener¨® 75 millones de euros el pasado a?o (el 30% por merchandising).
Las paredes se han cubierto con escenas de los videojuegos e im¨¢genes de los distintos personajes; las salas de conferencias llevan nombres de cada uno de estos furibundos p¨¢jaros. Tampoco se salvan los altos ejecutivos: el consejero delegado Peter Vesterbacks es el Mighty eagle; Ville Heijari es conocido como Bird whisperer (el p¨¢jaro susurrante) al igual que la portavoz Sini Matikainen, quiz¨¢s por su suave tono de voz, o por su trabajo. Kalle Kaivola niega tener uno, y aunque le pegar¨ªa el de Kamikaze bird o el rompehuevos Egg beater, no descarta utilizar uno de cerditos ahora que han lanzado Bad Pigies.
Al contrario que sus h¨¦roes, trabajan y se mueven en silencio, la mayor¨ªa con cascos. De vez en cuando estalla una carcajada y el corral, con empleados que rondan los 30 a?os, llegados de 18 pa¨ªses, se revolotea.
En cuatro a?os los Angry birds han participado en proyectos con la NASA, National Geographic, Wild Birds, entre otros. Aparte de los mil millones des descargas y de los 15.000 art¨ªculos que componen el merchandising, Rovio planea expandirse al mundo de los dibujos animados con series de tres minutos que se podr¨¢n descargar a trav¨¦s del juego.
A simple vista no se observa ninguna sala de juegos, pero s¨ª peque?os "salones de recreo". Hay disponible una peluquer¨ªa (decorada con peluches de p¨¢jaros) aunque nadie se hace la cresta, y una sala de cine presidida por Mighty eagle.
Aqu¨ª no hay estr¨¦s. Kaivola asegura que nunca ha amanecido trabajando, que nunca se ha quedado a dormir en la sede, aunque Ville Heijari puntualiza que alguna siestecita ha ca¨ªdo entre peluche y peluche. En la puerta del corral esperan barquitas para pasear por el B¨¢ltico y hay quien se monta barbacoas frente al mar. Dentro de poco, en el crudo invierno, rodeados de hielo, hay alg¨²n empleado, como un Mart¨ªn pescador, que se anima a echar la ca?a en medio de un agujero. Los Angry birds les salvaron de la quiebra y ya les han asegurado la jubilaci¨®n.
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