La guerra fr¨ªa del ciberespacio
Los pol¨ªticos deben asumir que un nuevo campo de batalla amenaza la red el¨¦ctrica, las instituciones financieras y el tr¨¢fico a¨¦reo
Cuando el Gobierno de Barack Obama reparti¨® entre los proveedores de Internet de EE UU una extensa lista confidencial de direcciones IP vinculadas a un grupo de piratas inform¨¢ticos que ha robado terabytes de datos a empresas estadounidenses, obvi¨® un hecho crucial: casi todas las direcciones digitales correspond¨ªan a un barrio de Shangh¨¢i que hace las veces de cuartel general del cibermando del Ej¨¦rcito chino.
Esa omisi¨®n deliberada pone de manifiesto una mayor sensibilidad de la Administraci¨®n de Obama sobre hasta qu¨¦ punto debe enfrentarse directamente a los nuevos l¨ªderes chinos en relaci¨®n con la pirater¨ªa.
Las autoridades de Washington dicen estar ahora m¨¢s dispuestas que antes a acusar de forma directa a los chinos. Pero Obama evit¨® mencionar a China -o a Rusia, o a Ir¨¢n- cuando declar¨® en su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n: ¡°Sabemos que ciertos pa¨ªses y empresas nos roban secretos corporativos¡±, y a?adi¨®: ¡°Ahora, nuestros enemigos tambi¨¦n aspiran a sabotear nuestra red el¨¦ctrica, nuestras instituciones financieras y nuestros sistemas de control del tr¨¢fico a¨¦reo¡±.
Definir ¡°enemigos¡± en este caso no siempre es tarea f¨¢cil. China no es un adversario manifiesto de Estados Unidos como lo fue en su d¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica; por el contrario, es un competidor econ¨®mico y un proveedor y cliente esencial. El a?o pasado, ambos pa¨ªses intercambiaron 425.000 millones de d¨®lares en productos, y China sigue siendo, pese a numerosas tensiones diplom¨¢ticas, un financiador crucial de la deuda estadounidense.
En el caso de las pruebas que indican que el Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n probablemente sea la fuerza que se esconde tras Comment Crew, el m¨¢s numeroso de unos 20 grupos de piratas inform¨¢ticos a los que siguen los organismos de espionaje estadounidenses, EE UU se muestra muy cauteloso. Los altos cargos de la Administraci¨®n se contentaron con solicitar a la empresa de seguridad privada Mandiant que confeccionara un informe que segu¨ªa el rastro de los ciberataques hasta la puerta del cibermando chino; Washington declar¨® en privado que no ten¨ªa ning¨²n problema con las conclusiones de Mandiant, pero no quer¨ªa manifestarlo oficialmente.
Eso explica por qu¨¦ no se mencion¨® a China como localizaci¨®n de los presuntos servidores en la advertencia a los proveedores de Internet. ¡°Nos dijeron que avergonzar directamente a los chinos tendr¨ªa efectos indeseados¡±, asegura un funcionario del servicio de espionaje. ¡°Solo los volver¨ªa m¨¢s defensivos y nacionalistas¡±.
Sin embargo, esa opini¨®n est¨¢ empezando a cambiar. En los pr¨®ximos meses, seg¨²n las autoridades estadounidenses, Washington remitir¨¢ numerosas advertencias privadas a los l¨ªderes chinos, entre ellos Xi Jinping, que pronto asumir¨¢ la presidencia del pa¨ªs. Se espera que dichos avisos pongan de manifiesto que el tama?o y sofisticaci¨®n de los ataques en los ¨²ltimos a?os amenaza con erosionar el apoyo a China entre sus aliados m¨¢s importantes en Washington: la comunidad empresarial.
Las propuestas sobre c¨®mo actuar var¨ªan enormemente, desde una negociaci¨®n tranquila hasta sanciones econ¨®micas y contraataques encabezados por el Cyber Command, una unidad del Ej¨¦rcito de EE UU que particip¨® muy activamente en los ciberataques estadounidenses e israel¨ªes contra las plantas de enriquecimiento nuclear de Ir¨¢n.
Algunos rumores est¨¢n exacerbados, alimentados por el sector de la ciberseguridad. Pero entre bastidores transcurre una discusi¨®n seria sobre qu¨¦ clase de ataque contra las infraestructuras estadounidenses ¡ªalgo que los grupos de piratas inform¨¢ticos chinos no han intentado a conciencia¡ª podr¨ªa hacer que un presidente ordenase el contraataque.
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