¡°Gracias a Internet vivimos buenos tiempos para la creatividad¡±
El artista Aaron Koblin dirige Google Creative Labs
Aaron Koblin (Estados Unidos, 1982) es un artista de los nuevos medios, ese ser que nace del millennial que no pudo decidirse entre un teclado y un pincel y acab¨® fusion¨¢ndolos. Su trayectoria acad¨¦mica lo prueba: empez¨® sus estudios de Inform¨¢tica en la sede de Santa Cruz de la Universidad de California y a mitad de carrera los cambi¨® por Bellas Artes. ¡°Cuando era adolescente, hice mucho pirateo. Romp¨ªa el c¨®digo de algunos juegos de ordenador y los modificaba¡±, explica y rememora: DOM, Civilization... ¡°Algunas de las cosas que hice podr¨ªan considerarse proyectos art¨ªsticos, pero no llegaron a ser vistos por muchas personas¡±. Todo cambi¨® con Internet. ¡°Vivimos buenos tiempos para la creatividad porque, en la actualidad, cualquiera puede hacer algo, subirlo a la red y tener cientos de miles de personas como p¨²blico potencial¡±, afirma en Barcelona, donde ha participado en el Festival OFFF.
Koblin es conocido por sus obras con big data. La mayor¨ªa, en el marco de su trabajo como director creativo del Google Creative Lab, donde lidera el equipo de Data Art. Su trabajo m¨¢s reciente es Unnumbered Sparks, una red de fibra ultraligera de 227 metros de largo y m¨¢s 1.500 kilos que flot¨® el pasado marzo en el cielo de Vancouver. Colgada de varios edificios, sirvi¨® de lienzo gigante a los viandantes, que pod¨ªan dibujar en ella entrando a su sitio web desde una tableta o tel¨¦fono m¨®vil.
Pero no todas sus trabajos son tan complejos. Koblin defiende que se puede hacer media art con presupuestos peque?os: ¡°Es verdad que el apoyo de una empresa, como Google en mi caso, ayuda mucho; pero cuando empec¨¦ ten¨ªa una 386, una computadora con una potencia que no llegaba a la mitad de un smartphone actual¡±.
Admite que su materia prima, el big data, no es f¨¢cil de conseguir. ¡°He tenido suerte. En los inicios, solicitaba datos y no me los daban f¨¢cilmente. Tuvieron que pasar muchas conversaciones, demostraciones de capacidad, de inter¨¦s y reflexi¨®n antes de conseguirlos. Y est¨¢ bien, no todo el mundo debe poder acceder a cierto tipo de informaci¨®n¡±.
Como la que utiliz¨® para el New York Talk Exchange, un proyecto que desarroll¨® con el Massachusetts Institute of Technology y se exhibi¨® en el MoMA de Nueva York. Crearon tres mapas que muestran el flujo de las conversaciones de los habitantes de la Gran Manzana con informaci¨®n proporcionada por la compa?¨ªa telef¨®nica AT&T. ¡°Entiendo que a alguien le haga recordar a [los metadatos] de la NSA, pero nosotros los tratamos an¨®nimamente¡±.
Su herramienta de trabajo m¨¢s poderosa es el Mechanical Turk de Amazon, una especie de mercado de mano de obra, donde se puede contratar a gente para realizar tareas mec¨¢nicas que la inteligencia artificial a¨²n es incapaz de completar. Lo us¨® por primera vez en 2006. Ofreci¨® dos c¨¦ntimos de d¨®lar a quien le dibujara una oveja y consigui¨® las 10.000 que quer¨ªa en 40 d¨ªas. Las vendi¨® a d¨®lar cada una y lo llam¨® The sheep market (El mercado de ovejas).
¡°Me sorprendi¨® que solo dos personas preguntaran en qu¨¦ consist¨ªa el proyecto. Es inquietante que la gente no sepa qu¨¦ est¨¢ haciendo y deje que se les use por sus mentes¡±, reflexiona. ¡°Me parece alienante que no sientan ning¨²n tipo de satisfacci¨®n con su labor y se resignen a formar parte de un sistema motor¡±.
Lo dise?¨® para cuestionar c¨®mo ser¨¢ la mano de obra en el futuro. A eso se dedica, a plantear interrogantes y dejar que sean otros los que las respondan: ¡°Lo mejor del arte es que te permite hacer preguntas y que estas, a la vez, sean las respuestas. Con las nuevas tecnolog¨ªas, si hay suficiente gente pensando en un mismo asunto y se enganchan a la conversaci¨®n, con suerte, el futuro empezar¨¢ a reflejar el resultado de su reflexi¨®n¡±.
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