La casa en el ¨¢rbol
A la generaci¨®n que nunca tuvo aquellas construcciones de madera le toc¨® algo a¨²n mejor, con todas las virtudes anheladas: Internet
En alg¨²n momento de nuestra infancia ansiamos la casa del ¨¢rbol. Ve¨ªamos a los ni?os de la tele en aquellas construcciones de madera y los envidi¨¢bamos con fuerza. Quer¨ªamos, al igual que ellos, tener un padre lo suficientemente manitas como para construirnos aquel templo. La casa del ¨¢rbol representaba entonces todo lo que una mente infantil deseaba: intimidad para hacer maldades, un espacio propio para contar secretos, un hogar privado en el que nosotros, y nadie m¨¢s, pondr¨ªamos las reglas.
Mi generaci¨®n nunca tuvo su casa del ¨¢rbol, sin embargo le fue concedido algo a¨²n mejor, con todas las virtudes anheladas: Internet.
Cobijo para muchos, mundo sin leyes, hoja en blanco donde los secretos se dibujaban para siempre porque ya nadie ten¨ªa miedo de compartirlos. No hab¨ªamos cumplido los 15 cuando nos instalaron el primer router, y cuando nos inscribimos con sobrenombres rid¨ªculos a chats, servicios de mensajer¨ªa instant¨¢nea o blogs que ahora son pura prehistoria digital.
La casa era al fin nuestra, y no necesit¨¢bamos que nadie viniera a construirla.
Mejor de lo que lo hab¨ªamos imaginado, aquel nuevo hogar brindaba muchas posibilidades, como por ejemplo dejar la puerta abierta cuando quisi¨¦ramos para que todos entraran. A pesar de que nuestros padres nos advert¨ªan de los peligros, eso de hablar con desconocidos resultaba excitante. Aunque no tanto como que ciertas plataformas nos permitiesen subir miles de fotograf¨ªas y pensamientos, y a la vez leer los de otros chavales a los que no les importaba compartir, desnudar, cotillear, criticar, envidiar, copiar, pegar, crear un nuevo lenguaje, cambiar el mundo.
Y la privacidad, ?qu¨¦ era eso?
Con los a?os hemos aprendido a construir hogares de paredes transparentes. Y as¨ª, el blog secreto de una ni?a freak como Tavi Gevinson se convirti¨® en referente generacional. Los selfies de Cory Kennedy fueron la primera piedra del imperio It Girl en Instagram. Los tuits ¨ªntimos de celebridades y pol¨ªticos cambiaron la agenda period¨ªstica. Y los egoblogs terminaron de dar una patada a la literatura de siempre, trayendo un nuevo idioma digital.
Todo esto es lo que ocurri¨® fuera, pero dentro tambi¨¦n pasaron cosas.
Yo, que tampoco poseo casa del ¨¢rbol, tengo sin embargo cuenta en Instagram, en Facebook, en ?Twitter, en Pinterest, en Vine y en otras redes que ya no recuerdo. S¨®lo en Instagram he publicado unas 5.200 fotos, el 45% de las cuales seguramente sean autorretratos. Uso Facebook para hablar con mis amigos, Twitter para cotillear a mis enemigos, y mi blog para contar mis alegr¨ªas y desgracias, tal y como aprend¨ª a hacer de adolescente, cuando ser egoc¨¦ntrico e imp¨²dico no estaba mal visto. No tengo miedo de la exhibici¨®n porque exhibo lo que quiero. Y aunque en ocasiones la vida me asuste, desnud¨¢ndome as¨ª ¡ªa veces rid¨ªcula, a veces t¨ªmida, a veces hermosa¡ª es como consigo curarme.
Por eso nosotros os abrimos la puerta. No nos importa que mir¨¦is un rato a trav¨¦s de los cristales. Entre todos redefiniremos la intimidad. Quiz¨¢ sea el modo de abrir nuevos debates.
Luna Miguel?(Alcal¨¢ de Henares, 1990) es poetisa y editora. @lunamonelle
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Apps
- Adolescencia
- Aplicaciones inform¨¢ticas
- Redes sociales
- Privacidad internet
- Juventud
- Seguridad internet
- Internet
- Telefon¨ªa m¨®vil multimedia
- Software
- Telefon¨ªa m¨®vil
- Inform¨¢tica
- Telefon¨ªa
- Empresas
- Telecomunicaciones
- Econom¨ªa
- Industria
- Comunicaciones
- Sociedad
- Tecnolog¨ªas movilidad
- Tecnolog¨ªa
- Ciencia
- Ideas