As¨ª es Oculus, la m¨¢scara de realidad virtual
Probamos la m¨¢scara de nueva generaci¨®n en realidad virtual y comprobamos c¨®mo mejora el rendimiento
En una sola tarde se puede operar a un extraterrestre, salvar una estaci¨®n de tren de los invasores, ver un campeonato de videojuegos, volar en una alfombra persa o echar una carrera de karts. Oculus es lo m¨¢s cercano al teletransporte. La capacidad de inmersi¨®n lograda supera a la generaci¨®n anterior, con creces. Apenas se notan saltos, el movimiento es fluido y las experiencias propuestas, m¨¢s completas.
La m¨¢scara de realidad virtual ofrece dos experiencias bien diferenciadas: Rift y VR. Las primeras son las de alta gama, las que necesitan un PC y usan un casco m¨¢s s¨®lido y auriculares incorporados. Las segundas son la f¨®rmula para llegar al gran p¨²blico de la mano de una carcasa de 99 d¨®lares y los m¨®viles de ¨²ltima generaci¨®n de Samsung. La buena noticia es que la diferencia entre ambas se nota en la definici¨®n de imagen, pero no tanto en las sensaciones. La simulaci¨®n de la realidad es muy similar.
Oculus es lo m¨¢s cercano al teletransporte. La capacidad de inmersi¨®n lograda supera a la generaci¨®n anterior, con creces.
Oculus ha hecho una apuesta doble: mundo conocido y mundo por explorar. En el conocido se han aliado con compa?eros de viaje de gran ¨¦xito, como Netflix, que permite ver series con la sensaci¨®n de estar en un sal¨®n de cine, y Twitch, para seguir partidas de videojuegos on line?mientras se comentan. Se consigue de verdad algo parecido a un estadio virtual, y se conversa con otros espectadores en la misma metarrealidad.
En esta l¨ªnea, no ser¨ªa descabellado pensar en que dentro de pocos a?os sea normal quedar para ver un Real Madrid-Barcelona cada uno en su casa con su casco, en una habitaci¨®n virtual para discutir si esa jugada era o no penalti.
El mundo por explorar est¨¢ en la intersecci¨®n entre el videojuego y el cine. Se cuentan en historias, se sigue un hilo, pero no se espera que el usuario sea pasivo como en el cine o, en el otro extremo, solo se preocupe por logros y puntos. Se puede jugar con un mando parecido al de las consolas, como en la prueba de VR Kart, un clon de Mario Kart, sencillo y divertido. O aprender a volar en alfombra por la Arabia de Aladino en Baazar.
La diferencia entre las m¨¢scaras de mayor y menor precio se nota en la definici¨®n de imagen, pero no tanto en las sensaciones. La simulaci¨®n de la realidad es muy similar.
Si se a?ade Touch, como se llaman los mandos, se ve un pelda?o m¨¢s arriba en interactividad y profundidad. En un primer instante recuerdan a los controladores de hace ma? de 10 a?os de Nintendo Wii, y tambi¨¦n es necesario amarrarse las correas para evitar que salgan disparados. A los pocos segundos, el usuario se olvida de que los est¨¢ empu?ando para comportarse como si fueran una extensi¨®n de su ser. En Surgical Simulator, un simulador de operaci¨®n quir¨²rgica, y Bullet Train, de una ejecuci¨®n excelente, un thriller con disparos, carreras y emoci¨®n.
El peso del casco es excesivo. Diez minutos son llevaderos, pero a las dos horas no solo molesta el cuello, tambi¨¦n la cara. ?Qui¨¦n se pasar¨ªa la tarde con unas gafas de medio kilo puestas?
Despu¨¦s de toda una tarde dedicada a probar el dispositivo quedan evidentes algunos flecos y algunas mejoras que se deben pulir. Desde el men¨² principal, con una navegaci¨®n a¨²n farragosa y poco natural, a algunos callejones sin salida. En ocasiones, el usuario puede verse bloqueado en un lugar y no es sencillo salir de ¨¦l. De nuevo, la interfaz de usuario no termina de encajar. Lo mejor es ser paciente y aprender de los errores. Los desarrolladores no solo lo toman con bueno humor, sino que lo piden. Saben que necesitan recibir opiniones y experiencias para mejorar.
Otro punto que deben mejorar cuando antes es el peso y ajuste del casco. Diez minutos son llevaderos, a las dos horas no solo molesta el cuello, tambi¨¦n la cara. ?Qui¨¦n se pasar¨ªa la tarde con unas gafas de medio kilo puestas?
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