Jugamos a Nintendo Switch por primera vez
La nueva consola de la compa?¨ªa de 'Super Mario', 'Zelda' o 'Pok¨¦mon' se presenta ante la prensa. Esto es lo que pensamos de un primer contacto
Tengo en la mano una caja de madera. Dentro, ocultas a mi vista, se encuentran un n¨²mero desconocido de canicas. La volteo, la acerco a la oreja, palpo con cuatro dedos su superficie para sentir c¨®mo se mueven al girarla sobre s¨ª misma. Y luego me la tengo que jugar. ?Cuatro? ?Cinco? ?Tres?
En realidad, no tengo una caja de madera en la mano. Lo que tengo es un mando de la nueva consola de Nintendo, la Switch y la magia de sentir esas canicas invisibles, que evidentemente no existen, se debe a una emulaci¨®n del sentido del tacto. El JoyCon, que as¨ª se llama este invento, es capaz de emular sensaciones de vibraci¨®n para transmitir una nueva manera de jugar. Sea adivinar unas canicas dentro de una caja de madera u orde?ar una vaca. Literalmente, orde?ar una vaca.
Estamos en Londres. En un cine acondicionado para la puesta de largo de Nintendo Switch. Hay 75 consolas y m¨¢s o menos una docena de juegos a los que jugar. Pero las estrellas est¨¢n claras. The legend of Zelda. Breath of the wild (el gran juego de lanzamiento de la saga m¨¢s prestigiosa de Nintendo), Splatoon 2 (segunda parte en este combate a muerte entre ni?os calamar), 1,2...Switch (donde orde?amos la vaca y adivinamos canicas) y Arms (una de humanos robotizados que se dan de pu?etazos en coloridos coliseos).
El 'Arms' engancha
El JoyCon es capaz de emular sensaciones de vibraci¨®n para transmitir una nueva manera de jugar
Probamos el Arms. Y caen una, dos, cinco partidas seguidas. Engancha. Los mandos de la consola se enlazan a la mu?eca por una correa y se sujetan en vertical. El gir¨®scopo de ambos permite que con un giro de mu?eca a la derecha o a la izquierda nos desplacemos, que un violento pu?etazo lanzado con una de nuestras manos provoque que el personaje lance un inmenso brazo al contrincante. Los movimientos naturales del cuerpo se convierten en la forma de controlar al luchador. La abstracci¨®n de que presionar un bot¨®n se corresponda con una acci¨®n determinada (el bot¨®n A significa "patada", el B "llave de yudo", etc.) se sustituye por el movimiento natural del cuerpo. Funciona. Y es ¡ªm¨¢s all¨¢ de la curiosidad de orde?ar, adivinar canicas o jugar con katanas invisibles de 1,2. Switch¡ª el juego que m¨¢s distinto se siente de todos los mostrados. El que aprovecha las posibilidades de jugar de otra manera a videojuegos.
The legend of Zelda. Breath of the wild no sorprende. Es una maravilla, pero eso no es noticia. La belleza de los escenarios y la inmensidad del mundo que se despliega ante el jugador desde el minuto uno de juego abruma. Las sutilezas, esa ropa ligeramente m¨¢s peque?a que espera a Link nada m¨¢s despertarse de un largo sue?o, esa tableta de Sheik que nunca hemos tocado pero que resulta extra?amente familiar... Este nuevo Zelda respira grandeza. Y ser¨¢, problamente, de lo mejor o lo mejor del 2017. Pero, repito, no sorprende. Ya sab¨ªamos que era extraordinario.
Tal vez la mayor decepci¨®n, as¨ª a bote pronto, sea Splatoon 2. Es verdad que un par de partidas poco ofrecen para juzgarlo. Y es magn¨ªfico, como lo era el uno. Igual de magn¨ªfico. Igual al punto de que no se entiende ese n¨²mero dos. M¨¢s vale que el juego final ofrezca algo m¨¢s que nuevas habilidades para justificar una secuela. Porque si no se sentir¨¢ como una mera expansi¨®n de un muy buen juego.
De Mario Kart 8 poco hay que contar. Porque es el mismo juego, m¨¢s maquillaje, que se lanz¨® hace tres a?os. ?
El poso que me deja este primer contacto, piel con mando, con la Nintendo Switch es de reservada esperanza. La posibilidad de trascender la forma cl¨¢sica de jugar a videojuegos, apretar botones, y a?adir una dimensi¨®n como la del tacto, que est¨¢ tan ligada a emociones como la ternura o el amor, me parece emocionante. Pero el problema es si estas posibilidades se van a usar para algo. Si esto no se quedar¨¢ en un mero reclamo tecnol¨®gico sin juegos que se esfuercen por encontrar un significado concreto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.