Robots chinos que se encaraman a la ventana

Zhang y Chen son una joven pareja de Shangh¨¢i que hace unos meses lograron el ansiado objetivo de adquirir un apartamento. Es un escueto nidito de amor a 40 minutos en metro del centro, pero tendr¨¢n que esperar 15 a?os para pagarlo a pesar de haber abonado el 40% de su precio a tocateja. Ambos trabajan, as¨ª que en un principio decidieron contratar a una asistenta para que limpiase la casa un par de veces a la semana. ¡°Hasta que nos dimos cuenta de que su trabajo lo pod¨ªan hacer m¨¢quinas de forma m¨¢s econ¨®mica¡±, cuenta ¨¦l.

Adem¨¢s de la lavadora que hab¨ªa incluido el constructor, compraron un lavavajillas¡ªelectrodom¨¦stico todav¨ªa raro en los hogares chinos¡ª, y dos robots: un aspirador tipo Roomba y otro menos com¨²n que limpia ventanas, espejos y superficies con baldosas. ¡°En total hemos gastado unos 4.000 yuanes (550 euros), que ser¨ªan el equivalente a dos meses y medio del sueldo de la asistenta. Pero ahora tenemos m¨¢s privacidad y la casa est¨¢ igual de limpia¡±, a?ade ella. Sin duda, hacen bien los chinos en preocuparse porque los robots les arrebaten el trabajo.

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Hemos decidido probar el robot limpiaventanas en cuesti¨®n: el Cop Rose, que en Espa?a se puede adquirir por unos 360 euros. Hay muchos otros parecidos, incluido el precursor Windorobot. En este caso, sin embargo, el Cop Rose no necesita dos unidades enganchadas por un im¨¢n para trabajar, sino que se trata de un aparato de una pieza que hace succi¨®n con dos potentes ventiladores para adherirse a las superficies verticales que va a limpiar. Eso tiene dos ventajas: por un lado, puede recorrer superficies que un im¨¢n ser¨ªa incapaz de abarcar por su grosor, como la pared de la cocina; por el otro, puede operar tambi¨¦n en horizontal, sobre el suelo o sobre mesas, y su funcionamiento resulta m¨¢s sencillo.

Sin duda, el aparato hace su labor. No hay m¨¢s que encenderlo, colocarlo en el cristal, esperar a que la succi¨®n lo sujete con firmeza, y apretar el bot¨®n de inicio. Las dos mopas circulares que cubren los ventiladores se ponen en marcha y alcanzan hasta el 99% de la superficie de la ventana. Autom¨¢ticamente, el electrodom¨¦stico busca el l¨ªmite superior derecho ¡ªde forma que llega incluso adonde nosotros no¡ª, y, desde ah¨ª, comienza una divertida coreograf¨ªa descendente. La tela atrapa la suciedad mientras que el resto de las part¨ªculas de polvo son absorbidas por los ventiladores.

No obstante, el Cop Rose, lo mismo que otros modelos que se venden en Amazon por precios similares, como el Winbot W730, tiene sus limitaciones. En primer lugar, debe estar siempre enchufado a la corriente. Aunque incluye un generoso cable de cuatro metros, es posible que haya lugares a los que no pueda acceder, ya sea porque son enormes ventanales o porque no hay un enchufe cerca. Eso s¨ª, incluye una bater¨ªa que le permite mantener la succi¨®n durante 20 minutos en caso de que se interrumpa el suministro el¨¦ctrico. En esa situaci¨®n, se detiene, enciende la luz roja de forma intermitente, y emite un agudo pitido para alertar al usuario.

Por otro lado, el Cop Rose se ha de utilizar en superficies secas. O sea, que nada de sacarlo en plena lluvia. Es un hecho que tambi¨¦n limita en cierta forma la capacidad limpiadora del aparato, ya que ¨²nicamente se puede rociar levemente con l¨ªquido limpiacristales en uno de los dos c¨ªrculos limpiadores. La raz¨®n es sencilla: la humedad reduce la capacidad de sujeci¨®n y hace que el aparato resbale. En la prueba que hemos realizado con exceso de l¨ªquido, el robot no se ha ca¨ªdo, pero s¨ª que ha dejado zonas sin limpiar en las esquinas debido a su lento pero inexorable desplazamiento hacia abajo cuando se supon¨ªa que ten¨ªa que moverse en horizontal. Una vez m¨¢s, lo mismo sucede con otros modelos similares.

Finalmente, en las operaciones por fuera de la fachada se recomienda encarecidamente utilizar el sistema de seguridad incorporado, que convierte al Cop Rose en una suerte de alpinista. De hecho, el aparato incluye una cuerda y un mosquet¨®n que hay que anclar en un lugar firme para evitar que se caiga a la calle en caso de p¨¦rdida de succi¨®n. Obviamente, se trata de un problema que sucede en muy raras ocasiones, generalmente por alguna imprudencia del usuario. En nuestro caso, no ha sucedido ni siquiera cuando lo hemos utilizado en las baldosas de la cocina, que no son territorio id¨®neo por la acumulaci¨®n de grasa y las hendiduras que hay entre cada azulejo. Eso s¨ª, en esas condiciones el robot se deja gran parte de la superficie sin limpiar.

Como sucede con los robots aspiradores de marcas como iLife, el robot limpiaventanas se puede controlar a distancia con un mando muy sencillo: cuenta con un bot¨®n de encendido y de parada, un dial con flechas para moverlo de un lado para otro, y tres modos de operaci¨®n que ¨²nicamente se diferencian por el orden en el que se mueve el aparato. En resumen, su uso no esconde ninguna dificultad. ¡°Es un aparato que en una ciudad tan contaminada como Shangh¨¢i resulta muy pr¨¢ctico, porque antes ten¨ªamos las ventanas casi opacas y limpiarlas por fuera resultaba complicado y peligroso¡±, sentencia Zhang. ¡°Ahora lo sacamos cada dos o tres semanas y no hay m¨¢s que comparar las ventanas del vecino con las nuestras para ver que funciona¡±, r¨ªe. El Cop Rose limpia en torno a un metro cuadrado en 2,5 minutos.

No obstante, la proliferaci¨®n de estos robots, que tambi¨¦n comienzan a ser utilizados en sus versiones industriales para limpiar los rascacielos de las ciudades chinas, hacen temer por un buen n¨²mero de puestos de trabajo. Chen, ingeniero, certifica que la tendencia tambi¨¦n se da en grandes f¨¢bricas que apuestan por la automatizaci¨®n como vacuna contra los continuos aumentos salariales en China. ¡°Habr¨¢ quien diga que lo mismo sucedi¨® con las lavadoras antes, pero la escala y el abanico de trabajos que pueden realizar ahora los robots son incomparables. Su proliferaci¨®n supone un reto para la creaci¨®n de empleo poco cualificado, que en China todav¨ªa es muy necesario¡±. A pesar de eso, la pareja lo tiene muy claro: no volver¨¢ a contratar una asistenta del hogar.