¡°El m¨®vil ya no es un bien de lujo, es una necesidad b¨¢sica¡±¡®¡®
Mark Malloch-Brown, presidente de la Comisi¨®n de Comercio y Desarrollo Sostenible, dice que la tecnolog¨ªa est¨¢ contribuyendo a todas las metas fijadas por la ONU
Mark Malloch-Brown fue la mano derecha de Kofi Annan en Naciones Unidas y entre 2007 y 2009 form¨® parte del gabinete del expresidente brit¨¢nico Gordon Brown. Este brit¨¢nico de 63 a?os sigue activo tanto en el mundo de los negocios como de las organizaciones sin ¨¢nimo de lucro, entre las que preside la Comisi¨®n de Comercio y Desarrollo Sostenible, en cuyo consejo hay grandes multinacionales (como Unilever, Alibaba o Ericsson), patronales (GSMA) y fundaciones globales. Malloch-Brown pronunci¨® una conferencia privada en el anterior Mobile World Congress? (MWC), en Barcelona, en la que plante¨® c¨®mo la industria del m¨®vil puede contribuir a reducir la pobreza y extender el acceso a la educaci¨®n y la sanidad.
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢ contribuyendo exactamente la industria a los pa¨ªses en desarrollo?
Respuesta. Si examinamos todos los objetivos globales para el desarrollo sostenible que se ha impuesto Naciones Unidas, desde los que ata?en a la gobernanza hasta la reducci¨®n del desempleo, la educaci¨®n o la salud, vemos que el ¨²nico sector privado global que ha contribuido a ellos es el de los m¨®viles. Y ello se debe al impacto de su estrategia disruptiva. Por ejemplo, en el terreno de las energ¨ªas renovables. Hay una empresa que ha estado en el MWC que se llama M-Kopa, con sede en Kenia, que distribuye energ¨ªa solar asequible. Esta tecnolog¨ªa se controla desde el m¨®vil, el cliente hace un pago diario de 50 c¨¦ntimos y despu¨¦s de un a?o dispone ya de un sistema solar en su hogar. Eso va a m¨¢s, lo vemos con las smarts cities.
P. ?Pero qu¨¦ impacto tienen en la educaci¨®n o la sanidad?
R. Estos dispositivos permiten disponer de m¨¢s informaci¨®n, tanto a los maestros como a los alumnos. En el ¨¢mbito de la salud le voy a poner otro ejemplo. Antes, para revisar la vista, se necesitaban aparatos muy complejos. Ahora hay aplicaciones m¨®viles que permiten hacerlo y que apenas cuestan cinco d¨®lares. Ese impacto masivo de la disrupci¨®n en ¨¢reas tradicionales en desarrollo da m¨¢s oportunidades de acceso al consumo, a la sanidad o a los estudios.
P. ?Pero todas estas aplicaciones est¨¢n llegando a los pa¨ªses en desarrollo?
En algunos pa¨ªses de ?frica la tasa de uso del m¨®vil alcanza entre el 70% y el 80% de la poblaci¨®n
R. Muchas s¨ª. Por ejemplo, en el caso M-Kopa, su producto ha llegado a 1,5 millones de hogares y espera alcanzar los siete millones a finales de 2018. Y en el caso de la aplicaci¨®n para la vista ya est¨¢ ampliamente usada por m¨¦dicos.
P. Pero si millones de ciudadanos no tienen dinero para cubrir sus necesidades b¨¢sicas, ?c¨®mo van a tenerlo para adquirir un m¨®vil?
R. El m¨®vil est¨¢ dejando de ser un bien de lujo para ser una necesidad b¨¢sica. Incluso en pa¨ªses muy pobres, hay unas tasas de uso muy elevadas. No conozco la tasa de todo el continente africano, pero en algunos pa¨ªses alcanza entre el 70% y el 80% de la poblaci¨®n. Y es cierto, no tienen el ¨²ltimo modelo de iphone, pero el que tienen es suficiente para recibir muchos de los servicios que necesidad. El m¨®vil no es un lujo, sino una forma de crear riqueza para los ciudadanos. Lo estamos viendo con algunas aplicaciones financieras, que han logrado que se haga el env¨ªo de remesas a nivel global de una forma segura y mucho m¨¢s barata gracias a la reducci¨®n de las comisiones. Y desde un punto de vista gubernamental, estas transacciones son m¨¢s f¨¢ciles de regular y se puede evitar mejor el blanqueo de dinero. Mi mensaje aqu¨ª es que todos los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU deben ser contemplados, no como una obligaci¨®n de cooperaci¨®n, sino porque tambi¨¦n suponen mejorar el ¨¢mbito de los negocios. Es decir, debemos alinearnos con esos objetivos no por responsabilidad social corporativa, sino porque es un buen negocio.
P. Est¨¢ hablando de una industria global y de objetivos globales, pero vemos c¨®mo muchos gobiernos van hacia otra direcci¨®n, como en Estados Unidos o Reino Unido. ?C¨®mo es compatible una cosa con otra?
Hay que seguir con la globalizaci¨®n, pero renovando el contrato social
R. Es complicado. Con la integraci¨®n global de los mercados hemos vivido 30 a?os en los que ha crecido la esperanza de vida y han mejorado la educaci¨®n, los ingresos, las pol¨ªticas de salud.... El crecimiento de la poblaci¨®n mundial ha sido m¨¢s r¨¢pido que en ning¨²n otro momento de la historia. Ahora bien, llegamos a un momento en el que el modelo econ¨®mico produjo muchos perdedores, de forma que se revirtieron algunos de esos logros.
P. Interm¨®n Oxfam lleva tiempo denunciando el aumento de la desigualdad a nivel global en los ¨²ltimos a?os...
R. Este es uno de los puntos que abordamos en el informe que hemos redactado. Si miramos en la distribuci¨®n de los salarios en los ¨²ltimos a?os vemos c¨®mo la proporci¨®n que corresponde a la clase media se mantiene estancada o baja. Pero no es la ¨²nica reflexi¨®n que quiero hacer. Si un ciudadano vive en una gran ciudad asi¨¢tica como Delhi o Pek¨ªn tal vez sus ingresos han aumentado, tal vez es m¨¢s rico, pero su salud se ha visto afectada por la poluci¨®n medioambiental. El modelo econ¨®mico est¨¢ teniendo un gran impacto social. Nuestro argumento es que el modelo fue fant¨¢stico durante 30 a?os, pero ahora est¨¢ fallando, por lo que abogamos por seguir con la globalizaci¨®n, pero renovando tambi¨¦n el contrato social.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
Con la inteligencia artificial se destruir¨¢n empleos, pero se crear¨¢n nuevas categor¨ªas
R. Debe haber un compromiso de alta calidad de las compa?¨ªas en los pagos a en la cadena de proveedores, a los trabajadores, y estas deben pagar impuestos en los pa¨ªses donde ingresan y operan y tener unos est¨¢ndares de alta calidad tambi¨¦n contra la corrupci¨®n. Y en cuanto a los gobiernos, igual. Necesitamos crear un modelo m¨¢s manejable de globalizaci¨®n y resistirnos a un modelo supertrump de volver hacia adentro.
P. Habla del impacto positivo de la tecnolog¨ªa, pero en MWC hemos visto cientos de aplicaciones y aparatos que sustituyen la fuerza de trabajo del ser humano. ?C¨®mo explica los beneficios de esas innovaciones a alguien que ve amenazado su empleo?
R. Una de las ¨¢reas en las que fue complicado llegar a un acuerdo entre los comisarios del informe es cu¨¢l ser¨¢ el impacto de la inteligencia artificial en el empleo. Hubo un acuerdo en que ese fen¨®meno no puede pararse, y aunque admitimos que se van a destruir empleos, tambi¨¦n se van a crear nuevas categor¨ªas. De todos modos, veremos una transformaci¨®n dram¨¢tica en la estructura del empleo. Por ejemplo, a causa de la pir¨¢mide de edad veremos a m¨¢s gente en los servicios sociales, o tambi¨¦n nuevos puestos de trabajo en educaci¨®n porque la gente deber¨¢ ir recicl¨¢ndose porque no tendr¨¢ una sola carrera. Por eso, tenemos que ver a la tecnolog¨ªa como una aliada en todos esos cambios que se avecinan en el empleo. Hay que hacer que esa transici¨®n sea lo m¨¢s civilizada posible.
P. Con el cambio de gobierno, en Barcelona se produjo el debate de c¨®mo hacer que los beneficios del MWC lleguen a todos los barrios de la ciudad. ?C¨®mo se consigue?
Las empresas deben pagar bien a sus proveedores y trabajadores y abonar impuestos en los pa¨ªses en los que operan
R. Si est¨¢s en un barrio pobre y no tienes sucursal bancaria, por ejemplo, has de viajar al centro para tr¨¢mite. Las smart cities consiguen acercar los servicios al vecino a trav¨¦s del m¨®vil, de modo que se ahorra ir al centro a buscar informaci¨®n sobre su pensi¨®n o a hacer los tr¨¢mites para renovar documentaci¨®n. Uno de los argumentos de la izquierda es que la tecnolog¨ªa solo beneficia a los ricos, pero por mi experiencia veo que ayuda a todos los grupos, porque los pobres pueden acceder a servicios que sin ella no podr¨ªan acceder.
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