La abuela y el nieto de Apple

Masako Wakamiya (Tokio, 1935) se puso ante un ordenador por primera vez con 60 a?os. Primero aprendi¨® a manejarse como usuaria y, despu¨¦s, a programar. Le vino bien cuando se jubil¨®. Wakamiya, siguiendo la costumbre japonesa, nunca hab¨ªa cambiado de empresa y quer¨ªa seguir relancion¨¢ndose con sus compa?eros de toda la vida. Junto a sus contactos, fund¨® Mellow Club, una web que todav¨ªa dirige y donde los jubilados comparten experiencias. Y no es su ¨²nica creaci¨®n.

Cuando compr¨® su primer iPad, Ma-chan, como la llaman sus amigos, solo encontraba juegos de acci¨®n pensados para adolescentes, nada que encajase con su perfil. ¡°Decid¨ª entonces hacer mi propia aplicaci¨®n¡±, pens¨®. Busc¨® tutoriales en YouTube y seis meses despu¨¦s public¨® su primera creaci¨®n, dedicada al Hinamatsuri, un festival de mu?ecas japonesas. La aplicaci¨®n, Hinadan, se puede descargar gratis, en japon¨¦s.

Con 82 a?os, es la programadora m¨¢s veterana de la WorldWide Developers Conference (WWDC), el encuentro mundial de desarrolladores que Apple celebra esta semana en San Jos¨¦ (California), la antigua capital de Silicon Valley. All¨ª acuden m¨¢s de 5.000 programadores que durante cuatro d¨ªas tienen acceso privilegiado a los expertos de Apple, que les pueden resolver sus dudas, y conocer de primera mano c¨®mo ser¨¢ el software de sus pr¨®ximos aparatos.

En el extremo de edad opuesto al de Wakamiya est¨¢ Yuma Soerianto, de Melbourne (Australia), con cinco t¨ªtulos publicados a sus 10 a?os. Con seis a?os aprendi¨® a programar a trav¨¦s de Code.org. Se estren¨® con Weather Duck, meteorolog¨ªa para ni?os. En el viaje a San Francisco, nada menos que 20 horas de avi¨®n, cre¨® su propia app para elaborar una lista de deseos para comprar en California y estimar la cuant¨ªa de los impuestos locales. Las preocupaciones propias de un ni?o de 10 a?os...

Estos programadores son exponentes de la nueva econom¨ªa de las aplicaciones, inexistente hace ocho a?os

Wakamiya y Soerianto han acudido al WWDC invitados por Apple a trav¨¦s de su programa de becas, por lo que se ahorran los 1.599 d¨®lares (cerca de 1.400 euros) que abona la mayor¨ªa de los asistentes.

Estos programadores son exponentes de la nueva econom¨ªa de las aplicaciones, inexistente hace ocho a?os. Apple acaba de decidir que es hora de renovarla porque comienza a dar signos de envejecimiento. La AppStore es uno de los grandes negocios de Apple: la empresa pone el escaparate y se queda con un 30% de las ventas.

Ma-Chan se quita importancia: ¡°No pretendo ser profesional. Si tienes una mente juguetona puedes crear, hay muchos materiales para aprender¡±. Esta es precisamente una de las obsesiones de Apple, que crezca el n¨²mero de programadores. Esther Hare, directora de marketing de desarrollo, apunta una tendencia: ¡°Antes estaba bien si ten¨ªas lo ¨²ltimo, lo mejor, ahora lo que se aprecia es que seas capaz de crearlo¡±. Apple no solo quiere gente joven, pretende abrir el abanico y apoyar la diversidad, una de las palabras m¨¢s repetidas en el sector: ¡°Necesitamos desarrolladores de diferentes contextos¡±.

Aunque es posible que las aplicaciones, al menos como se conciben hasta la fecha como programas que permiten interactuar con pantallas t¨¢ctiles, cambien en breve. La llegada de la ropa inteligente, pantallas m¨ªnimas, el reconocimiento y procesamiento de la voz y los asistentes virtuales apoyados en la inteligencia artificial auguran un futuro con menos pantallas y m¨¢s interacci¨®n a trav¨¦s del lenguaje natural.

El ¨²ltimo lanzamiento de Apple, el Home Pod, no tiene pantalla ni una amplia zona t¨¢ctil para dibujar letras o percibir diferentes niveles de presi¨®n. Tan solo a Siri, su asistente virtual, enlatada. Las aplicaciones del futuro ser¨¢n parte del cerebro de ese mayordomo que nunca enferma, jam¨¢s pide un aumento de sueldo ni se toma un minuto libre mientras la electricidad y la conexi¨®n a Internet funcionen. A Wakamiya nada de esto parece quitarle el sue?o: ¡°La tecnolog¨ªa para m¨ª es solo un hobby, tengo m¨¢s ideas¡±.