Cuando los abusadores se meten en tu casa por la red
Si a¨²n hay gobernantes y empresas que no se toman en serio el acoso a las mujeres en su entorno, cu¨¢nto tiempo tendr¨¢ que pasar para que se preocupen por los que se producen por Internet
Ya no viene de un familiar, de un vecino o de un supuesto amigo. Ni de una persona que ejerce su autoridad en un gremio. Ni de un superior que no sabe distinguir entre la simpat¨ªa y el tonteo. Ni de un novio o un mero rollete que se cree que decirle s¨ª a algo le da derecho a defender que, en realidad, le dijiste s¨ª a todo. Ahora los abusos pueden venir de China o de la esquina, y la v¨ªctima puede no llegar a averiguarlo nunca.
Internet, con sus inmensas virtudes, tiene inconvenientes como ¨¦ste. Una de cada cuatro mujeres que viven en pa¨ªses desarrollados como Espa?a, Suecia o Estados Unidos est¨¢ sufriendo acoso a trav¨¦s de redes sociales, chats o foros. Pero si a¨²n hay hombres, mujeres, gobernantes y empresas que no se toman en serio el problema de la violencia de g¨¦nero y, en concreto, el del acoso a las mujeres en su entorno, da p¨¢nico pensar cu¨¢nto tiempo tiene que pasar a¨²n para que se preocupen por las amenazas, los comentarios sexistas y ofensivos e incluso las persecuciones que ya no llegan desde un andamio sino que se cuelan de s¨²bito en tu propio cuarto por la red¡y te asustan.
Las diferencias sociales est¨¢n presentes tambi¨¦n en este asunto. Las m¨¢s vulnerables son las que est¨¢n m¨¢s arrinconadas
Porque la reciente investigaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional sobre el abuso de las mujeres en Internet habla del alarmante impacto psicol¨®gico que tienen este tipo de abusos en las v¨ªctimas. Agresiones que incluyen de amenazas de muerte a violaciones. La situaci¨®n mina la autoestima a las v¨ªctimas, la confianza en s¨ª mismas, y les crea ansiedad, p¨¦rdida de sue?o y ataques de p¨¢nico. As¨ª lo han reconocido cientos de mujeres, las mismas que aseguran que ni los responsables de las redes sociales ni la polic¨ªa han respondido a sus denuncias ¡°de forma adecuada¡±.
?Qu¨¦ hay que hacer entonces para que estas empresas y gobiernos se tomen en serio este asunto? ?Qu¨¦ hay que hacer para que nadie dude del testimonio de una v¨ªctima que, muerta de miedo, se atreve a denunciar un abuso y, en el caso de las redes, incluso lo puede demostrar con pruebas escritas o grabadas? ?D¨®nde est¨¢n los estudios y las campa?as que persigan evitar todo esto?
Al final, en el fondo de este inmenso problema est¨¢ la percepci¨®n del abuso que tengan unos u otros
Al final, en el fondo de este inmenso problema est¨¢ la percepci¨®n del abuso. Hay mujeres que est¨¢n tan acostumbradas a las malas palabras, a los comportamientos mis¨®ginos y sexistas, que ni siquiera saben que est¨¢n sufri¨¦ndolos, mientras otras tienen la formaci¨®n y la cultura suficientes para saber detectarlo a la primera de cambio. Las diferencias sociales est¨¢n presentes tambi¨¦n en este asunto. Las m¨¢s vulnerables son las que est¨¢n m¨¢s arrinconadas. A esto se a?ade la percepci¨®n del abuso que tienen los que consideran que tocar una pierna a una empleada suya es de lo m¨¢s normal, aunque parezca mentira a estas alturas. Esos jam¨¢s ver¨¢n un abuso en el hecho de que alguien te haga propuestas sexuales en las redes. A no ser que todos empecemos a movernos para remediarlo.
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