?Obsolescencia programada? Estos ancianos llevan 55 a?os usando la misma secadora

Samsung presenta su nuevo Note 8 mientras Apple desata la locura con el iPhone X; el 99% de los compradores de ambos equipos -y por extensi¨®n, del resto de los fabricantes del mercado- renueva sus equipos movidos por los inapelables impulsos de una voraz sociedad de consumo. Y no hablamos de bagatelas precisamente: ambos productos superan los mil euros, una cifra que muchos j¨®venes, a¨²n sin trabajo, est¨¢n dispuestos a liquidar. Y en medio de toda esta locura del consumo y despu¨¦s del Black Friday, una pareja de ancianos de Exeter (Reino Unido) nos saca los colores al anunciar que quieren deshacerse de la secadora que han utilizado de forma ininterrumpida durante 55 a?os.

Sydney y Rachel Saunders, de 86 y 81 a?os respectivamente, se han convertido en noticia tras haberse puesto en contacto con un peri¨®dico local solicitando una asistencia hist¨®rica: quieren deshacerse de unos electrodom¨¦sticos que llevan usando a diario desde hace d¨¦cadas, y no porque no funcionen, sino porque se mudan de apartamento a uno que ya equipado. ¡°Ser¨ªa una pena tirarlos¡±, explican, para desvelar que todos ellos funcionan a la perfecci¨®n y sin ning¨²n tipo de problemas. Hablamos, en concreto, de una secadora que fue adquirida tras el nacimiento de su hija hace 55 a?os, y que ha funcionado semanalmente a la perfecci¨®n hasta hace tan solo unos d¨ªas.

El resto de los electrodom¨¦sticos han tenido una vida igualmente saludable: una plancha, regalo de bodas, que han seguido usando hasta ahora, as¨ª como una lavadora ¡°que tiene una peque?a fuga¡±, seg¨²n explican. Los ancianos han destapado una realidad que ahora nos costar¨ªa asumir: ?deber¨ªamos mantener nuestros electrodom¨¦sticos y dispositivos m¨®viles hasta que se estropearan por completo? Si la respuesta fuera afirmativa, nos enfrentar¨ªamos a otra cuesti¨®n incierta: ?cu¨¢ntos a?os durar¨ªan estos equipos?

Uno dir¨ªa que los electrodom¨¦sticos de los Saunders parecen estar hechos de otra pasta y es que, en realidad, siguen funcionando pr¨¢cticamente como en el primer d¨ªa. Se podr¨ªa pensar que antes los equipos eran fabricados con el objetivo de durar de forma ininterrumpida hasta que alguno de los materiales padecieran el l¨®gico desgaste; una l¨®gica que ahora nos choca, habituados m¨¢s a un ¡°para lo que cuesta arreglarlo, mejor comprar uno nuevo¡±. Una rueda que no termina de girar y que obliga al cliente a pasar por el aro de los ciclos de renovaci¨®n de producto que de alguna manera, marca la industria.

Entre tanto, Sydney y Rachel Saunders buscan un hogar para sus fieles electrodom¨¦sticos; llevarlos a un centro de reciclaje hubiera sido la soluci¨®n m¨¢s f¨¢cil, pero ?c¨®mo desprenderse de productos que siguen funcionando? Un digital local recoge su solicitud y el periodista ofrece su direcci¨®n de email en busca de nuevo propietario, como indica Rachel, ¡°tal vez en un museo¡±.