Una chapa interactiva para la solapa: cambia de eslogan cada d¨ªa
Beam se conecta con el m¨®vil y se integra en la ropa
No es un m¨®vil, ni una app, tampoco es un wearable puro, pero s¨ª se integra en la ropa. Beam es una se?a de identidad digital con aspecto de chapa creada por Andrew Zenoff (Boston, 1965), emprendedor de Silicon Valley donde lleg¨® de peque?o. ¡°Vi c¨®mo crec¨ªan Apple y Atari. Siempre pens¨¦ que emprender era la manera natural de hacer las cosas¡±, explica.
Esta es la primera vez que combina software y hardware, antes cre¨® My Breast Friend, un coj¨ªn para ayudar a amamantar a los beb¨¦s, muy popular en Estados Unidos. Lo invent¨® hace m¨¢s de 20 a?os.
A medida que se ha popularizado la tecnolog¨ªa ha percibido un cambio de actitud en la sociedad, con m¨¢s aislamiento y menos contacto en el mundo real. ¡°Me tomo mi tiempo, llevo a?os d¨¢ndole vueltas al concepto¡±, dice mientras un bot¨®n iluminado en su solapa muestra la cara de quien suscribe. Es su manera de captar la atenci¨®n. En un c¨ªrculo que podr¨ªa pasar por una chapa de los ochenta, pero ahora se coloca con imanes en lugar de con un alfiler.
Hace tres a?os dio sus primeros pasos para hacer Beam, su idea entonces, una realidad. Comenz¨® por invertir en startups de hardware para saber m¨¢s de sus entresijos. Despu¨¦s le puso una dosis extra de intuici¨®n y cre¨® varios equipos. Cont¨® con el asesoramiento de algunos amigos inversores de capital riesgo expertos.
Su tesis era volver a la sociedad m¨¢s sociable. ¡°Se ha perdido la capacidad de hablar, de conectar con humanos. Estamos cerca, pero a¨ªslados¡±, insiste. Con Beam quiere que todos seamos m¨¢s aut¨¦nticos: ¡°En reuniones de trabajo puede servir para romper el hielo. Tambi¨¦n para mostrar el apoyo a un equipo en un partido, o a un candidatos¡±.
Su chapa interactiva se maneja a trav¨¦s del m¨®vil, tanto iPhone como Android. Ha conseguido 5,3 millones de d¨®lares en capital semilla.
Su filosof¨ªa es ¡°wear and share¡±, en castellano ser¨ªa ¡°v¨ªstelo y comparte¡±. El bot¨®n interactivo de dos pulgadas reproduce gifs animado, se carga en poco m¨¢s de una hora y tiene 24 horas de autonom¨ªa.
Una de las utilidades que contempla est¨¢ el convertir este luminoso en un bot¨®n de p¨¢nico en caso de emergencias. Zenoff reconoce que varias ONG se han interesado por su aparato. Sale por 100 d¨®lares, de los que tres van a parar a una causa solidaria.
The Battery
Zenoff nos cit¨® en The Battery, el club privado m¨¢s exclusivo de San Francisco, donde est¨¢ se junta la cr¨¨me techie, pero no se puede usar el m¨®vil. Mucho menos hacer fotos. Tan solo se permite hablar en algunas cabinas.
Cuenta con gimnasio, biblioteca, donde se programan debates y encuentros con autores y muchas veces termina convertida en sal¨®n de baile. Los ba?os de la segunda planta, unisex desde antes de que fuese una normativa de la ciudad. Son siete. En la puerta de cada aparecen alegor¨ªas de cada uno de los siete pecados capitales.
El piso a pie de calle es una restaurante con barra en el centro con algunas mesas de sof¨¢s enfrentados tipo cafeter¨ªas americanas. El resto del edificio lo ocupan 14 habitaciones para socios. Aunque en su mayor¨ªa los inscritos son de la zona, las como si fueran un hotel.
En The Battery tienen men¨² de comida y bebida. Los invitados no pagan. Los socios tampoco, al menos no en el momento. El dinero no se ve. Los camareros y barman los conocen por el nombre. La consumiciones se cargan directamente a la cuenta del anfitri¨®n.
A diferencia de muchos clubes de la ciudad, como el Bohemian, del que forma parte Henry Kissinger, no hay discriminaci¨®n por sexo para formar parte de esta ¨¦lite. La cifra no es p¨²blica pero se estima que la cuota anual es de 2.400 d¨®lares. Esta no fue nuestra primera vez en The Battery, Bernardo Hern¨¢ndez, espa?ol con gran predicamento en la zona, tambi¨¦n suele usar los espacios del club con frecuencia. Al salir, con jersey de cuello holgado negro, Travis Kalanick, cofundador de Uber y exCEO, dialogaba en una de las mesas.
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