Un ej¨¦rcito de patinetes el¨¦ctricos toma San Francisco

Las bicicletas son cosa del pasado. La nueva ola son los patinetes el¨¦ctricos. A comienzos de marzo, de la noche a la ma?ana, aparecieron en la ciudad. San Francisco se ha convertido en el banco de pruebas y complemento para las aceras.

Spin, Lime y Bird ofrecen patinetes el¨¦ctricos sin necesidad de casco o licencia alguna. Basta con una aplicaci¨®n, audacia y apenas un d¨®lar para comenzar a rodar.

En total suman m¨¢s de 200 millones de d¨®lares de financiaci¨®n para hacer que sea popular ir en estos patinetes el¨¦ctricos. Entre las ventajas: reducci¨®n de atascos y emisiones. Entre los efectos menos deseables: invasi¨®n de la acera, alta probabilidad accidentes y la duda econ¨®mica sobre la viabilidad del proyecto. No est¨¢ claro que esta competencia a tres bandas termine siendo rentable.

La primera lecci¨®n para los usuarios de estos servicios es entender que, al igual que sucede con las bicicletas, no se pueden usar en las aceras, que estas son solo para peatones, pero s¨ª pueden ir por caminos y por el carril bici. Si van por la calzada deben hacerlo a menos de 25 millas por hora. Es decir, por debajo de 40 kil¨®metros por hora.

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Te¨®ricamente es necesario usar casco, una norma que casi nadie cumple. Las tres empresas se han comprometido a pagar un d¨®lar al d¨ªa al Ayuntamiento por cada uno de sus veh¨ªculos desplegados. Es necesario tener m¨¢s de 18 a?os para alquilar, algo que se declara al darse de alta en la aplicaci¨®n.

Apenas un mes antes, Uber comenz¨® a ofrecer la opci¨®n de moverse en bicicleta el¨¦ctrica. Hay m¨¢s sistemas, pero este acuerdo con Jump est¨¢ muy bien resuelto por varios motivos. Tiene precio fijo: dos d¨®lares por media hora de uso. Suficiente para, al ser una modalidad asistida, ir a casi cualquier punto de la ciudad. Y cuesta menos de los dos d¨®lares y medio del transporte p¨²blico. Se pueden dejar en cualquier lado. Integrarse dentro de Uber permite acceder a un gran n¨²mero de usuarios. Basta con ubicarse en el mapa para ver cu¨¢ntas bicis hay alrededor y su autonom¨ªa, y desbloquear la deseada.

Ya exist¨ªan otras opciones de transporte urbano para los usuarios que complementan la oferta de servicios p¨²blicos. Como el caso de Scoot, unas motocicletas el¨¦ctricas, con varios puntos de recogida y entrega, como las bicis de flota, cuyo coste es de tres d¨®lares por media hora y a los que a?adieron microautos para poder ir en pareja, pero con potencia limitada y sin necesidad de tener carn¨¦ para conducirlo. En sus planes est¨¢ el desembarco en Barcelona.