Dentro de la mente del robot
?Funciona el cerebro humano como una computadora? Para entender la inteligencia artificial es necesario ir m¨¢s all¨¢ de los simples n¨²meros y analizar qu¨¦ es la consciencia
El test m¨¢s utilizado para poner a prueba la inteligencia de una m¨¢quina es el test de Turing. En 1950, el matem¨¢tico brit¨¢nico Alan Turing propuso una forma muy sencilla para definir la inteligencia artificial: un humano y un ordenador se sit¨²an en habitaciones separadas, y ambos se comunican por teletipo (hoy d¨ªa, a trav¨¦s de un chat) con un interrogador humano que se encuentra en una tercera habitaci¨®n; este ¨²ltimo puede hacer cualquier pregunta que se le ocurra a cualquiera de sus interlocutores, y ambos deben intentar convencer al interrogador de que son humanos; si el interrogador no es capaz de distinguir cu¨¢l es el humano y cu¨¢l la m¨¢quina, se considera que la m¨¢quina es inteligente.
Hay que se?alar que Turing no lleg¨® a la conclusi¨®n de que en tal caso la m¨¢quina es tambi¨¦n consciente, y la frontera entre la inteligencia y la consciencia es muy difusa. El razonamiento del matem¨¢tico es que es imposible determinar te¨®ricamente si una m¨¢quina es verdaderamente inteligente o consciente, por lo que su test intenta averiguarlo habl¨¢ndole directamente a la m¨¢quina; si el interrogador no puede asegurar si est¨¢ hablando con una o no, entonces la m¨¢quina es inteligente.
Desde 1991, el Premio Loebner al ordenador m¨¢s humano se concede al programa inform¨¢tico que m¨¢s cerca se quede de aprobar el test de Turing. Hasta el momento, los resultados de estos test han sido bastante mediocres. Sin embargo, un programa chatbot (o chatterbot , algo as¨ª como robot parlanch¨ªn) llamado Eugene Goostman fue noticia hace unos pocos a?os porque, aunque de forma controvertida, super¨® el test al convencer al 30% de los jueces humanos (uno de los criterios establecidos por Turing en una variante del test) de que era un ni?o ucraniano de 13 a?os. Dado que el chatbot afirmaba ser un adolescente cuya lengua materna no era el ingl¨¦s, los jueces humanos transigieron con varios errores de gram¨¢tica y ortograf¨ªa.
Es probable que en esta decisi¨®n tambi¨¦n pesaran otros factores m¨¢s relacionados con las circunstancias sociales que con la inteligencia de Eugene. Algunos cient¨ªficos se burlaron abiertamente de la noticia. Stevan Harnad, profesor de Ciencia Cognitiva en la Universidad de Quebec, coment¨® a The Guardian: ¡°Es una solemne tonter¨ªa. Ninguna m¨¢quina ha superado jam¨¢s el test de Turing, y a¨²n est¨¢n muy lejos de poder lograrlo¡±.
Turing fue el genio que descifr¨® el funcionamiento de la famosa m¨¢quina de c¨®digos Enigma que utilizaban los alemanes durante la II Guerra Mundial, lo que permiti¨® a las fuerzas aliadas empezar a leer los mensajes encriptados del Eje, una contribuci¨®n tan enorme que puede decirse que cambi¨® el curso de la guerra. A pesar de todos sus logros, Turing fue detenido en 1952 por ser homosexual, acusado de ¡°repugnante indecencia¡± y forzado a seguir un tratamiento qu¨ªmico de hormonas para ¡°corregir¡± su orientaci¨®n sexual, lo que le llev¨® a suicidarse en 1954.
El r¨¢pido desarrollo de la IA ha favorecido el regreso del test de Turing y de la consciencia artificial
Turing dej¨® un legado inigualable en el campo de la ciencia inform¨¢tica y las matem¨¢ticas, y su revolucionaria m¨¢quina sent¨® las bases te¨®ricas de los ordenadores modernos. A grandes rasgos, una m¨¢quina de Turing es un modelo matem¨¢tico abstracto de ordenador: la idea es que una larga cinta con celdas y un n¨²mero binario en cada una (uno o cero) pasa por el lector de la m¨¢quina, que tiene instrucciones concretas sobre c¨®mo reaccionar al ver un uno o un cero. (¡)
Este concepto es b¨¢sicamente el mismo que el de un programa inform¨¢tico. Turing demostr¨® que esta sencilla m¨¢quina pod¨ªa llevar a cabo una amplia variedad de funciones matem¨¢ticas que los humanos solo pueden hacer de manera intuitiva. Las ideas de Turing sentaron las bases del enfoque computacional en la inteligencia artificial y en la psicolog¨ªa. Muchos investigadores de inteligencia artificial y de ciencia cognitiva sostienen o asumen impl¨ªcitamente que es posible describir la mente en t¨¦rminos de una m¨¢quina de Turing, pero es preciso evitar la tentaci¨®n de atribuir demasiada magia a esta m¨¢quina. El exceso de generalizaci¨®n del trabajo de Turing ha tenido un papel importante en el desarrollo del supuesto de que la consciencia humana est¨¢ basada en c¨®mputos.
Turing fue uno de los primeros cient¨ªficos inform¨¢ticos que sugirieron la creaci¨®n de una mente artificial. Sin embargo, tal y como he mencionado, ¨¦l no cre¨ªa que fuese posible demostrar objetivamente que un ordenador es consciente, y por ello dise?¨® su test de comportamiento, que en su opini¨®n era la ¨²nica manera posible de determinar si una m¨¢quina es inteligente o no. (¡)
El r¨¢pido avance del desarrollo tecnol¨®gico en inteligencia artificial y en superinteligencia de los ¨²ltimos tiempos ha favorecido el regreso del test de Turing y de la consciencia artificial. Y todo ello forma parte del gran movimiento de la superinteligencia que ha ganado impulso intelectual en la industria, en los foros de Internet y tambi¨¦n, aunque en menor medida, en el mundo acad¨¦mico. Robert French escribe que el motivo detr¨¢s del regreso de la inteligencia artificial al test de Turing y al desarrollo de la inteligencia artificial en general es el siguiente: en la actualidad podemos recopilar datos de miles de millones de sensores de casi cualquier cosa, desde nuestros h¨¢bitos de ejercicio hasta el registro visual y auditivo completo de los primeros tres a?os de vida de un ni?o.
Los dispositivos de registro de experiencia vital capturan toda la informaci¨®n sensorial que recibimos a lo largo del d¨ªa, y desde luego recibimos informaci¨®n de miles de millones de tuits, art¨ªculos de Wikipedia, actualizaciones de Facebook, blogs y chats. Existen innumerables ejemplos de datos generados y registrados, y disponemos de la capacidad de almacenamiento y procesamiento necesaria para conservar estos datos durante un tiempo ilimitado. Adem¨¢s, se ha producido una explosi¨®n en el n¨²mero de algoritmos que pueden recuperar, analizar, relacionar y explorar este infinito oc¨¦ano de datos.
Cuando todos estos datos se agrupen en un sistema inteligente (pues no cabe duda de que tal cosa ocurrir¨¢ tarde o temprano), es razonable suponer que dicho sistema, con acceso a teraflops de millones de datos humanos de todo tipo, estar¨¢ muy cerca de poder superar el test de Turing.
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Autor: Andrew Smart .
Editorial: Clave Intelectual (2018).
Formato: tapa blanda (312 p¨¢ginas)
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