Un esp¨ªa en el sal¨®n
Un sistema presente en los televisores registra toda nuestra actividad
Al llegar a casa, encendemos el televisor y hacemos zapping hasta detenernos en una serie o contenido de inter¨¦s; llega la hora de la cena y apagamos el televisor sin que seamos? realmente conscientes de qu¨¦ est¨¢ sucediendo en segundo plano. El televisor ha seguido todos los pasos, ha registrado qu¨¦ canales se han seleccionado y por cu¨¢nto tiempo (incluso las plataformas en streaming), aderezando toda esta informaci¨®n con datos sociol¨®gicos personales. ?D¨®nde va a parar todo este registro? Posiblemente a manos de empresas que comercializan esta informaci¨®n, que vale oro, a los anunciantes.
Una de estas empresas es Samba TV y monitoriza m¨¢s de 30 millones de televisores repartidos por pa¨ªses del todo el globo, acumulando datos de los usuarios de forma masiva. Esta compa?¨ªa, pese a no ser conocida por el gran p¨²blico, obtiene datos particulares de los h¨¢bitos de los usuarios de televisores de primeras marcas y ahora mismo se encuentra en el disparadero de organizaciones de consumidores en Estados Unidos. No se trata tanto de la legalidad o no de recabar datos personales -en definitiva, el usuario debe aceptar las condiciones- sino de la claridad o no de lo que se est¨¢ aceptando.
Estas asociaciones tachan de confuso un proceso de aceptaci¨®n que aparece en los televisores en su primer arranque: el usuario debe aceptar un texto que parece ofrecer todo ventajas. Al aceptar se podr¨¢ ¡°interactuar con los programas favoritos y conectar los dispositivos para recibir ofertas especiales. Pero tambi¨¦n hay letra peque?a.
?Qu¨¦ tipo de informaci¨®n se recaba y qu¨¦ sucede con ella? Las asociaciones de consumidores denuncian que para conocer estos detalles es necesario dirigirse a Internet (desde el televisor, no se proporciona un acceso directo al texto) y enfrentarse a textos que oscilan entre las 4.000 y 6.500 palabras. Un ladrillo legal que, salvo los muy duchos en la materia u obsesionados con su privacidad, pocos leer¨¢n.
Estos servicios aplican un sistema llamado Automatic Content Recognition (ACR) que rastrea lo que aparece en pantalla en todo momento y c¨®mo interact¨²a el usuario con ese contenido. El fin parece leg¨ªtimo: al saber los h¨¢bitos de cada usuario se puede sugerir un contenido acorde a sus gustos en una extensa y creciente parrilla de programas. Pero el problema no reside ¨²nicamente en la acumulaci¨®n de datos de h¨¢bitos del usuario, sino de una funci¨®n incluida en la plataforma que vincula esta informaci¨®n con los dispositivos m¨®viles del usuario y de esta manera se conoce con mayor profundidad sus h¨¢bitos no solo de consumo televisivo.
?Se puede renunciar a este servicio y seguir disfrutando del televisor sin mayores incidencias? Consumer Reports public¨® a comienzos de a?o una serie de recomendaciones para desactivar dichos servicios; en teor¨ªa, basta con no aceptar las condiciones de privacidad en la puesta en marcha. Sin embargo, es posible que en actualizaciones de la plataforma se obligue al usuario a pasar por este tr¨¢mite y, en determinados televisores, algunos reportaron problemas en sus equipos al negarse a aceptar las condiciones de privacidad.
?Por qu¨¦ los fabricantes incluyen servicios tan invasivos en materia de privacidad en sus televisores? M¨¢s all¨¢ del evidente valor a?adido de las recomendaciones de contenido, servicios como Samba TV pagan a las marcas por tener preinstalados sus programas en los equipos, y con un margen menguante en la venta de equipos, parece demasiado tentador como para negarse¡
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