La postal, con 145 a?os, se resiste a morir frente a las aplicaciones de intercambio de im¨¢genes

La postal, que lleg¨® a ser una forma de comunicaci¨®n exitosa y un pr¨®spero negocio por las ventas de recuerdos tur¨ªsticos a principios de siglo, no termina de sucumbir ante el avance de aplicaciones para compartir im¨¢genes. El valor de recibir un recuerdo en papel subsiste 145 a?os despu¨¦s del env¨ªo oficial de la primera postal en Espa?a, remitida en 1873, aunque la real orden que cre¨® esta modalidad es del 15 de septiembre de un a?o antes. Correos dispone de una aplicaci¨®n (Mi Postal), cuyo editor de im¨¢genes ha sido renovado, para emitir desde cualquier dispositivo digital una fotograf¨ªa acompa?ada de gr¨¢ficos y textos que la entidad p¨²blica transforma en postal f¨ªsica y entrega en el buz¨®n del destinatario. M¨¢s de 150.000 personas la han usado.

El granadino Rafael Garz¨®n (1863-1923), algunos de cuyos principales fondos se encuentran en Archivo Municipal de C¨®rdoba tras un singular hallazgo en un inmueble en ruinas, fue uno de los pioneros de la fotograf¨ªa tur¨ªstica que deriv¨® en la postal. A finales del siglo XIX llegaban viajeros que buscaban los paisajes rom¨¢nticos difundidos por autores como Prosper M¨¦rim¨¦e, Th¨¦ophile Gautier o Washington Irving. El fot¨®grafo empez¨® a fotografiar la Alhambra de Granada para esos esos turistas, que buscaban un recuerdo de su estancia.

El negocio atrae a m¨¢s emprendedores y Garz¨®n, entre otros, busca una forma de aportar algo m¨¢s. Su fotograf¨ªa postal incluye a los turistas disfrazados de moriscos, toreros, bailaores o bandoleros en un escenario que recuerda a la Alhambra, la mezquita o la Torre del Oro, y con atrezo original, como una espingarda (antiguo fusil de ca?¨®n largo) marroqu¨ª con incrustaciones de plata o sables y cuchillos africanos.

La llegada siglo y medio despu¨¦s de decenas de aplicaciones para el intercambio instant¨¢neo de im¨¢genes ha convertido el env¨ªo de postales en una costumbre minoritaria.

Isabel Fern¨¢ndez y su amiga Gema, administrativa y vendedora de autom¨®viles y de 50 y 46 a?os, respectivamente, acordaron hace una d¨¦cada que se enviar¨ªan una postal de cada lugar que visitaran. Han cumplido hasta la fecha, aunque cada vez les resulta m¨¢s complicado. Sin embargo, ambas conservan con cari?o las fotograf¨ªas recibidas, que no son todas las enviadas porque algunas nunca llegaron al destino.

Para evitar la incomodidad de encontrar un lugar donde comprar sellos y un buz¨®n, la aplicaci¨®n de Correos permite que el remitente mande cualquier foto o secuencia que realice o almacene en su dispositivo, a la que puede incorporar textos, marcos y gr¨¢ficos. Con la misma aplicaci¨®n se paga a Correos (desde 1,99 euros, seg¨²n destino), que por ese precio convierte la imagen en una postal en papel, la ensobra, la franquea y la entrega en el buz¨®n convencional.

Desde su creaci¨®n, m¨¢s de 150.000 postales han vuelto a los buzones y 5.000 personas han utilizado la renovaci¨®n de la aplicaci¨®n desde su lanzamiento, el pasado mes de febrero.

La primera tarjeta postal se imprimi¨® en Austria en 1869. En poco tiempo le siguieron otras naciones de Europa y Am¨¦rica como medio para intercambiar breves mensajes, saludos o textos cifrados durante los conflictos b¨¦licos. En Espa?a, los suizos Oscar Hauser y Adolfo Menet fueron los primeros editores de postales. La m¨¢s antigua que se conserva es del 1 de noviembre de 1892. Esta postal iba destinada a Italia, se titula ¡°Recuerdo de Madrid¡± e incluye cuatro peque?as vistas impresas en tinta ligeramente verdosa.