As¨ª se usan datos de webs de salud mental para personalizar anuncios
Una investigaci¨®n revela pol¨¦micos nuevos m¨¦todos de la enorme industria de la publicidad en internet
Una nueva investigaci¨®n de Privacy International (PI) demuestra que apenas hay l¨ªmites para qu¨¦ tipos de datos se recogen para personalizar anuncios en internet. La organizaci¨®n ha analizado 136 webs populares de salud mental de Francia, Alemania y Reino Unido y en la mayor¨ªa aparece docenas de cookies de terceros que rastrean el comportamiento online de los usuarios. Los sitios han sido seleccionados por su popularidad en Google al hacer b¨²squedas de palabras relacionadas con depresi¨®n y por ser los m¨¢s populares en la categor¨ªa de salud mental seg¨²n Similar Web.
Cuando un usuario llega a una web, un grupo de empresas que se dedica a rastrear internet sabe su perfil, d¨®nde est¨¢ y qu¨¦ dispositivo usa. Si hay un espacio de publicidad disponible en esa web, esas empresas enlazar¨¢n el perfil del navegador que han creado a partir de datos del historial de b¨²squedas, edad, g¨¦nero o predicciones de intereses. Ahora sabemos que la salud mental no est¨¢ al margen de estas pr¨¢cticas.
Esos perfiles se subastan a anunciantes interesados en, por ejemplo, mujeres entre 25 y 40 a?os, que han visitado webs de comida vegana y est¨¢n buscando un restaurante. La oferta m¨¢s alta logra aparecer en el anuncio.
Esta maravilla tecnol¨®gica es una de las m¨¢s oscuras y malentendidas de internet
Todo esto ocurre en d¨¦cimas de segundo. Los anuncios suelen tardar una fracci¨®n de segundo m¨¢s que el resto de la p¨¢gina en cargar. El motivo es esta maravilla tecnol¨®gica. El problema es que es una maravilla tecnol¨®gica de las m¨¢s oscuras y malentendidas de internet. Y, a la vez, es el gran andamiaje que sostiene los ingresos de gigantes como Google o Facebook.
La oscuridad procede de un ecosistema donde nunca est¨¢ claro qu¨¦ informaci¨®n de los usuarios est¨¢ disponible ni cu¨¢l se utiliza para poner precisamente ese anuncio all¨ª. El eterno debate dudoso sobre si las compa?¨ªas escuchan nuestras conversaciones o leen nuestros mensajes puede tener una soluci¨®n m¨¢s sencilla: toda la informaci¨®n que hemos ido dando permite concluir que pronto querremos algo que no sab¨ªamos que ¨ªbamos a querer. O quiz¨¢ s¨ª que lo saben porque hemos escrito una palabra clave en un mensaje de texto. Nadie de momento puede confirmarlo.
El resultado es "preocupante", dice Frederike Kaltheuner, directora de Explotaci¨®n de Datos en PI. "Hay subastas de anuncios en p¨¢ginas de salud mental, negligencia a la hora de advertir del rastreo a los usuarios y la gente no sabe nada", a?ade.
PI explica el caso de Criteo, una empresa que perfila a usuarios y que desde la organizaci¨®n ya han se?alado en otras investigaciones. "Las webs que usan cookies de terceros para marketing permiten rastrear a usuarios por la web con un identificador ¨²nico", dice el informe. Ese identificador ¨²nico no se detiene porque alguien entre, por ejemplo, en "Netdoktor.de", que comparte con Criteo la URL de la p¨¢gina del test de depresi¨®n que el usuario visita. Criteo a?ade esa informaci¨®n al perfil de ese usuario, a quien los anunciantes pueden ahora ofrecerle anuncios espec¨ªficos. Esos anuncios pueden ser para necesidades relacionadas con la salud mental o pueden usar su estado para alcanzarle en momentos de debilidad.
"Hay subastas de anuncios en p¨¢ginas de salud mental, negligencia a la hora de advertir del rastreo a los usuarios?y la gente no sabe nada"
Un proceso similar ocurre con la p¨¢gina francesa Doctissimo.fr, que env¨ªa palabras clave como "depresi¨®n" o "deprimido", la URL de la p¨¢gina que incluye palabras similares o informaci¨®n general de la p¨¢gina sobre "tests psicol¨®gicos". Toda esa informaci¨®n va a una p¨¢gina en la nube de Google que procesa la petici¨®n. Esta funci¨®n permite mostrar anuncios a los perfiles que van a este tipo de p¨¢ginas.
Las empresas implicadas pueden defenderse diciendo que no identifican a nadie por su presunta enfermedad, sino porque han mostrado inter¨¦s en "salud mental". Pueden ser familiares, estudiantes o simplemente curiosos. Pero es una aproximaci¨®n valiosa si se tiene en cuenta que la sensaci¨®n de tristeza es un buen indicador de que un individuo est¨¢ m¨¢s abierto a determinadas ofertas comerciales, que pueden llegar por m¨¢s v¨ªas que un anuncio en una web: email, alerta en el m¨®vil, oferta dentro de una app.
Adem¨¢s de los problemas ¨¦ticos que conlleva este proceso, en Europa el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos (RGP) impone obligaciones m¨¢s severas entre quienes tratan con este tipo de datos. Las sombras del sistema impiden por ahora aplicar con firmeza esta legislaci¨®n.
Las p¨¢ginas escondidas de Google
La enorme complejidad y opacidad de este sector aument¨® si cabe hace unos d¨ªas cuando Brave, un navegador focalizado en la privacidad, anunci¨® que ten¨ªa nuevas evidencias de que Google "permite a muchas terceras empresas vincular sus identificadores" para perfilar a los usuarios en p¨¢ginas ocultas. El sistema, siempre seg¨²n Brave, est¨¢ hecho para burlar a escondidas las exigencias de la legislaci¨®n europea: "El an¨¢lisis ha revelado un mecanismo, las 'push pages', con las que Google invita a m¨²ltiples empresas a compartir los identificadores del perfil de una persona cuando cargan una p¨¢gina web".
Google niega que comparta su informaci¨®n sensible con terceros. El caso se encuentra bajo investigaci¨®n por violaci¨®n del RGPD en la Comisi¨®n de Protecci¨®n de Datos de Irlanda, pa¨ªs donde Google tiene su sede europea.
Seg¨²n Brave, Google "comparte datos personales de visitas con m¨¢s de 2.000 empresas, miles de millones de veces al d¨ªa". El resultado es un sistema clave para el modelo actual de internet pero basado en unos fundamentos dudosos: "La subasta de anuncios en internet en su formato actual es t¨®xica. La velocidad y la escala con la que se comparten los datos impide cumplir con el principio de seguridad que establece la legislaci¨®n europea", dice Ravi Naik, abogado de Brave en esta causa.
Los usuarios entienden que el modelo de internet gratuita necesita de los anuncios. Una encuesta online del gobierno brit¨¢nico a 2,342 personas el pasado mes de febrero da como resultado que un 63% ve aceptable que una web gratuita muestre anuncios. Pero cuando se les explica c¨®mo se obtienen los datos que permiten personalizar esos anuncios, la cifra baja hasta el 36%. Y eso sin entrar en detalles como que las consultas de p¨¢ginas sobre salud mental tambi¨¦n forman parte de esos perfilados.
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