¡°No queremos vivir en un mundo dise?ado al 100% por ingenieros¡±
El experto en Internet de las cosas, rob¨®tica y ciudades inteligentes alerta del riesgo de la captaci¨®n de datos sin una legislaci¨®n preparada
Es el responsable de ciudades inteligentes del Foro Econ¨®mico Mundial. Pero Jeff Merritt (Pensilvania, Estados Unidos, 41 a?os) se crio en un entorno rural, en Saltsburg, un pueblo de unos 1.000 habitantes que en el siglo XX dej¨® de ganarse la vida en las minas de carb¨®n. "Jugar en los bosques y subirme a los ¨¢rboles me hizo entender el equilibrio en la vida", afirma. La ponderaci¨®n est¨¢ presente en todo su discurso sobre c¨®mo deben ser las ciudades del futuro. Rechaza las metr¨®polis "junglas de hormig¨®n" y defiende la tecnolog¨ªa para unir comunidades diversas en urbes centradas en el ciudadano. Primero en el cargo en la entidad que organiza el Foro de Davos, tambi¨¦n se encarga de la Internet de las Cosas y rob¨®tica. No es la primera vez que abre camino. Muy joven estren¨® el cargo de director de Innovaci¨®n en el Ayuntamiento de Nueva York. "El futuro es que el servicio p¨²blico sea m¨¢s emprendedor", reclama. Merritt lidera la llamada G20 Global Smart Cities Alliance, en simbiosis con el proyecto de la Mobile World Capital y el Ministerio de Econom¨ªa Digital Future Society. Buscan crear una red mundial de ciudades para compartir los retos del futuro y organizan un foro de gobernanza tecnol¨®gica que se celebrar¨¢ en oto?o de 2020 en Barcelona.
Pregunta. Las operadoras de telefon¨ªa, pagadas por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, est¨¢n recogiendo informaci¨®n de los movimientos de los espa?oles durante unas fechas determinadas. No se ha pedido consentimiento a los ciudadanos. ?Qu¨¦ le parece?
Respuesta. No ten¨ªa constancia de ello. Pienso que siempre es arriesgado capturar datos sin un conocimiento expl¨ªcito de c¨®mo se van a utilizar. Si no hay un uso planificado, mejor no capturar nada. Se ha dado carta blanca al acceso a los datos por parte de compa?¨ªas, algunos gobiernos y entidades de la sociedad civil.
P. Si recoger las ubicaciones de las antenas de telefon¨ªa ha resultado controvertido, ?c¨®mo se aceptar¨¢ socialmente el reconocimiento facial, tema principal que est¨¢n tratando estos d¨ªas en Digital Future Society?
R. El riesgo est¨¢ siempre en el mal uso de los datos. En algunas partes del mundo no existen regulaciones para la captaci¨®n de informaci¨®n. Si miramos a China, vemos una instrumentalizaci¨®n inaudita de las ciudades. Si paseas por Shangh¨¢i hay c¨¢maras y sensores por todas partes. Quiz¨¢ al final son capaces de regular su uso y encontrar el equilibrio adecuado. Pero la tecnolog¨ªa de reconocimiento facial no es el problema. El problema es que no hemos definido c¨®mo utilizarla de forma efectiva y responsable.
P. Los primeros talleres del G20 Global Smart Cities Alliance se han celebrado en Barcelona. ?Cu¨¢l es el balance?
¡°Se ha dado carta blanca al acceso a los datos por parte de compa?¨ªas, algunos gobiernos y entidades¡±
R. Ha sido incre¨ªble. Han participado los l¨ªderes que est¨¢n en primera l¨ªnea desplegando nuevas tecnolog¨ªas en las ciudades y pensando qu¨¦ significa ser responsable y ¨¦tico. Tenemos una gran diversidad de ciudades ¡ªLos ?ngeles, Nueva York, Copenhague, Singapur...¡ª y eso es muy importante. Estamos intentando desarrollar normativas globales que se puedan escalar en distintos tipos de metr¨®polis: peque?as, grandes, americanas, europeas, africanas, asi¨¢ticas...
P. Pero las necesidades son muy variadas, ?no?
R. No es la primera vez que las ciudades se han transformado. Si pensamos en 100 a?os atr¨¢s, con la introducci¨®n del autom¨®vil, el cambio fue brutal. Las urbes tuvieron que repensar desde cero sus planes urban¨ªsticos. Tuvieron que dar con nuevas normas, aunque tuvieron m¨¢s tiempo que ahora. El concepto de l¨ªmite de velocidad es universal. Y no decimos a cada ciudad qu¨¦ velocidad m¨¢xima debe marcar. Damos flexibilidad a las jurisdicciones concretas. Lo mismo tiene que pasar con la tecnolog¨ªa inteligente: m¨¦todos universales para identificarse, decir a la gente qu¨¦ datos se capturan y como se utilizan, etc. No se trata de crear una pol¨ªtica de talla ¨²nica, sino unas regulaciones que nos hagan sentir seguros en cualquier parte del mundo.
P. Ha mencionado la introducci¨®n del coche en las ciudades. Ahora los gobiernos municipales luchan para reducir su uso. Tenemos ejemplos de pol¨ªticas contra la contaminaci¨®n en Barcelona y Madrid.
R. Es una cuesti¨®n de falta de equilibro. Cuando el coche empez¨® a ser m¨¢s econ¨®mico creci¨® el uso de autom¨®viles con un solo pasajero. Esto nos ha llevado a muchos problemas. Nos estamos dando cuenta que dar acceso al coche no es lo ¨²nico que nos importa. Queremos calidad de vida y pasear por ¨¢reas no contaminadas. Es lo mismo que pasa ahora con el uso de c¨¢maras. Si ponemos demasiadas en las ciudades impactar¨¢ en la calidad de vida. Tenemos que modelar el uso de la tecnolog¨ªa para construir ciudades de ensue?o y no de pesadilla.
P. Tiene que ser complicado defender el uso del Internet de las Cosas, rob¨®tica y ciudades inteligentes para ayudar al sector privado y al mismo tiempo garantizar la equidad y la inclusi¨®n de todos los ciudadanos.
¡°No se trata de crear una pol¨ªtica de talla ¨²nica, sino? regulaciones que nos hagan sentir seguros en todo el mundo¡±
R. La ¨²nica forma en la que progresamos es cuando encontramos un equilibrio en el que todos ganan, un win-win. En otras transformaciones de la sociedad como la m¨¢quina de vapor o la computaci¨®n b¨¢sica as¨ª ha ocurrido, ha habido una especie de negociaci¨®n entre los intereses del sector privado y el p¨²blico.
P. ?Pero los gigantes tecnol¨®gicos nos quieren ayudar a vivir mejor o desean nuestros datos y vendernos cosas?
R. Las compa?¨ªas que no piensen en el impacto que tienen en la sociedad no existir¨¢n el d¨ªa de ma?ana porque ya no ser¨¢n sostenibles.
P. De alguna forma, ?algunas apps nos convierten en zombis?
R. Hay un riesgo en depender excesivamente de la tecnolog¨ªa como de otras cosas en nuestras vidas. Necesitamos ponderaci¨®n. No queremos vivir en un mundo dise?ado al 100% por ingenieros. Somos zombis cuando actuamos solo por lo que nos manda la tecnolog¨ªa y perdemos algo de lo que nos hace humanos. No es bueno para nuestra felicidad. La tecnolog¨ªa tiene que mejorar la vida, no reemplazarla.
P. ?La Ley de Protecci¨®n de Datos Europea (GDPR) es un buen ejemplo de norma para regular el uso de la tecnolog¨ªa?
R. Fue un importante primer paso en el desarrollo de los rieles de seguridad que son las leyes para gobernar la privacidad. Lo que preocupa en normas como GDPR es que tenemos que estar seguros de que puedan evolucionar con el tiempo y no convertirse en una carga. La tecnolog¨ªa blockchain no estaba madura cuando se redactaba la ley. Ahora algunos conceptos de la norma como el derecho al olvido no se pueden aplicar a blockchain porque se basa en la inmutabilidad, en un registro de acciones permanente. Por un lado no queremos que las leyes que minen la innovaci¨®n y, por el otro, no queremos innovaci¨®n sin revisar.
P. ?Qu¨¦ nota pone a Espa?a en smart cities?
R. No s¨¦ si lo que est¨¢ pasando en Barcelona es ¨²nico en todo el mundo. Me refiero a la situaci¨®n pol¨ªtica desde el punto de vista de relaci¨®n entre el Ayuntamiento, Catalu?a y el Gobierno central. Vamos a ver m¨¢s progreso a ra¨ªz de esta tensi¨®n pol¨ªtica porque facilita el debate. Ciudades como Barcelona, Madrid o Valencia son muy innovadoras en el uso de datos en tiempo real. En los ¨²ltimos a?os me he reunido varias veces con la alcaldesa Ada Colau. Lo que valoro de ella es que tom¨® posesi¨®n del cargo con gran escepticismo hacia la tecnolog¨ªa. Ahora pienso que es una de las alcaldesas m¨¢s potentes en abogar por una aproximaci¨®n m¨¢s ¨¦tica en el desarrollo y dise?o de la tecnolog¨ªa.
¡°Tenemos que modelar el uso de la tecnolog¨ªa para construir ciudades de ensue?o y no de pesadilla¡±
P. Cuando usted fue responsable de innovaci¨®n en el Ayuntamiento de Nueva York cre¨® una base de datos de los peores caseros de pisos de la ciudad. La vivienda sigue siendo una de las pesadillas de las grandes ciudades.
R. La construcci¨®n ha tenido uno de los ritmos m¨¢s lentos de innovaci¨®n y necesita cambiar. Gastamos demasiado en vivienda y la calidad que tiene es insuficiente para nuestra salud. Tenemos que repensar c¨®mo construimos y gestionamos edificios para ser m¨¢s eficientes y priorizar el tipo de residencias que necesitamos en el siglo XXI.
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