?Y si Canarias fuera la fuente de tierras raras que necesita la tecnolog¨ªa europea?
Investigadores de la Universidad de Las Palmas certifican la existencia de elementos qu¨ªmicos b¨¢sicos para las industrias m¨¢s avanzadas en rocas magm¨¢ticas de Fuerteventura
¡°Canarias no es solo turismo de sol y playa, no solo es agricultura del pl¨¢tano y de hortalizas¡¡±. Jos¨¦ Mangas es catedr¨¢tico de Geolog¨ªa y miembro del Instituto de Oceanograf¨ªa y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y lleva estudiando las llamadas tierras raras desde la d¨¦cada de los 90 del pasado siglo en Canarias. Ahora, el equipo que capitanea desde 2013 junto con el profesor del Departamento de F¨ªsica de la Universidad de La Laguna Jorge M¨¦ndez ha logrado certificar la existencia de recursos minerales de este tipo en concentraciones de menos de diez kilos por tonelada de roca (10.000 g/t) en un grupo de m¨¢s de 100 muestras de rocas magm¨¢ticas de Fuerteventura. El hallazgo fue certificado por los laboratorios ACTLABS en Ontario (Canada).
¡°Estas leyes de contenido de elementos qu¨ªmicos cr¨ªticos, como son las tierras raras, son muy apetitosas¡±, sostiene Mangas. ¡°Presentan una concentraci¨®n importante¡±. El equipo muestre¨® rocas ¨ªgneas f¨¦lsicas y paleosuelos a lo largo de toda la isla, si bien en esta ocasi¨®n las concentraciones halladas no resultaron tan interesantes. Y todo esto, con unos 60.000 euros de financiaci¨®n a lo largo de seis a?os. ¡°Imagina si nos dieran m¨¢s. Tenemos que dejar de conformarnos con turistas, pl¨¢tanos y subvenciones europeas¡±.
?Por qu¨¦ resultan tan interesantes estas tierras raras? Vivimos rodeados de ordenadores, tel¨¦fonos m¨®viles, cer¨¢micas avanzadas, aerogeneradores, coches el¨¦ctricos o h¨ªbridos, microondas, fibra ¨®ptica, sistemas de iluminaci¨®n, l¨¢seres, misiles o sat¨¦lites. Todos estos productos necesitan para funcionar de alguno de los 15 elementos qu¨ªmicos que se conocen cient¨ªficamente como tierras raras. Sus nombres (lantano, neodimio, terbio o samario, etc.) son desconocidos para el p¨²blico en general pero no para cient¨ªficos. Su presencia en la tierra no es el ¨²nico problema: tambi¨¦n sucede que es dif¨ªcil encontrar estos minerales conteniendo tierras raras en concentraciones suficientes para que merezca la pena su extracci¨®n. Arrancarlos de la tierra, adem¨¢s, puede conllevar riesgos medioambientales: los expertos sostienen que en algunos yacimientos pueden estar mezclados con elementos radiactivos, como el uranio y el torio. Y en el proceso de tratamiento y separaci¨®n se generan residuos t¨®xicos que pueden contaminar el medio natural.
Y, sin embargo, disponer de ellos puede resultar altamente rentable. ¡°Desde hace varios a?os, la UE se ha dado cuenta de que depende demasiado de algunos monopolios de elementos cr¨ªticos y estrat¨¦gicos, sobre todo de China, si bien hay otros pa¨ªses que tambi¨¦n las producen, como EE UU, Rusia o Jap¨®n¡±, asegura Mangas. ¡°Seguimos estando por debajo de nuestras capacidades¡±, se lamentaba recientemente la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen. ¡°Durante a?os, nuestros negocios han lidiado con muchos m¨¢s obst¨¢culos que sus competidores en otros lugares del mundo¡±. Las tierras raras eran uno de ellos.
Bajo el mar canario
En opini¨®n de Mangas, las proporciones encontradas en carbonatitas de Punta Pe?¨®n Blanco (actualmente suelo militar), en la costa entre Punta de Nao y Caleta de la Cruz, entre otras, indican que podr¨ªa darse una explotaci¨®n rentable del mineral si los otros condicionantes econ¨®micos, medioambientales, legales, pol¨ªticos, etc., tuvieran valoraci¨®n positiva. Pero avisa: su trabajo forma parte de la parte m¨¢s baja de todo el proceso. ¡°Ahora comienza una fase que puede durar hasta 15 a?os en el que entran primero los ingenieros de minas y tratamiento mineral, los economistas, los permisos legales, los estudios de viabilidad, los medioambientales y la entrada de empresas mineras que estuviesen dispuestas a invertir un capital importante¡±. El trabajo de investigaci¨®n se encuentra a¨²n pendiente de publicaci¨®n cient¨ªfica.
La presencia de este tipo de elementos puede no quedarse aqu¨ª. Alrededor de las aguas jurisdiccionales de Canarias existe, al menos, una veintena de montes sumergidos que Mangas lleva estudiando desde 2014 y que pueden albergar una concentraci¨®n de 3.000 g/t de tierras raras y concentraciones de metales cr¨ªticos para la industria como el cobalto, n¨ªquel, vanadio, teluro, entre otros. En su opini¨®n estos metales aparecen asociados a costras de manganeso en las laderas de los montes sumergidos y en los sedimentos de aguas profundas en la zona econ¨®mica exclusiva espa?ola en torno a Canarias (es decir, 200 millas n¨¢uticas o unos 350 kil¨®metros) y que pueden suponer una alternativa viable al monopolio chino de metales cr¨ªticos y estrat¨¦gicos.
Descubrirlo, sin embargo, forma parte del futuro. ¡°Si conseguimos la financiaci¨®n nacional, comenzar¨ªamos a trabajar en septiembre de 2021 hasta septiembre 2024. Existen antecedes: Jap¨®n descubri¨® en 2011 y siguen investigando todav¨ªa, gracias a los trabajos del investigador Yasuhiro Kato y su equipo japon¨¦s en los lodos submarinos del Pac¨ªfico y que pueden ser explotables con una concentraci¨®n notable de menos de tres kilos por tonelada de tierras raras en estos barros marinos polimet¨¢licos. ¡°Este descubrimiento le da a Jap¨®n una autonom¨ªa de consumo de tierras raras para unos 200 a?os y casi sin impacto medioambiental¡±, asegura Mangas.
Un monopolio mundial
China es el principal suministrador mundial de tierras raras, y con mucha diferencia. No solo por la abundancia de estos elementos en su territorio ¡ªse calcula que cuenta con el 37% de las reservas mundiales, seg¨²n Research and Markets; y la mina china de Bayan Obo presenta una concentraci¨®n ¡°monstruosa¡±, en opini¨®n de Mangas, de 60 kilos por tonelada de roca, frente a los 10 kilos de Fuerteventura¡ª sino tambi¨¦n por su mayor permisividad a la hora de da?ar el medio ambiente durante su extracci¨®n.
As¨ª, ha podido ofrecer un producto mucho m¨¢s barato que cualquier otro competidor y acaparar el 80% del suministro mundial y el 85% de la capacidad global de procesado. Washington y Bruselas, obviamente, observan con preocupaci¨®n este cuasi monopolio por parte de un pa¨ªs al que ve cada vez menos como un socio y m¨¢s como un rival estrat¨¦gico, en un n¨²mero creciente de recursos minerales, representando ahora un problema.
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