C¨®mo producir 100 m¨®viles por minuto
M¨¢s de 20.000 empleados trabajan all¨ª junto con miles de robots las 24 horas del d¨ªa para producir 200.000 m¨®viles diarios. Entramos en la planta de Oppo de Dongguan, la ciudad del noroeste de China en la que se fabrica uno de cada cinco de los ¡®smartphones¡¯ del mundo.
Varias m¨¢quinas sueltan smartphones desde una altura de un metro. Los m¨®viles caen con fuerza sobre una placa de m¨¢rmol. Tras el impacto, algunos trabajadores revisan si alguno se ha roto. En la mayor¨ªa de los casos, a primera vista siguen intactos. Y el proceso vuelve a empezar.
Esta es solo una de las m¨¢s de 150 pruebas a las que son sometidos a diario decenas de m¨®viles de la marca china Oppo. Tiene lugar en su f¨¢brica en Dongguan, una ciudad de ocho millones de habitantes vecina de Shenzhen y perteneciente a la provincia suroriental de Guangdong, la capital china de la electr¨®nica. En ella, Oppo y fabricantes como Huawei o Vivo producen uno de cada cinco de los smartphones del mundo.
O al menos eso suced¨ªa cuando EL PA?S Retina visit¨® la zona, justo antes del estallido de la crisis del coronavirus. De las l¨ªneas de producci¨®n que Huawei tiene all¨ª salen unos 90.000 terminales diarios. ¡°Cada d¨ªa producimos los mejores m¨®viles de todo el mundo¡±, reza una de las pancartas en el lugar. M¨¢s de 20.000 empleados trabajan junto a todo tipo de m¨¢quinas y robots. Se encargan desde de la colocaci¨®n de la primera pieza hasta de que el smartphone est¨¦ listo para ser enviado a cualquier parte del planeta. Tambi¨¦n someten sus productos a severas pruebas de resistencia y testean el sonido, las aplicaciones, la bater¨ªa o los cables de los m¨®viles. Nada puede fallar.
Carrera contrarreloj
M¨¢s que 'smatphones'
por un dedo rob¨®tico con una presi¨®n de un kilogramo. ¡°Si un usuario hiciera clic en los botones 50 veces al d¨ªa, le llevar¨ªa alrededor de seis a?os realizar esas 100.000 pulsaciones¡±, explica una empleada de Oppo. A unos metros del departamento de calidad, se encuentran diferentes l¨ªneas de montaje. Para acceder a una de las 26 existentes hay que pasar por una especie de ducha de aire desinfectante. En el interior, decenas de ingenieros y t¨¦cnicos con uniformes y gorros azules trabajan codo a codo con todo tipo de m¨¢quinas. Nada m¨¢s entrar, m¨²ltiples aparatos imprimen placas base. Cada mes se producen 7,5 millones. Otras con visi¨®n ¨®ptica analizan los chips, que luego son revisados por empleados. Mano a mano con robots Este trabajo conjunto entre m¨¢quinas y humanos es com¨²n en todo el proceso. Chen apuesta por la coexistencia entre m¨¢s que ¡®smartphones ¡¯ ¡°?C¨®mo interactuamos ahora con nuestro tel¨¦fono y c¨®mo lo hac¨ªamos hace a?os, cuando a¨²n ten¨ªa teclas?¡±, pregunta en un evento organizado por Oppo Tom Morrod, director ejecutivo de investigaci¨®n de IHS Markit. La conectividad, seg¨²n sostiene, va a suponer un cambio similar en nuestra forma de interactuar con el smartphone. De ah¨ª viene la apuesta de Oppo por crear un ecosistema de dispositivos conectados que complementen a los m¨®viles. El fundador de Oppo, Tony Chen, considera que ¡°no habr¨¢ ninguna compa?¨ªa en la industria que se centre solo en los tel¨¦fonos inteligentes. Los m¨®viles continuar¨¢n siendo un motor clave de nuestro ecosistema. Pero en el mundo conectado tambi¨¦n tendremos relojes inteligentes, auriculares inal¨¢mbricos, gafas de realidad aumentada e incluso robots inteligentes¡±.
Cada minuto es importante. La f¨¢brica de Oppo est¨¢ en marcha 24 horas al d¨ªa. All¨ª tambi¨¦n tiene lugar desde la soldadura de los circuitos de la placa base hasta el control de calidad del producto terminado, pasando por el ensamblaje de los componentes. M¨¢s de 20.000 empleados trabajan sin descanso junto a miles de m¨¢quinas. Adem¨¢s de testear la resistencia de diferentes modelos, producen cada d¨ªa 200.000 m¨®viles. Es decir, m¨¢s de 8.300 terminales por hora o de 100 por minuto. Oppo ha llegado hasta ah¨ª en una d¨¦cada y media.
La compa?¨ªa fue fundada en 2004, comenz¨® su internacionalizaci¨®n en 2010 y ya es el quinto mayor fabricante de m¨®viles del mundo, por detr¨¢s de Samsung, Huawei, Apple y Xiaomi, seg¨²n IDC. Solo en el tercer trimestre de 2019 vendi¨® 31,2 millones de terminales, seg¨²n datos facilitados por la compa?¨ªa, especialmente exitosa en el mercado asi¨¢tico. De hecho, en febrero de 2017 logr¨® ser el fabricante de smartphones con m¨¢s ventas en China tras superar, aunque por poco tiempo, al gigante Huawei. En la actualidad sigue manteni¨¦ndose en los primeros puestos del r¨¢nking de ventas de este pa¨ªs. Adem¨¢s, presume de ser l¨ªder en Indonesia y Filipinas y n¨²mero dos en otros mercados asi¨¢ticos como Malasia, Tailandia y Vietnam.
Entre sus prioridades est¨¢ diferenciarse por el dise?o. Algunos terminales, como el Reno 2, se caracterizan por un acabado elegante y una aleta frontal que despliega la c¨¢mara para selfis. Pero a diferencia de otros gigantes tecnol¨®gicos como Samsung o Huawei, la compa?¨ªa no se ha lanzado al mundo de los plegables. Alen Wu, presidente mundial de ventas de Oppo, explica que dise?an los terminales teniendo en cuenta las demandas de los usuarios. ¡°Por el momento, no hemos encontrado el escenario adecuado para ese formato¡±, afirm¨® el pasado diciembre en un encuentro con periodistas internacionales en la sede de Oppo en la ciudad china de Shenzhen.
El potro de torturas del m¨®vil
A¨²n as¨ª, algunos de sus terminales incorporan tecnolog¨ªas novedosas. Por ejemplo, la compa?¨ªa ha presentado recientemente el m¨®vil con la carga m¨¢s r¨¢pida del mundo y el primer terminal con una c¨¢mara debajo de la pantalla. Su apuesta por la innovaci¨®n no acaba aqu¨ª, seg¨²n el fundador y presidente de Oppo, Tony Chen. En su primer discurso p¨²blico en seis a?os, en diciembre de 2019, anunci¨® que la inversi¨®n en I+D de la tecnol¨®gica se multiplicar¨¢ por cinco durante los pr¨®ximos tres a?os, hasta los 6.400 millones de euros.
Dejar caer los m¨®viles desde diferentes alturas y ¨¢ngulos forma parte del proceso de control de calidad, el departamento en el que se somete a los dispositivos a todo tipo de torturas. Cada modelo pasa m¨¢s de 150 pruebas que se dividen en tres bloques: pruebas de rendimiento el¨¦ctrico, pruebas estructurales y pruebas de envejecimiento ambiental. Al test de ca¨ªdas desde altas alturas se suma el de microca¨ªdas. Varias m¨¢quinas dejan caer el smartphone 20.000 veces desde una altura de siete cent¨ªmetros. As¨ª se simulan los golpes suaves que puede sufrir un m¨®vil al caer con la pantalla, la trasera o los laterales. Otras m¨¢quinas analizan c¨®mo responde el m¨®vil a temperaturas extremas, polvo, humedad, sudor o agua.
Por ejemplo, el terminal se introduce en una c¨¢mara repleta de chorros de agua o es sometido a temperaturas de 85 grados durante 500 horas. Tambi¨¦n se ponen a prueba las teclas de volumen y de desbloqueo. Cada una es pulsada 100.000 veces por un dedo rob¨®tico con una presi¨®n de un kilogramo. ¡°Si un usuario hiciera clic en los botones 50 veces al d¨ªa, le llevar¨ªa alrededor de seis a?os realizar esas 100.000 pulsaciones¡±, explica una empleada de Oppo.
A unos metros del departamento de calidad, se encuentran diferentes l¨ªneas de montaje. Para acceder a una de las 26 existentes hay que pasar por una especie de ducha de aire desinfectante. En el interior, decenas de ingenieros y t¨¦cnicos con uniformes y gorros azules trabajan codo a codo con todo tipo de m¨¢quinas. Nada m¨¢s entrar, m¨²ltiples aparatos imprimen placas base. Cada mes se producen 7,5 millones. Otras con visi¨®n ¨®ptica analizan los chips, que luego son revisados por empleados.
Mano a mano con robots
Este trabajo conjunto entre m¨¢quinas y humanos es com¨²n en todo el proceso. Chen apuesta por la coexistencia entre ambos: ¡°Las m¨¢quinas son m¨¢quinas y nunca van a reemplazar a los seres humanos¡±. Cada dispositivo se tarda en fabricar unas dos horas en un proceso en el que participan unas 90 personas.La compa?¨ªa no ha especificado el coste de fabricar un terminal.
Mientras que diferentes brazos rob¨®ticos dan forma al Oppo Reno 2, empleados con una especie de fundas en los dedos examinan cuidadosamente lo que hacen las m¨¢quinas. Prueban la pantalla t¨¢ctil y limpian cualquier part¨ªcula restante con un peque?o palo de pl¨¢stico. Comprueban milim¨¦tricamente cada detalle: desde la c¨¢mara frontal hasta el sistema cu¨¢druple de c¨¢maras traseras, el audio, la temperatura o la conectividad.
Si los m¨®viles pasan todas las pruebas con ¨¦xito, decenas de trabajadores los esperan para la ¨²ltima fase. Limpian con una tela el terminal, ponen un pl¨¢stico protector en la pantalla y pegan una pegatina en su parte trasera. Despu¨¦s, los meten en sus cajas junto a unos auriculares y un cargador. Los smartphones ya est¨¢n listos para invadir las tiendas de medio mundo.
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