Eur¨ªdice Caba?es: ¡°El tel¨¦fono m¨®vil es una tecnolog¨ªa de espionaje que llevamos a todas partes¡±
La doctora en Filosof¨ªa y empresaria de videojuegos rechaza que se financie con dinero p¨²blico infraestructuras de las grandes compa?¨ªas
Eur¨ªdice Caba?es (Valencia, 1983) es doctora en Filosof¨ªa por la Universidad Aut¨®noma de Madrid cum laude menci¨®n internacional con la tesis titulada La Tecnolog¨ªa en las fronteras. Actualmente es CEO de la empresa de videojuegos Arsgames y profesora en el m¨¢ster de Dise?o Tecnopedag¨®gico (e-learning) en la Universidad Isabel I de Castilla. En conversaci¨®n con EL PA?S a trav¨¦s de videollamada, Caba?es advierte sobre las consecuencias de lo que denomina ¡°gobernanza algor¨ªtmica¡±, por la cual cada vez nos rigen m¨¢s las tecnolog¨ªas.
Pese a confesarse entusiasta de la innovaci¨®n, no tiene tel¨¦fono m¨®vil (¡°un esp¨ªa que llevamos en nuestros bolsillos¡±) y reclama un mayor protagonismo de la filosof¨ªa e infraestructuras digitales p¨²blicas para asegurar la libertad y la igualdad de derechos de la ¡°ciudadan¨ªa digital¡±. El a?o pasado public¨® el libro El aprendizaje en juego.
Pregunta. Aparte del aspecto l¨²dico, ?Qu¨¦ pueden aportar los videojuegos para lograr una sociedad mejor?
Respuesta. Much¨ªsimo. Por un lado hay una l¨ªnea de los llamados serious games (juegos serios) que tratan que nos pongamos en la piel del otro, como por ejemplo en la de refugiados de guerra y en los que tenemos que vivir su huida y adaptaci¨®n. Y otros que lo que intentan es que te pongas en la piel de personas en terapias hormonales por cambio de sexo.
Por otra, est¨¢n los videojuegos que se pueden usar como formas de computaci¨®n humana. Son juegos como Eterna que permite crear ADN sint¨¦tico que puede ser la clave para la cura de innumerables enfermedades; o Eyewire, para el mapeo tridimensional de las neuronas cerebrales.
A m¨ª, lo que m¨¢s me interesa es el juego para alcanzar consensos, que al final consiste en decidir juntos las reglas que vamos a alcanzar, en los que podemos poner a prueba otros modelos y sistemas posibles, ya sean sociales, econ¨®micos o pol¨ªticos. Creo que podr¨ªamos usar estas plataformas para lograr una democracia participativa total a trav¨¦s de entornos l¨²dicos. Con ellos, pueden decidir de una forma m¨¢s consensuada cuestiones como presupuestos participativos o d¨®nde va a ir la pr¨®xima parada del autob¨²s. Y constituye una forma de ponerlos en prueba antes de aplicarlos al mundo real.
P. ?Ha habido alg¨²n ejemplo de ello?
R. Hay algunos prototipos de esto que se podr¨ªa llamar gobernanza l¨²dica, que se puede contraponer a la gobernanza algor¨ªtmica a la que estamos sometidos, con los algoritmos de las grandes corporaciones, o las ciudades inteligentes, que conllevan la privatizaci¨®n de la ciudad.
Dentro de Games for cities podemos encontrar pa¨ªses que han puesto en pr¨¢ctica juegos tanto digitales como anal¨®gicos para la gesti¨®n de ciertos elementos. Por ejemplo, tratar de lograr una econom¨ªa circular o para solucionar cuestiones de movilidad. Desde Arsgames [la empresa que dirige] estuvimos trabajando con el portal de datos abiertos del Ayuntamiento de Barcelona y generamos una API que est¨¢ accesible desde la p¨¢gina Juegos del com¨²n y que permite trabajar con datos abiertos con motores de juegos. Es decir, se puede jugar con datos reales a tiempo real, con lo que podemos manejar informaci¨®n, comprenderlos y, despu¨¦s, tomar decisiones.
P. Ha hablado de un concepto llamado gobernanza algor¨ªtmica. ?Qu¨¦ quiere decir exactamente con ello?
R. Estamos gobernados cada vez m¨¢s por algoritmos que por personas. A todos nos suena el t¨¦rmino big data, y cada vez tenemos m¨¢s datos de nuestros perfiles la en red. Y todos esos perfiles se van sumando, e incluso se pueden generar perfiles por barrios, o por ciudades. Todo el concepto de las ciudades inteligentes se basa en que como una sola persona o varias son incapaces de analizar esa cantidad ingente de datos, hay que echar mano de algoritmos. De hecho, ya hay algoritmos que ya toman decisiones, como las c¨¢maras que tienen reconocimiento facial, que podr¨ªan decidir quien puede ser detenido o no porque est¨¢n cometiendo un delito.
Hay muchas decisiones p¨²blicas tomadas por algoritmos privados, dado que son las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas las que tienen las grandes bases de datos sobre nosotros y las que poseen los algoritmos que permiten gestionarlos. Lo que me parece m¨¢s horrible de esta situaci¨®n es que ni siquiera los propios gobiernos que los implementan saben c¨®mo funcionan, porque est¨¢n protegidos por leyes de propiedad intelectual.
P. La tecnolog¨ªa se est¨¢ imponiendo cada vez m¨¢s en nuestras vidas. Entiendo por su respuesta anterior que no considera que las est¨¦ mejorando.
R. La tecnolog¨ªa puede mejorar much¨ªsimo nuestras vidas. No soy antitecnol¨®gica. La tecnolog¨ªa me fascina y, de hecho, trabajo con ella. Pero creo que es una tonter¨ªa ser protecnol¨®gico sin m¨¢s, al igual que ser antitecnol¨®gico sin m¨¢s. Lo que tenemos que desarrollar es un pensamiento cr¨ªtico.
Yo, por ejemplo, trabajo con much¨ªsimas tecnolog¨ªas, pero no tengo tel¨¦fono m¨®vil. ?Por qu¨¦? Porque siento que es una tecnolog¨ªa tremendamente invasiva, una tecnolog¨ªa de espionaje que llevamos a todas partes. Igualmente, la tecnolog¨ªa puede mejorar tremendamente nuestras vidas, porque s¨ª que es cierto que hay muchas cosas que podemos hacer gracias a internet. Pero lo importante es preguntarse a los intereses de qui¨¦n responden las tecnolog¨ªas que usamos. Es importante que respondan a nuestros intereses, y es muy raro que haya tecnolog¨ªas globales que est¨¦n respondiendo a los intereses de todo el mundo.
Muchas de las tecnolog¨ªas que estamos usando solo responden a los intereses comerciales de grandes empresas, cuyo inter¨¦s, evidentemente, es lucrarse. Debemos preguntarnos qu¨¦ tecnolog¨ªas vamos a usar y para qu¨¦ fin.
P. ?Cu¨¢les son los grupos sociales o colectivos que se est¨¦n viendo m¨¢s perjudicados por este avance de la tecnolog¨ªa?
R. En general, dentro de esta gobernanza algor¨ªtmica hay sesgos muy fuertes que ya se han detectado pese a las dificultades de acceder al algoritmo. Por ejemplo, con las mujeres, que son menos derivadas a tratamientos de cardiopat¨ªas. Lo que directamente causa muertes. O tambi¨¦n aparecen mucho menos reconocidas en los algoritmos que analizan la relevancia acad¨¦mica o los algoritmos que seleccionan qu¨¦ libros se van a publicar o no tambi¨¦n dejan mucho m¨¢s de lado a las mujeres.
Tambi¨¦n se ha visto en EE UU que a la poblaci¨®n de color se la dirige menos a tratamientos m¨¦dicos cuando tienen exactamente los mismos s¨ªntomas que personas blancas. Y todas estas cuestiones se retroalimentan, y se incorporan a las bases de datos.
P. Como doctora en Filosof¨ªa, ?cree que hay que imponer alg¨²n tipo de l¨ªmite de alguna forma a estas tecnolog¨ªas? ?Se usa la filosof¨ªa para atacar a este tipo de problemas?
R. La filosof¨ªa ahora es tremendamente importante. Parece que la tecnolog¨ªa es a lo que nos dirigimos, que lo importante son las carreras de ciencias. Sin embargo, si solo nos concentramos en el desarrollo tecnol¨®gico, sin cabeza, no podemos anticipar los problemas que se van a producir. Cuando empezaron las redes sociales, por ejemplo, no se sab¨ªa hasta qu¨¦ punto ¨ªbamos a llegar una situaci¨®n en la que estamos hoy en la que muy pocas compa?¨ªas aglutinan much¨ªsimo poder. Ya no solo econ¨®mico, sino en lo que respecta al gobierno de nuestras vidas. La regulaci¨®n es muy dif¨ªcil, porque en Europa se tiende mucho a regular, pero se regulan sistemas tecnol¨®gicos que vienen de otros pa¨ªses, grandes trasnacionales que no se pueden saber exactamente c¨®mo funcionan.
Creo que m¨¢s bien lo que deber¨ªamos hacer es dejar de pagar infraestructura privada para la educaci¨®n p¨²blica, para los datos de sanidad o de seguridad que se encuentran en servidores privados y empezar a invertir en infraestructura p¨²blica. Con toda la cantidad de dinero que se ha destinado a pagar infraestructura privada se podr¨ªa generar una infraestructura p¨²blica de calidad que garantizase la privacidad y la seguridad de los usuarios y que pudiese generar una tecnolog¨ªa p¨²blica que garantizase estos espacios que no existen hoy en d¨ªa para construir ciudadan¨ªa digital. Partir de una infraestructura p¨²blica es por donde se deber¨ªa empezar.
P. ?Se est¨¢ moviendo algo en ese sentido?
R. Hay bastante gente trabajando en ello. Existe un proyecto conjunto con el periodista Ekaitz Cancela y el investigador Aitor Jim¨¦nez, que pretende estudiar la privatizaci¨®n encubierta que se est¨¢ dando a trav¨¦s de estas infraestructuras digitales, cuyo alcance, en realidad, se desconoce. Para ello, hemos creado una herramienta para detectar contratos en el BOE y almacenar datos de qu¨¦ cantidad de dinero, en qu¨¦ sectores y en qu¨¦ zonas se est¨¢ invirtiendo dinero p¨²blico en organizaciones privadas. Para que sirva, al menos, para visualizar la realidad.
P. ?C¨®mo casa todo esto con la iniciativa privada?
R. Pero es que creo que hay cosas que se entiende que deben ser un procom¨²n. Por ejemplo, el aire que se respira o el agua que bebemos. Actualmente, y m¨¢s desde la pandemia, hemos constatado que internet ha de ser uno de esos recursos que han de ser un procom¨²n porque son imprescindibles para garantizar otras cuestiones como la educaci¨®n. Si es algo b¨¢sico para garantizar los derechos de la ciudadan¨ªa, tiene que ser p¨²blico y protegido.
El juego, un producto necesario
Por otro lado, tenemos un proyecto enorme llamado 'Derecho al juego digital', en el que reivindicamos el juego como un producto digital que debe estar contemplado dentro de la lucha para los derechos digitales. Se ha dejado fuera porque se entiende que es ocio y que no es importante, pero, en realidad, est¨¢ configurando en gran medida la realidad que vivimos. Tanto por los datos que se extraen de los videojuegos de los que nadie habla y, por otro, porque son entornos virtuales en los que se dan casos de acoso o discriminaci¨®n y por toda esta parte de los derechos laborales dentro del videojuego.
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