Miedo al despido y aires de cambio en las oficinas de Twitter
Los empleados de la red social viven con incertidumbre la primera semana del anuncio de la compra de su compa?¨ªa por el magnate Elon Musk


Las oficinas de Twitter se han convertido en el escenario del culebr¨®n m¨¢s reciente de Silicon Valley. El lugar viv¨ªa este jueves una tensa calma. El cocinero latino de un restaurante asi¨¢tico en la planta baja asegura que son pocos los empleados que han vuelto, lo que corroboran encargadas de comunicaci¨®n de la compa?¨ªa. Twitter, fundada hace 16 a?os, reabri¨® a finales de marzo, pero el consejero delegado, Parag Agrawal, dio luz verde a todos los trabajadores para teletrabajar. Los aires de cambio inundan la atm¨®sfera, y en las especulaciones sobre los cambios que podr¨ªa introducir Elon Musk como nuevo due?o de la empresa cabe todo. Incluso la mudanza. Dan Ives, un analista en temas de tecnolog¨ªa afincado en Los ?ngeles, no concibe que Musk se lleve lejos la sede de la compa?¨ªa, como hizo con Tesla, a la que traslad¨® a Texas. ¡°San Francisco es una parte central del ADN de Twitter¡±, afirma.
¡°Por el momento, y mientras la compra no se haga efectiva, todo sigue igual¡±, aseveraba esta semana una tweep ¡ªcomo se llaman a s¨ª mismos los trabajadores de Twitter¡ª que prefiere permanecer en el anonimato. Muchos de los empleados de la compa?¨ªa obtienen el 50% o m¨¢s de sus incentivos y compensaciones de las acciones de la empresa. No est¨¢ claro qu¨¦ ocurrir¨¢ cuando Musk re¨²na los 54,20 d¨®lares por t¨ªtulo que ofreci¨® para convertir la plataforma en una empresa privada. Los bancos han aceptado prestarle miles de millones de d¨®lares. Y seg¨²n Bloomberg, el due?o de SpaceX dijo para convencerlos que una vez tome el control habr¨¢ recortes en una plantilla que ahora cuenta con 7.500 trabajadores. Tambi¨¦n ha tuiteado que meter¨¢ la tijera a los sueldos de los directores del consejo para ahorrar costes.

En el aire se respira tambi¨¦n el fin de una ¨¦poca. ¡°Creo que pude haber hecho las cosas mejor y de forma diferente. Pienso mucho en eso¡±, admiti¨® el viernes Parag Agrawal a sus empleados en una reuni¨®n interna seguida por Reuters. El consejero delegado, que lleva pocos meses en el cargo tras tomar el testigo del fundador de la compa?¨ªa, Jack Dorsey, inform¨® a los trabajadores de que habr¨¢ cambios en la direcci¨®n de la firma una vez que Musk se ponga a los mandos, algo que no sorprende si se tiene en cuenta que el milmillonario compar¨® a Agrawal con Stalin en un meme publicado en diciembre pasado. Y parece que una nueva purga se avecina.
Moments fue una de las respuestas de Twitter a la larga estela de desinformaci¨®n que dej¨® la campa?a electoral de Donald Trump en 2016. Unas 15 personas vigilaban esta herramienta en Latinoam¨¦rica para contrarrestar las fake news. El desasosiego marca hoy el ¨¢nimo de todos ellos. ¡°Siempre ha sido nuestra preocupaci¨®n hacer esta plataforma m¨¢s segura, seria y libre de desinformaci¨®n. Ya no estamos seguros de que podamos seguir haci¨¦ndolo¡±, dice una integrante del equipo, que prefiere no revelar su nombre.
Con sus oficinas a medio gas, los empleados han trasladado a la red social el clima de incertidumbre que se respira. ¡°Son tiempos de genuina incomodidad y falta de certezas. Muchos creemos que Twitter va m¨¢s all¨¢ de ser una plataforma tecnol¨®gica: tenemos una responsabilidad con la sociedad. Espero que el nuevo due?o comprenda esto¡±, ha tuiteado el empleado Edward Perez. Este viernes, otro trabajador lanz¨® una pregunta para los ejecutivos: ¡°Honestamente, ?qu¨¦ piensan de la elevada posibilidad de que muchos empleados se queden sin trabajo tras esta operaci¨®n?¡±. La c¨²pula prometi¨® estar atenta al desgaste de los empleados, pero les pidi¨® no filtrar nada a la prensa. Se espera que la transacci¨®n tarde entre tres y seis meses en estar lista.
El encaje de Elon Musk, un visionario que arrastra una leyenda negra, en una empresa de perfil progresista, es otra de las inc¨®gnitas. Cuando Tesla luchaba con los problemas de producci¨®n de su modelo 3, Musk durmi¨® en la planta todos los d¨ªas de la semana hasta que se alcanz¨® el objetivo de fabricaci¨®n de veh¨ªculos el¨¦ctricos. De ese periodo trascendieron explosivos despidos a trabajadores que no le aguantaban el ritmo. En California, el estilo de liderazgo en algunas plantas de sus empresas ha acabado en los tribunales por demandas de acoso y discriminaci¨®n. Estas formas contrastan con los modos m¨¢s relajados de la tecnol¨®gica de San Francisco. Jack Dorsey estuvo cerca de ser sacrificado por el consejo hace a?os porque le gustaba salir a las seis de la tarde para ir a clases de dibujo, yoga o dise?o de moda. Dorsey, no obstante, ha sido uno de los promotores de la llegada de Musk.
Esta semana tambi¨¦n ha dejado un pulso por venir. El ej¨¦rcito de simpatizantes de Musk, parte de los cuales se mueve ideol¨®gicamente en el espectro m¨¢s radical de la derecha, critic¨® con dureza a Vijaya Gadde, una de las abogadas responsables de las pol¨ªticas de moderaci¨®n y lucha contra el acoso. La avalancha fue provocada por otro meme lanzado por Musk, este de un debate en el podcast del pol¨¦mico Joe Rogan entre Gadde y un YouTuber de extrema derecha, quien argumenta que la plataforma no es neutral y se inclina hacia la izquierda. ¡°Estoy sorprendida de que la gente haya atacado a dos de nuestras ejecutivas m¨¢s prominentes¡±, dijo el martes Lara Cohen, encargada del programa Partners de Twitter. Dos d¨ªas despu¨¦s, la empleada lanz¨® un grito de guerra: ¡°Los empleados de Twitter somos resistentes y m¨¢s fuertes de lo que piensan. Aqu¨ª seguimos¡±.
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